Llegan a Roma los hombres que elegir¨¢n al nuevo Papa
Cardenales de todo el mundo, de forma discreta pero masiva, se movilizan para asistir al pr¨®ximo c¨®nclave en la sede del Vaticano
Discreta pero masivamente, los cardenales que elegir¨¢n al futuro Pont¨ªfice de la Iglesia cat¨®lica, van llegado a Roma, mientras Juan Pablo II agoniza en sus apartamentos del Palacio Apost¨®lico. Lo inminente del desenlace moviliz¨® a los cardenales electores (los que a¨²n no han cumplido los 80 a?os de edad), que han comenzado a acudir a Roma, sin esperar siquiera el anuncio preceptivo de la muerte de Karol Wojtyla que dar¨ªa paso a una situaci¨®n de Sede Vacante. Son 117 purpurados (m¨¢s un cardenal in pectore del que se desconoce la identidad), procedentes de 52 pa¨ªses. Uno de ellos heredar¨¢ la tiara del papa polaco que ha reinado en la Iglesia cat¨®lica m¨¢s de 26 a?os.
Nunca, en la historia milenaria de la Iglesia, un c¨®nclave como el que se avecina, hab¨ªa sido objeto de tantas y tan prolongadas c¨¢balas, debido a las numerosas alarmas que ha provocado la fr¨¢gil salud del papa Wojtyla, especialmente en los ¨²ltimos diez a?os. Sus frecuentes ingresos en el Policl¨ªnico Gemelli, su deterioro f¨ªsico palpable, han propiciado un clima de prec¨®nclave en Roma, que dura desde hace, al menos, seis a?os. Quiz¨¢s por eso, la mayor¨ªa de los cardenales electores que residen fuera de Italia ten¨ªan ya un billete de avi¨®n reservado, y un apartamento esper¨¢ndoles en cualquiera de las innumerables residencias religiosas nacionales en torno a la colina del Vaticano.
Empieza ya a notarse una agitaci¨®n especial entre las altas jerarqu¨ªas religiosas
La apuesta por un Papa italiano se alza con fuerza en estas horas de espera
Despu¨¦s de que el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, anuncie al mundo el fallecimiento de Juan Pablo II, comenzar¨¢n las reuniones -Congregaciones generales- en cierto modo informales, de cardenales para tratar sobre las honras f¨²nebres del Papa, la situaci¨®n de la Iglesia y, probablemente, para atar los ¨²ltimos cabos de las alianzas a medio tejer para lograr el triunfo de un determinado purpurado frente a otro. En los primeros encuentros de cardenales podr¨¢n intervenir los purpurados no electores (en estos momentos el total se aproxima a los 200), que deber¨¢n retirarse apenas comience el c¨®nclave.
Las r¨ªgidas normas que gobiernan la elecci¨®n de un nuevo papa no prev¨¦n que los cardenales se presenten en el Vaticano antes de que sea oficial la muerte del Pont¨ªfice, pero el mundo global es otra cosa, y a ninguno de estos 117 purpurados ignora las desesperadas condiciones de Juan Pablo II. En Roma empieza ya a notarse una agitaci¨®n especial entre las altas jerarqu¨ªas religiosas. Y no s¨®lo en la Ciudad Eterna. A lo largo de la tarde de ayer se celebraron numerosas misas en toda Italia, para pedir por el Papa que sufre. Fue una ocasi¨®n de oro para muchos de los purpurados favoritos y algunos de los grandes electores que se perfilan ya como figuras esenciales en el c¨®nclave que se avecina. El arzobispo de Mil¨¢n, Dionigi Tettamanzi, reuni¨® a 5.000 fieles en una misa solemne, en su sede, y en la bas¨ªlica romana de San Juan de Letr¨¢n, la hist¨®rica sede de los papas, el cardenal Ruini celebr¨® algo muy parecido a un funeral por el alma de Karol Wojtyla al que no faltaron ni el presidente de la Rep¨²blica ni el jefe del Ejecutivo, Silvio Berlusconi. Tambi¨¦n se abre camino el nombre del arzobispo de Viena, Christoph Schoenborn, un arist¨®crata que se ha apuntado un tanto al ser el primero en anunciar, el jueves desde Roma, que el Papa se dispon¨ªa a entregar su alma.
