El declive de Pasaia
La localidad guipuzcoana es un territorio sumido en una profunda degradaci¨®n social y urbana. Sus vecinos,hartos de promesas, claman a las instituciones para que transformen las ruinas industriales en zonas verdes
Todo es susceptible de empeorar, salvo Pasaia. Aqu¨ª no cabe mayor degradaci¨®n social y urbana. Es el lamento desgarrador de unos vecinos que conocieron a?os de prosperidad econ¨®mica y padecen hoy el terrible retroceso que les ha conducido a la crisis. Son las gentes que, a pie de calle, se rebelan contra el abandono institucional y el constante incumplimiento de las promesas electorales. Este pueblo, antes buque insignia de la actividad pesquera, que ha llorado tantos naufragios, se resiste a su propio hundimiento. Jos¨¦ Ignacio Elortegi, Teresa Ezkurra, Josetxo Dom¨ªnguez, Cristina Gago, I?igo Arana y Edurne Zurutuza son la voz de las agrupaciones vecinales de Pasaia y aseguran que ser¨¢n los ¨²ltimos en abandonar el barco.
Todas las ma?anas limpian el holl¨ªn de sus balcones y se protegen del ruido y la poluci¨®n
Un vecino recuerda a Ibarretxe su promesa de darle la vuelta a Pasaia como a un calcet¨ªn
"Pasaia es un claro ejemplo de involuci¨®n. El grado de deterioro es impresionante". Los vecinos se lamentan del continuo descenso y envejecimiento de la poblaci¨®n, la falta de equipamientos culturales y deportivos, la mala accesibilidad, la ausencia de viviendas para los j¨®venes, la elevada tasa de parados, la escasez de espacios para el peat¨®n y los serios problemas en el medio ambiente. Vista desde el cielo, Pasaia atrae por su privilegiada ubicaci¨®n entre dos montes (Jaizkibel y Ul¨ªa), al cobijo de un puerto natural y a un paso de San Sebasti¨¢n y Hondarribia.
A ras de suelo, es otra cosa muy distinta. Quienes hoy residen en los cuatro distritos de Pasaia -Antxo, San Juan, San Pedro y Trintxerpe- tienen que convivir con la decadencia de las ruinas industriales, la chatarra que va y viene, el ruido, los malos olores, la poluci¨®n y el hacinamiento urban¨ªstico. As¨ª ocurre que es el municipio con la renta per c¨¢pita m¨¢s baja de Guip¨²zcoa. Para mayor desgracia de sus habitantes, ni siquiera conocen d¨®nde empiezan y terminan sus l¨ªmites geogr¨¢ficos desde que hace 200 a?os San Pedro se desanexion¨® de San Sebasti¨¢n.
Ahora se pretenden reparar las consecuencias nefastas de un declive que comenz¨® en los a?os 70 y 80 del siglo pasado. "Estamos acostumbrados a que todos los pol¨ªticos se paseen por la bah¨ªa y nos prometan lo mejor, pero a la hora de la verdad los responsables p¨²blicos s¨®lo vienen a sacarse la foto", afirma Ezkurra, de la asociaci¨®n Bonantza de San Juan. Dom¨ªnguez, de la plataforma Trintxerpe XXI, recuerda que Ibarretxe, cuando tom¨® posesi¨®n como lehendakari, se comprometi¨® a aplicar la "discriminaci¨®n positiva con Pasaia y los municipios de la margen izquierda" del Nervi¨®n, tanto o m¨¢s castigados por el deterioro econ¨®mico y social. "Dijo que iba a dar la vuelta al calcet¨ªn", rememora. Las mismas promesas han llovido desde los Gobiernos central y vasco, la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa y del Ayuntamiento.
Pasan los a?os y todo sigue igual. La regeneraci¨®n de este entorno nunca llega: "Como la responsabilidad est¨¢ repartida entre pol¨ªticos de diferente signo, no hacen m¨¢s que ponerse zancadillas unos a otros. No tienen una voluntad real de solucionar los problemas", sostiene Arana, de la Asociaci¨®n de Vecinos Antxo. Zurutuza, del mismo colectivo, va m¨¢s all¨¢: "?Y qui¨¦nes pagamos la incapacidad de los pol¨ªticos? La gente del pueblo".
Los vecinos creyeron ver la luz al final del t¨²nel cuando la Uni¨®n Europea aprob¨® a finales de 2001 la concesi¨®n de 20,6 millones de euros para mejorar la fisonom¨ªa urbana de la bah¨ªa pasaitarra. Los fondos del Plan Urban europeo iban a ser el inicio de la recuperaci¨®n, el trampol¨ªn hacia la regeneraci¨®n urbana. Iban a desaparecer pabellones ruinosos, rehabilitarse fachadas, y se dibujaron sobre un plano un edificio para albergar un Museo Naval y otro para crear el Espacio Paco Rabanne, un proyecto que ha aceptado encantado el propio prestigioso dise?ador nacido en esta localidad. Todo est¨¢ en el aire.
