Argentina levanta la cabeza
Cuando el pasado 1 de marzo el presidente argentino, N¨¦stor Kirchner, declar¨® satisfecho "hemos salido de la suspensi¨®n de pagos de la deuda externa" pon¨ªa fin a la operaci¨®n econ¨®mica m¨¢s arriesgada llevada nunca por el pa¨ªs, no s¨®lo por el tama?o, sino, sobre todo, por su significado. Argentina, un pa¨ªs a la deriva econ¨®mica, pol¨ªtica y social en diciembre de 2001 -en una sola semana tuvo cinco presidentes-, hab¨ªa roto con el Fondo Monetario Internacional y forzado una negociaci¨®n con sus acreedores a pesar de las cr¨ªticas y los pron¨®sticos de fracaso. La operaci¨®n fue un ¨¦xito enarbolado por unas autoridades subidas a lomos de la recuperaci¨®n econ¨®mica a pesar de la existencia de importantes sombras en el horizonte que dejan en la inc¨®gnita el futuro del pa¨ªs. Pero m¨¢s all¨¢ de los n¨²meros hay un algo intangible que se va extendiendo por la sociedad argentina y queda reflejado a diario en m¨²ltiples aspectos de la vida cotidiana, desde la participaci¨®n masiva en las diversas celebraciones populares a las publicidades de radio y televisi¨®n donde se muestran a grupos de personas sonrientes con lemas como "salimos", pasando por una abrumadora participaci¨®n popular en los debates que casi a diario se celebran en los medios de comunicaci¨®n. Y es que, aunque todav¨ªa pocos se atrevan a las celebraciones estridentes, Argentina comienza a levantar la cabeza.
Los indicadores econ¨®micos son buenos; la bonanza ha comenzado a notarse, por ahora, en las clases medias
"Hace tres a?os tocamos fondo. Nadie sab¨ªa lo que iba a pasar. Ahora estamos remontando y eso genera mayor optimismo. Las publicidades en la televisi¨®n tienen ese signo. En los centros comerciales el turismo que se ve es impresionante. En mi sector se vuelven a comprar telas en el exterior y volvemos a salir para inspirarnos", apunta Jazm¨ªn Chebar, una dise?adora que fabrica su propia l¨ªnea de moda. Para Chebar, las cuentas est¨¢n claras: hace tres a?os fabricaba unas 10.000 prendas al a?o. El a?o pasado produjo 200.000.
No es el ¨²nico ejemplo. Juan Jos¨¦ Campanella, director, entre otras pel¨ªculas, de El hijo de la novia y Luna de Avellaneda, asegura que en la industria del cine se est¨¢ produciendo tal volumen de trabajo que hay escasez de mano de obra, lo que ha repercutido en el aumento de los salarios y unas posibilidades para los j¨®venes inimaginables hace poco tiempo. "En la industria del cine hay hasta demasiado trabajo. Casi m¨¢s que gente".
En su mismo ramo trabaja V¨ªctor Bo, actor e hijo y padre de cineastas y copropietario con su hijo Armando de una productora que rueda 10 anuncios para televisi¨®n al mes. Hace dos a?os apenas llegaban a dos. "La gente est¨¢ m¨¢s tranquila, m¨¢s optimista, y se la ve menos enojada. Los cines, los teatros, los restaurantes est¨¢n llenos. Argentina est¨¢ creciendo. A¨²n hay muchos problemas y demagogia barata, pero est¨¢ creciendo".
Blanco y negro
Como en un tablero de ajedrez, lo negro y lo blanco se entremezclan en la Argentina de hoy, y depende de c¨®mo se mire, el futuro es de un color o de otro. Las pasadas vacaciones de Semana Santa se han registrado las mejores cifras de turismo -en su mayor¨ªa interior- de los ¨²ltimos cuatro a?os. En Mar del Plata, localidad situada en la provincia de Buenos Aires, el n¨²mero de visitantes ha aumentado en un 16% respecto al a?o pasado, superando los pron¨®sticos m¨¢s optimistas. Los vuelos iban completos y en las autopistas se produjeron importantes atascos por la gran afluencia de personas que quer¨ªan marcharse de vacaciones. Al mismo tiempo, al anochecer, las calles de Buenos Aires se pueblan de miles de personas que abren las bolsas de basura arrojadas sobre las aceras rebuscando cualquier cosa que pueda ser de utilidad antes de que pasen los camiones de recogida.
Muchas de estas personas viven en las llamadas villas miseria, poblados de chabolas situados en diversos puntos de la megaurbe y sus arrabales que, lejos de disminuir con el tiempo por el desarrollo, han visto expandido su tama?o. En alg¨²n caso s¨®lo las v¨ªas del tren separan las infraviviendas de algunos de los barrios m¨¢s lujosos de la capital argentina.
