Prohibido ejecutar (demasiado)
Despu¨¦s de dos d¨¦cadas de condenas a muerte generalizadas, China intenta centralizar y controlar las sentencias
Cuando China adopt¨® la Ley Criminal en 1979, la intenci¨®n de los parlamentarios era limitar la aplicaci¨®n de la pena de muerte, en l¨ªnea con las instrucciones de mesura defendidas por Mao Zedong, fallecido tres a?os antes. El fundador de la Rep¨²blica Popular, a quien no le temblaba el pulso cuando se trataba de desembarazarse de sus oponentes, lanz¨® una advertencia sobre la pena capital: "Matar indiscriminadamente es err¨®neo; s¨®lo conseguir¨ªa que el partido pierda simpat¨ªa, se distancie de las masas y caiga en el aislamiento".
La pol¨ªtica de contenci¨®n se convirti¨® en la base para la pol¨ªtica de aplicaci¨®n del castigo m¨¢ximo. Pero las reformas de Deng Xiaoping se llevaron el principio por delante, y durante las dos d¨¦cadas que siguieron las autoridades han empleado de forma masiva la pena capital.
Pek¨ªn parece querer regresar a la doctrina anterior, abandonada para luchar contra la ola de cr¨ªmenes y delitos econ¨®micos que trajo el proceso de apertura y reforma. El Gobierno ha puesto en marcha una reforma del sistema judicial para que el Tribunal Popular Supremo recupere la ¨²ltima palabra en todas las sentencias de muerte, una prerrogativa que cedi¨® a principios de los a?os ochenta a favor de los altos tribunales provinciales y para determinados delitos. El objetivo, seg¨²n el primer ministro, Wen Jiabao, es "instituir un sistema efectivo que garantice que la pena m¨¢xima es dictada de forma justa".
Las organizaciones de derechos humanos afirman que el proceso que conduce cada a?o a la muerte a miles de presos en China est¨¢ plagado de irregularidades. Amnist¨ªa Internacional (AI) sostiene que los derechos de los acusados son violados desde su detenci¨®n hasta la ejecuci¨®n, en muchos casos siendo inocentes. Y ofrece ejemplos: a menudo se niega la asistencia legal inmediata a los detenidos, que a veces son torturados o maltratados -incluso en presencia de los jueces- para extraer confesiones que luego son utilizadas en su contra, y que las apelaciones son decididas a menudo por el mismo tribunal que ha dado el visto bueno a la sentencia, lo que en la pr¨¢ctica anula el recurso.
"En China hay muchos errores judiciales. La gente que se enfrenta a una condena a muerte no tiene garantizado un juicio justo", afirma Mark Ellison, investigador para China de AI. La organizaci¨®n afirma que el sistema judicial chino no s¨®lo "incumple continuamente los est¨¢ndares internacionales de derechos humanos", sino tambi¨¦n sus propias leyes. "Es posible que sea ejecutada gente de forma err¨®nea casi a diario", asegura.
?Cu¨¢nta gente es ajusticiada cada a?o? "Imposible saberlo", responden las organizaciones de derechos humanos, pues Pek¨ªn considera que ese dato es secreto de Estado. Amnist¨ªa contabiliz¨® 2.468 casos en 2001; 1.060 en 2002, y 726 en 2003. Tom¨® como fuente los datos publicados en la prensa local. Ir¨¢n sigui¨® a China como mayor verdugo con 108 muertes en 2003, y en tercer lugar Estados Unidos, con 65. El total mundial fue de 1.146. AI advierte de que las cifras reales de China son "muy superiores" y que su registro s¨®lo refleja la evoluci¨®n del n¨²mero de penas que las autoridades hacen p¨²blicas "de forma selectiva".
Seg¨²n Human Rights in China (HRIC), "una estimaci¨®n prudente es m¨¢s de 10.000 anuales", basada, entre otros, en encuestas sobre el terreno. En 2003, una fuente judicial situ¨® la cifra en m¨¢s de 5.000, seg¨²n la ONG italiana Hands Off Cain. Y en marzo de 2004, Chen Zhonglin, diputado de la Asamblea Popular Nacional y director de la Academia de Derecho en la Universidad de Chongqing, asegur¨® que China ejecuta cada a?o a "casi 10.000 personas". "Las cifras son demasiado grandes. Por eso, Pek¨ªn las considera un secreto de Estado y no las revela. Ser¨ªan demasiado vergonzosas", explica Nicolas Becquelin, director de investigaci¨®n de HRIC en Hong Kong.
Si en 1979, veintinueve cr¨ªmenes pod¨ªan conducir a la pena capital, hoy son 68, la mayor¨ªa no violentos; algunos con definiciones tan vagas como "poner en peligro la seguridad nacional", "entregar secretos de Estado al extranjero" o "dividir la naci¨®n".
Pero tambi¨¦n fraude fiscal, producci¨®n de moneda falsa, corrupci¨®n, contrabando, proxenetismo e, incluso, matar un panda pueden llevar al acusado a recibir una bala en la nuca o una inyecci¨®n letal; un m¨¦todo, ¨¦ste ¨²ltimo, que ha sido calificado por las autoridades de "progreso social" tras su aprobaci¨®n en 1997.
El debate sobre la reforma legal ha sido recogido ampliamente en la prensa china, y algunos profesores de Derecho han elevado la voz a favor de la eliminaci¨®n de la pena m¨¢xima. El Ministerio de Justicia ha afirmado que la clave para reducir el n¨²mero de ejecuciones es reformar el sistema de castigos y alargar las sentencias hasta 30 a?os.
?Significa esto que Pek¨ªn camina hacia la abolici¨®n? "La posici¨®n del Gobierno
[en los foros sobre derechos humanos] es que la supresi¨®n de la pena de muerte es la meta final, pero en el futuro. Porque, seg¨²n dicen, las condiciones actuales del pa¨ªs no son adecuadas", se?ala Becquelin. Mientras tanto, China ha decidido ejecutar menos, y con prudencia.
Cautela internacional
Las organizaciones internacionales han recibido la reforma judicial china sobre la pena de muerte con cautela. "Es un paso positivo, siempre que sea un paso hacia la abolici¨®n. Pero va a generar una enorme carga de trabajo para el Tribunal Supremo. Hay que esperar y ver", afirma Mark Ellison, de Amnist¨ªa Internacional.
"Evitar¨¢ la presi¨®n institucional en los tribunales provinciales y limitar¨¢ los errores flagrantes, pero no es un paso espectacular", a?ade Nicolas Becquelin, de Human Rights in China. "Dos reformas importantes [en el camino hacia la abolici¨®n] que no han sido mencionadas ser¨ªan eliminar la pena m¨¢xima para los cr¨ªmenes no violentos y suprimir su car¨¢cter obligatorio para determinados delitos", a?ade Becquelin. Los expertos coinciden en que la nueva ley reducir¨¢ el n¨²mero de condenas de forma significativa; algunos creen que hasta un 30%. "China ha dicho oficialmente que los derechos humanos mejorar¨ªan antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008, as¨ª que deber¨ªa declarar una moratoria a las ejecuciones antes de entonces", concluye Ellison.
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