El 'santo' Mourinho
El portugu¨¦s, en medio de su pol¨¦mica con la UEFA, viaja a Jerusal¨¦n "en misi¨®n de paz"
Un ultraortodoxo jud¨ªo, que se dispon¨ªa a rezar ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusal¨¦n, no pudo contener su curiosidad al ver tanto revuelo causado por una sola persona. Se acerc¨® y pregunt¨®: "?Qu¨¦ pa¨ªs preside este hombre?, ?Qu¨¦ l¨ªder ha venido a vernos esta vez?". Cuando se le inform¨® que no era ning¨²n jefe de Estado sino simplemente un joven entrenador de f¨²tbol, se ri¨® y volvi¨® a sus rezos. Jos¨¦ Mourinho, el t¨¦cnico portugu¨¦s del Chelsea, constat¨® su enorme popularidad en cada metro del casco antiguo de Jerusal¨¦n.
Mourinho se encuentra en Israel, invitado por el Centro Peres de la Paz, para participar en un proyecto que re¨²ne a j¨®venes jugadores israel¨ªes y palestinos. Este organismo, fundado por el actual viceprimer ministro israel¨ª, el laborista Sim¨®n Peres, le eligi¨® para presidir el llamado "Hermanamiento de paz de las escuelas de f¨²tbol". Una iniciativa, que con el pretexto del deporte rey, consigue lo que aqu¨ª todav¨ªa es considerado una misi¨®n casi imposible: la convivencia y uni¨®n de 800 ni?os israel¨ªes y palestinos que, alrededor del bal¨®n, intensifican lazos de amistad.
Un grupo de soldados israel¨ªes abord¨® al t¨¦cnico pidi¨¦ndole entradas para la 'Champions'
El entrenador portugu¨¦s, siempre acompa?ado de dos fornidos guardaespaldas, salud¨® a los ni?os que no cesaban de pedir aut¨®grafos en hebreo, ¨¢rabe e ingl¨¦s. Peres hizo un hueco en su apretada agenda pol¨ªtica y se acerc¨® al estadio de Ramat Gan para saludarle y agradecer su visita. Mourinho le respondi¨® de forma tajante: "No, usted no tiene que darme las gracias. Todo lo contrario, yo le tengo que dar las gracias por dejarme participar en este proyecto tan especial". Seg¨²n el entrenador luso, "los verdaderos h¨¦roes no son los que juegan al f¨²tbol sino los que luchan por la paz".
Pero, pese a los kil¨®metros de distancia, Mourinho no pudo evitar la aureola de la pol¨¦mica que le ha convertido, quiz¨¢s por meritos propios, en el centro del debate futbol¨ªstico europeo. Ante las continuas preguntas sobre el expediente abierto por la UEFA por su actuaci¨®n en la eliminatoria de la Liga de Campeones contra el Barcelona, Mourinho, esta vez, tir¨® balones fuera: "No estamos aqu¨ª para hablar de estos temas. He venido aqu¨ª en mensaje de paz y con la esperanza de que mi presencia pueda ayudar al acercamiento y di¨¢logo entre pueblos". Resaltar que cada paso del luso era seguido ayer por las principales cadenas de televisi¨®n brit¨¢nicas, alemanas, portuguesas e israel¨ªes.
Mourinho, antes de asistir a un mini torneo infantil y jugar un partido amistoso, aprovech¨® la ma?ana de ayer para visitar los lugares santos de Jerusal¨¦n. El portugu¨¦s, un cat¨®lico practicante, se emocion¨® al hacer el itinerario que se supone recorri¨® Jesucristo por la V¨ªa Dolorosa hasta el lugar de su Crucifixi¨®n, en el Santo Sepulcro.
La fecha elegida no pod¨ªa ser mejor, Domingo de Pascua, que provoc¨® la llegada de miles de peregrinos a la Ciudad Santa. Recorri¨® las estrechas calles del zoco ¨¢rabe de Jerusal¨¦n, coloc¨® -como establece la tradici¨®n del lugar-, un papelito, en el Muro de las Lamentaciones. ?Qu¨¦ deseo iba escrito en ese peque?o papel? Un secreto que no quiso desvelar.
En una de las callejuelas, presenci¨® un grupo nutrido de soldados israel¨ªes. En menos de un minuto, los militares estaban ya coreando su nombre y pidiendo entradas para el partido de la Liga de Campeones contra el Bayern de M¨²nich. Un argentino no dud¨® en abordarle. "Ch¨¦, yo soy aficionado del Boca y quer¨ªa que el Chelsea ganara al Bar?a ya que no me gusta que desprecien a mi jugador preferido, Riquelme. Se lo tienen merecido. Ojal¨¢ gan¨¦is la Copa", le dijo ante la at¨®nita mirada de Mourinho, soltando una media sonrisa, tan marca de la casa.
Al pregunt¨¢rsele sobre Barcelona, sonri¨® recordando con cari?o su pasado cul¨¦ y eso s¨ª obviando el tenso enfrentamiento de la Champions. Y es que en Tierra Santa, el pol¨¦mico entrenador, protagonista de peque?as y grandes batallas futbol¨ªsticas, se convirti¨® en todo un embajador de la paz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.