Otro ejemplo: el pasado martes el presidente George Bush estuvo charlando 20 minutos con Kirchner al tel¨¦fono para felicitarle por la recuperaci¨®n del pa¨ªs; pocas horas antes, el Ejecutivo hab¨ªa ordenado investigar a los bancos que operan en el sistema local por una gigantesca evasi¨®n de impuestos.
"Ya nadie se acuerda de que hace tres a?os reinaba el pesimismo. La gente est¨¢ entusiasmada asumiendo proyectos. Por mi profesi¨®n me relaciono con un gran n¨²mero de personas, desde hombres de negocios a artistas, y hay un gran movimiento", apunta Alan Faena, promotor de viviendas en Puerto Madero, una de las zonas m¨¢s exclusivas de Buenos Aires y due?o de un hotel dise?ado por el arquitecto Phillip Starck. Faena posee unos 250.000 metros cuadrados en la zona, cuyo dise?o ha encargado a Norman Foster, y asegura que se est¨¢n vendiendo ahora m¨¢s viviendas que antes de la devaluaci¨®n del peso acaecida en 2002. En dos a?os, Faena ha triplicado el volumen de su negocio y ha tenido que contratar a m¨¢s de 1.200 personas, aunque considera que hay que ser prudentes. "Pienso que el caso argentino va a ser algo para examinar con detenimiento en el futuro. Va a haber un antes y un despu¨¦s de Argentina en las crisis en el mundo".
El nuevo ambiente de optimismo viene vacunado por lo ocurrido hace tres a?os. En las calles del centro de la capital argentina todav¨ªa es posible ver enormes planchas de acero que tapan los cristales de las entidades bancarias. La mayor¨ªa de las planchas presentan abolladuras a media altura. Fueron producidas por los golpes propinados por los ciudadanos con sus propias manos o con cubiertos y cacerolas.
Personas en su inmensa mayor¨ªa de clase media que vieron c¨®mo de un d¨ªa para otro sus ahorros quedaban cautivos en las cuentas corrientes, y c¨®mo, por decreto, perd¨ªan un tercio de los ahorros. El tremendo desenga?o que supuso el fin de la ¨¦poca dorada de los noventa -los tiempos calificados de "champ¨¢n y pizza"- ha dejado una profunda huella en los argentinos, y esto afecta incluso a la relaci¨®n que mantienen respecto a su propio pa¨ªs.
S¨ªmbolos omnipresentes
En una naci¨®n donde la bandera est¨¢ presente pr¨¢cticamente en todas partes, desde empresas privadas a taxis o autobuses, y donde se canta el himno nacional en todos los colegios p¨²blicos y privados, la peor de las descalificaciones es llamarle a alguien "antiargentino". Se usa como argumento definitivo en m¨²ltiples discusiones, y no s¨®lo pol¨ªticas. Por ejemplo, la semana pasada, en un programa del coraz¨®n en televisi¨®n, el novio de una vedete a la que se relacionaba con la prostituci¨®n atizaba el martillo del "antiargentinismo" contra los periodistas que participaban en la tertulia. Tal vez por el abuso, cada vez son m¨¢s las voces que se alzan en el pa¨ªs contra el patriotismo "de campo de f¨²tbol".
"Argentina siempre ha sido nacionalista, pero tiene que aplicar ese amor al pa¨ªs en cosas como pagar impuestos o respetar al que est¨¢ al lado. No vale con gritar '?Argentina!' en una cancha de f¨²tbol", opina V¨ªctor Bo. "Se ha producido el surgimiento de un orgullo nacional bien encauzado, alejado del chauvinismo en un pueblo que siempre se ha sobrepuesto a situaciones tr¨¢gicas. Se est¨¢ dando un patriotismo bien entendido y la gente empieza a interesarse por el pasado", a?ade Felipe Pigna, un historiador cuyos dos libros sobre Mitos de la historia argentina han supuesto una revoluci¨®n en el mercado editorial. El primero ya ha vendido m¨¢s de 120.000 ejemplares. "Se ha experimentado un cambio en la mentalidad de los argentinos", advierte Pigna. "En las charlas y cursos que doy, en 2002 la pregunta siempre era: '?qui¨¦nes son los culpables?'. A partir de 2003 la pregunta ha cambiado; ahora es: '?de qui¨¦n hay que tomar ejemplo?".