Han pasado cuatro a?os desde la loter¨ªa del Urban. En este periodo, Pasaia s¨®lo ha podido gastar el 30% (6,21 millones) de las ayudas de Bruselas y corre el peligro de perderlas si no culmina los proyectos aprobados antes de 2008. El retraso que acumulan ¨¦stos deriva, en gran medida, de los obst¨¢culos que est¨¢ colocando la Autoridad del Puerto de Pasajes, propietario de los terrenos donde se tiene que obrar la transformaci¨®n urban¨ªstica, coinciden los vecinos.
"Hay soluci¨®n"
"Los responsables del puerto", advierte Elortegi, de la asociaci¨®n vecinal de San Pedro, "han condicionado cualquier actuaci¨®n de mejora en el pueblo a la construcci¨®n de un puerto exterior. Esto es un chantaje". La regeneraci¨®n urbana, agrega, es m¨¢s urgente que la futura d¨¢rsena exterior. ?Por qu¨¦ tienen que ligar las mejoras sociales y urbanas a una obra que en el mejor de los casos no estar¨¢ terminada antes de 2010? En los ¨²ltimos meses, observan que el puerto est¨¢ tratando de hacer m¨¢s molesta su actividad para los ciudadanos, con el fin de que "nos hartemos del puerto y acabemos aceptando el puerto exterior", apuntan Ezkurra y Gago, de Bonantza.
Todas las ma?anas tienen que limpiar el holl¨ªn que se acumula en los balcones; cierran las ventanas para protegerse del ruido que producen las continuas descargas de chatarra y materiales sider¨²rgicos, y de la contaminaci¨®n que expulsan las chimeneas de la central t¨¦rmica que gestiona Iberdrola en el t¨¦rmino de San Juan. Esta factor¨ªa, que se nutre de las miles de toneladas de carb¨®n que le llegan en barco, genera el 7,4% de las dioxinas y furanos de toda Europa.
Ahora se quejan, como atestigua Gago, de que la direcci¨®n del puerto quiere construir una gasolinera a 50 metros de un parque y a 100 de un pol¨ªgono de casas de San Juan, la cara m¨¢s amable de Pasaia, all¨ª donde verane¨® Victor Hugo en el verano de 1843.
Aseguran que el puerto es "el elemento disgregador del pueblo", "una hipoteca" para la reconversi¨®n, "un agente contaminador" y "un poder f¨¢ctico contra el que nadie se atreve a hacer nada". Las asociaciones vecinales no se han pronunciado a favor ni en contra de la construcci¨®n de un puerto exterior en las faldas del Jaizkibel. S¨®lo se oponen a que la regeneraci¨®n urbana est¨¦ supeditada a su ejecuci¨®n, como pretende la autoridad portuaria, cuyo macroproyecto portuario cuenta con el apoyo del PNV en la Diputaci¨®n y el Gobierno vasco.
Un estudio realizado por el Instituto Juan Herrera de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid cuestiona la necesidad del puerto exterior porque el crecimiento del tr¨¢fico de mercanc¨ªas previsto con esta infraestructura no justifica la inversi¨®n (725 millones) y provoca un gran impacto ecol¨®gico.
Frente a la actitud "amenazante y provocadora" del puerto (sin puerto exterior no hay regeneraci¨®n), los vecinos echan en falta la "capacidad de reacci¨®n y de liderazgo" de su Ayuntamiento. Aseguran que 13 de los 17 concejales no viven en Pasaia: "As¨ª no se puede estar encima de los problemas", afirma Dom¨ªnguez. Por eso, proponen que se d¨¦ cauce a las propuestas de la calle y se apueste "de verdad" por la participaci¨®n ciudadana. "Los pasaitarras queremos despertar ya de nuestro letargo. Con el esfuerzo de todos, Pasaia tiene soluci¨®n", afirman estas asociaciones. Proponen que "toda la ciudadan¨ªa y su Ayuntamiento (gobernado en coalici¨®n por el PSE e IU) se erijan en el motor de la regeneraci¨®n de la bah¨ªa" y reclaman a la Diputaci¨®n, "al gobierno de todos los guipuzcoanos", que "asuma su responsabilidad con el pueblo e invierta en mejoras sociales y urbanas, en justa contraprestaci¨®n al esfuerzo que ha hecho Pasaia durante la historia reciente".
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