Con todo, los italianos se presentan como el partido m¨¢s s¨®lido en estas horas de angustia en las que ya casi todo el mundo da por difunto a Wojtyla. S¨®lo Estados Unidos, con 11 purpurados est¨¢ en situaci¨®n de competir en n¨²mero con los cardenales de casa, que son una veintena. Toda una demostraci¨®n de que, tras los primeros intentos de renovaci¨®n de la Curia y de la Iglesia, el Papa polaco opt¨® por abandonar el tema y estrechar una alianza con el poder italiano, evitando as¨ª un agotamiento innecesario a la vista de las grandes misiones pastorales que se hab¨ªa propuesto acometer. Este cambio de br¨²jula significa que Juan Pablo II ha mantenido escrupulosamente la fuerte prevalencia italiana en esta corte suprema vaticana, preservando la proporci¨®n de cardenales italianos y, por supuesto, la de altos cargos italianos en la Curia, hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su vida.
Despu¨¦s de todo, el cuartel general de la Iglesia, que en medio del dolor por la agon¨ªa del Papa, se percib¨ªa ayer exultante en su hora cumbre, es un entramado radicado en Roma e italiano por historia y por definici¨®n. Eso explica que en estos momentos, la apuesta por un Papa italiano se est¨¦ alzando ya con fuerza abrumadora. Mientras el vicario de Roma, cardenal Camilo Ruini, a los 74 a?os, uno de los posibles sucesores de Wojtyla, se enfrenta a los ataques de los cat¨®licos de izquierda, que le acusan de excesiva complacencia con el Gobierno de centro-derecha, se eval¨²an las posibilidades de Tettamanzi, de 71 a?os, grueso y poco agraciado, en el que muchos quieren ver una especie de reencarnaci¨®n de Juan XXIII. Pero, ah¨ª est¨¢ el Patriarca de Venecia, Angelo Scola, entre los nombres que m¨¢s se citan, pese a estar lastrado por su pertenencia al movimiento Comuni¨®n y Liberaci¨®n, y nadie se olvida tampoco del eterno aspirante, el ex arzobispo de Mil¨¢n, el piamont¨¦s, Carlo Maria Mart¨ªni, de 78 a?os, convertido en un icono del sector progresista, como el decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, lo es del sector conservador.
La apuesta por un nombre italiano como sucesor de Juan Pablo II es tan fuerte que los nombres de cardenales de otras latitudes que se citan entre los papables m¨¢s parecen, a veces, un mero compromiso con el car¨¢cter universal de la Iglesia Cat¨®lica. En esa lista figura desde hace a?os el hondure?o y salesiano Oscar Maria Rodr¨ªguez Maradiaga; el mexicano, Rivera Carrera; el argentino Jos¨¦ Maria Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires; y Claudio Humes, de Sao Paolo, en Brasil. En el mismo apartado internacional figuran los indios, Ivan Dias y Telesphore Toppo.
Sea cual sea la elecci¨®n (en la que participar¨¢n seis cardenales espa?oles), las decisiones principales estar¨¢n en manos de algunos grandes electores, caso del cardenal Angelo Sodano, de 78 a?os, que conoce el entramado de la Curia como la palma de la mano. Existe la posibilidad nada remota de que el cardenal in pectore, el que har¨ªa el n¨²mero 118, y cuya identidad no ha sido revelada por expreso deseo del Pont¨ªfice, sea su secretario y fiel consejero, el arzobispo Stanislaw Dziwisz. Un papel fundamental tendr¨¢n tambi¨¦n las conferencias episcopales alemana, estadounidense, francesa e italiana, que har¨¢n otro ejercicio de equilibrio en la elecci¨®n del nuevo Papa, para mantener en pie la gigantesca y fr¨¢gil nave de la Iglesia.
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