Luz sobre un ministro del XVIII
La National Portrait Gallery, de Londres, siempre produce un cierto desasosiego a los historiadores espa?oles que la visitan, conscientes como son de la escasez de testimonios gr¨¢ficos sobre muchos de los grandes personajes de su pasado, incluso de aquellos que contribuyeron al mantenimiento de la Espa?a imperial durante la Edad Moderna. Y los mismos historiadores saben tambi¨¦n de la id¨¦ntica parquedad que aqueja al repertorio biogr¨¢fico disponible para dicha ¨¦poca, que apenas si alcanza para dise?ar algunos retratos de los principales protagonistas, mientras el resto de las figuras se difuminan a su alrededor.
En tiempos muy recientes, esta ¨²ltima carencia ha venido a quedar paliada por la labor de algunos equipos que se esfuerzan en reconstruir las biograf¨ªas esenciales de los personajes de mayor significaci¨®n (como es el caso de la empresa que acaba de abordar la Real Academia de la Historia) e incluso de los cargos de la Administraci¨®n, como es el caso del grupo formado en la Casa de Vel¨¢zquez a partir de una iniciativa del prestigioso hispanista Didier Ozanam y que hoy ha adquirido una enorme envergadura.
A LA SOMBRA DE FELIPE V. Jos¨¦ de Grimaldo, ministro responsable (1703-1726)
Concepci¨®n de Castro
Marcial Pons. Madrid, 2004
394 p¨¢ginas. 28 euros
En esta l¨ªnea de recuperaci¨®n de la vida y la obra de pol¨ªticos, cuya relevancia hac¨ªa incomprensible su olvido por parte de los bi¨®grafos, se inscribe el libro de Concepci¨®n de Castro, conocida profesora e investigadora de la Universidad Complutense. Su libro saca de la sombra a Jos¨¦ de Grimaldo, un personaje que desempe?¨® destacadas funciones en el momento de acometerse el proceso de cambio pol¨ªtico que tuvo lugar durante los primeros a?os del reinado de Felipe V, a cuyo servicio se mantuvo entre 1703 y 1726, primero como oficial de la secretar¨ªa del marqu¨¦s de Canales, desde 1705 como secretario de Guerra y Hacienda y, por ¨²ltimo, tras los decisivos nombramientos ministeriales de 1714, como primer secretario de Estado.
Durante esas dos d¨¦cadas largas, De Grimaldo puso a contribuci¨®n del proyecto reformista de Felipe V su experiencia de muchos a?os en la Administraci¨®n, su capacidad para organizar a su alrededor un equipo de trabajo, su talante conciliador para colaborar con el equipo franc¨¦s que estuvo al frente de los negocios espa?oles durante la guerra de Sucesi¨®n (Jean-Baptiste Orry, Michel-Jean Amelot y la princesa de los Ursinos) y su inconmovible lealtad al rey.
Durante esos a?os cruciales,
De Grimaldo colabor¨® en la puesta en pr¨¢ctica de medidas tales como la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito permanente, la modernizaci¨®n de la Tesorer¨ªa, la concentraci¨®n de los arrendamientos de las rentas provinciales, el paso a la administraci¨®n directa de las rentas generales, la nueva planta de los consejos heredados de la ¨¦poca anterior (aunque sus aspectos m¨¢s radicales fueran abolidos tras el fin de la guerra) y, por encima de todo, la implantaci¨®n del sistema de secretar¨ªas de Estado como pieza clave del tr¨¢nsito del r¨¦gimen polisinodial de los Austrias al moderno sistema de reparto de responsabilidades entre varios departamentos ministeriales. En suma, la mera enumeraci¨®n de las medidas adoptadas en un periodo particularmente denso de la historia de Espa?a permite hacerse una idea de la importancia que tiene para los especialistas una monograf¨ªa tan rigurosa sobre una figura tan notable. A partir de ahora podemos decir que conocemos bien a don Jos¨¦ de Grimaldo, por m¨¢s que la autora, como ilustraci¨®n gr¨¢fica (y de acuerdo con lo apuntado al principio), s¨®lo nos haya podido aportar su firma a falta de su retrato.
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