Contra la disoluci¨®n del Ballet de Zaragoza
El Gobierno PSOE-CHA del Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido cerrar el Ballet de Zaragoza. El ¨²nico ballet municipal existente en Espa?a. Una compa?¨ªa profesional que ha sabido, a lo largo de sus m¨¢s de veinte a?os de existencia, ofrecernos m¨²ltiples muestras de su buen hacer. Todo un proyecto cultural de Zaragoza, lo que deb¨ªa ser un verdadero emblema de la ciudad y de Arag¨®n.
Para todos los miembros del ballet y para todos los interesados por la cultura y este valioso arte, esta decisi¨®n tomada de forma inesperada y unilateralmente supone, en primer lugar, una sorpresa de muy mal gusto. En segundo lugar, una aut¨¦ntica incoherencia por parte de un gobierno municipal que se dice progresista y defensor de la cultura, y que ahora se parapeta en cuestiones de rentabilidad econ¨®mica para justificar lo injustificable. Y m¨¢s cuando se intenta construir la Zaragoza del futuro, de cara a la pr¨®xima Exposici¨®n Internacional de 2008. En tercer y ¨²ltimo lugar, supone un aut¨¦ntico desprecio a una labor magn¨ªfica y a un p¨²blico asiduo, que no ha dejado de llenar teatros cada vez que esta compa?¨ªa ha estrenado sus nuevos proyectos, desde la danza cl¨¢sica que pod¨ªan representar obras como Giselle o El Cascanueces hasta coreograf¨ªas m¨¢s rompedoras y actuales.
Se nos propone una alternativa: la creaci¨®n de una compa?¨ªa privada, liderada por Miguel ?ngel Berna, con subvenci¨®n p¨²blica. Y, poniendo fin a este proyecto de a?os y resultado de una suma inmensa de talentos y propuestas, se nos propone una compa?¨ªa que representar¨¢ danza espa?ola y fusional. Algo en todo caso complementario, pero que nunca podr¨ªa sustituir la rica oferta que el Ballet de Zaragoza hasta ahora nos ha propuesto. Lo uno no sirve para barrer de en medio un proyecto del que los zaragozanos y aragoneses (escribe estas l¨ªneas un estudiante turolense) nos sentimos orgullosos.
Algo que parecen no entender, o¨ªr, ni mucho menos compartir nuestros gobernantes, m¨¢s interesados en crear una Zaragoza de las infraestructuras, pero v¨ªctima, al menos en la actualidad, de una sequ¨ªa cultural creciente y de visos preocupantes. Muchos nos sentimos traicionados.
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