El a?o pasado la econom¨ªa argentina creci¨® en un 9%, el incremento m¨¢s importante de los ¨²ltimos 12 a?os. La cifra sorprendi¨® incluso al Ministerio de Econom¨ªa argentino, que hab¨ªa hecho un pron¨®stico menos ambicioso. A pesar de ello todav¨ªa no se ha alcanzado el nivel de producto interior bruto (PIB) que hab¨ªa en 1998. Y es que el estallido de la econom¨ªa argentina en 2001 hizo que el PIB se desplomara nada menos que 20 puntos. Muchos consideran que el aut¨¦ntico milagro argentino es que en esas condiciones econ¨®micas, y con una inestabilidad institucional cercana al caos, Argentina no se sumiera en una guerra civil.
"M¨¢s all¨¢ de los errores, improvisaciones e inequidades que se produjeron en el gobierno de la crisis, lo realmente encomiable es la actitud de la sociedad en su conjunto, aparte de la actitud de algunos sectores, que son muy minoritarios", dice Issel Kiperszmid, un empresario y economista. "Lo sucedido en Argentina es como vivir la crisis de 1929 durante un cuarto de siglo. Forma supervivientes", afirma ?lvaro Ab¨®s, un escritor y periodista porte?o de ascendencia catalana, quien durante la dictadura militar (1976-1983) se exili¨® en Barcelona. "Esta recuperaci¨®n ha sido gracias a la sociedad, y no al Gobierno. Es injusto que nadie se atribuya el ¨¦xito. Claro, los triunfos tienen miles de padres; la derrota, no", subraya.
Efecto rebote
Al ¨¦xito del que habla Ab¨®s, algunos economistas le llaman "efecto rebote", y la pregunta que se hacen muchos analistas en Argentina es si ser¨¢ posible mantener el crecimiento o, por el contrario, la econom¨ªa entrar¨¢ en una fase de recesi¨®n que impedir¨¢ la recuperaci¨®n real. "Creo que a partir de la crisis de 2001, y como dice una canci¨®n de Joan Manuel Serrat, s¨®lo cabe ir mejorando. La gente ha tomado conciencia de que el pa¨ªs tiene un gran potencial m¨¢s all¨¢ de los malos gobiernos y tambi¨¦n de las malas elecciones, porque aqu¨ª tambi¨¦n hay una responsabilidad de la sociedad", indica el historiador Felipe Pigna.
Tal vez por esta conciencia, y un poco por el temor supersticioso de una sociedad donde el psicoan¨¢lisis y la astrolog¨ªa ocupan lugares de honor en las librer¨ªas, nadie que no sea pol¨ªtico se atreve a lanzar las campanas al vuelo. "Hay un optimismo, pero es cauto, tal vez por todo lo que hemos pasado. Los indicadores econ¨®micos son buenos y los beneficios ya han comenzado a notarse en las clases medias, pero todav¨ªa falta que alcancen a la clase obrera", explica Juan Jos¨¦ Campanella.
Es cierto que atr¨¢s quedaron los tiempos cercanos en los que en los supermercados productos importados marcados en d¨®lares -desde mostaza a galletitas pasando por agua mineral- acumulaban polvo ante la imposibilidad de ser adquiridos por unos consumidores cuyo dinero val¨ªa menos. Pero tambi¨¦n es cierto que no hay un d¨ªa que no haya alguna manifestaci¨®n laboral en la capital. Son numerosos los paros en el metro, aeropuertos o centros escolares -por citar tres sectores- por reclamaciones salariales o de viabilidad de las compa?¨ªas. En una imagen que no deja de tener simbolismo, el pasado mes de diciembre, los trabajadores del Congreso de la Naci¨®n invadieron el hemiciclo e interrumpieron una sesi¨®n para hacer reclamar un aumento de algo menos de 50 euros en sus salarios. El hecho en s¨ª era grav¨ªsimo, al tratarse de la violaci¨®n del s¨ªmbolo de la soberan¨ªa popular, pero no tuvo consecuencias legales.
El desempleo, en un pa¨ªs que durante decenios ha dado trabajo a cientos de miles de emigrantes procedentes de todo el mundo, se sit¨²a en el 12% y otro 9,7% de la poblaci¨®n tiene un trabajo, pero no gana lo suficiente para vivir. Aunque comienza a descender, el nivel de pobreza alcanza al 40% de la poblaci¨®n. "Lo peor de la crisis ha sido la desocupaci¨®n porque ha tocado una cuerda terrible. Para los argentinos estar sin trabajo era algo contra el orden natural", opina el escritor ?lvaro Ab¨®s. Dentro de ese "orden natural" de los argentinos existen otros elementos que cuanto menos resultar¨ªan chocantes en otros pa¨ªses. As¨ª por ejemplo, la cifra de dinero que los argentinos tienen colocado en cuentas en el extranjero bastar¨ªa para pagar la deuda externa del pa¨ªs. Pero pocas veces se escucha la reflexi¨®n de c¨®mo es posible atraer la inversi¨®n extranjera cuando los propios nacionales abren sus cuentas en Montevideo, Miami o Washington. En esto las cosas tambi¨¦n han empezado a cambiar. Seg¨²n el Ministerio de Econom¨ªa argentino, la huida de capitales ha disminuido y se ha multiplicado la inversi¨®n nacional. Por lo menos al dinero -que ya se sabe que no tiene ni olor ni nacionalidad- ya no le asusta Argentina. "Se est¨¢ dando un fen¨®meno muy r¨¢pido, de aparici¨®n de un nuevo empresariado local que ocupa el lugar de muchas de las firmas internacionales que han abandonado el pa¨ªs en los ¨²ltimos cinco a?os: esto se ve claramente en el sector bancario, en la industria (aunque en menor medida) e incluso en varias de las compa?¨ªas prestadoras de servicios que fueron privatizadas", explica el empresario inmobiliario Kiperszmid.
Amor-odio
La reflexi¨®n de Kiperszmid toca uno de los puntos m¨¢s controvertidos de todo el proceso; las inversiones extranjeras. Durante los noventa se privatizaron las principales empresas del pa¨ªs y desde entonces la relaci¨®n de la sociedad con los que llegaron ha sido de amor-odio. Seg¨²n las encuestas m¨¢s del 80% de los argentinos consideran que las inversiones extranjeras son necesarias, pero al mismo tiempo basta una indicaci¨®n presidencial para que -como ocurri¨® hace dos semanas- los piquetes bloqueen las gasolineras de la multinacional Shell porque subi¨® cuatro centavos de peso (un c¨¦ntimo de euro) el precio de la gasolina, o, lo que es m¨¢s significativo, las ventas se hundan por el boicoteo de los consumidores. Volviendo al ajedrez, las empresas y el Gobierno juegan una interminable partida donde se alternan las sonrisas y los encuentros, con las amenazas y las citas ante los tribunales nacionales e internacionales. Las inversiones de empresas espa?olas en Argentina dan empleo a unas 120.000 personas y su volumen s¨®lo es superado por las de EE UU. La batalla actual se centra en la congelaci¨®n de tarifas decretada por el Gobierno, que considera socialmente inaceptable una subida de precios, mientras que las empresas consideran que la medida viola las condiciones en las que se produjo su entrada en el pa¨ªs y adem¨¢s crea un clima de inseguridad jur¨ªdica porque no fomenta la existencia de unas claras reglas de juego.
Realidad o espejismo
Pendientes y afectados por la pol¨¦mica, pero conscientes de que la batalla queda fuera de su alcance, los argentinos hacen planes y miran al futuro pregunt¨¢ndose si la recuperaci¨®n es real o ser¨¢ otro espejismo. Para Ab¨®s, aunque todo est¨¢ en el aire, hay probabilidades de que Argentina gane la partida, aunque el futuro habr¨¢ que escribirlo cada d¨ªa. "Hay dos im¨¢genes de Argentina. Por un lado, la de un pa¨ªs insumergible, predestinado, que ahora revive. Es una imagen poderos¨ªsima. Por otra parte, la de un pa¨ªs sin destino. Es cierto que ning¨²n pa¨ªs se hunde del todo, pero si alguna vez puede pasar, es en Argentina. Ninguna de la dos es verdad".
En opini¨®n de la dise?adora y empresaria Jessica Trosman, hay que esperar y ver. "La falta de realismo siempre estuvo acompa?ada del oportunismo y de la mirada a corto plazo que los argentinos siempre suelen tener. Eso para m¨ª es algo que tarda a?os en cambiarse. Estamos en un proceso de cambio, ojal¨¢ sea en esta direcci¨®n".
"Espero que hayamos aprendido la lecci¨®n y se produzca un cambio cultural en especial en lo referente a la indisciplina social, que va desde no ponerse el cintur¨®n de seguridad en el coche a la corrupci¨®n pol¨ªtica", finaliza el director de Luna de Avellaneda, quien hace una profesi¨®n de fe en su pa¨ªs. "Yo no voy a dejar mi pa¨ªs porque las cosas vayan mal. Uno debe estar aqu¨ª y pelear. He visto retornar a much¨ªsima gente que se fue y han vuelto porque aunque afuera haya problemas que se solucionen, al final hay cosas que s¨®lo puedes resolver en tu propio pa¨ªs".


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