En la Sixtina, p¨¢salo
Seg¨²n la norma del periodismo m¨¢s elemental, todas las previsiones establecidas han de ceder ante las noticias, que lo son tanto m¨¢s cuanto m¨¢s imprevistas o menos probables. Por eso, queda aplazado el an¨¢lisis que hoy deb¨ªa continuar en esta columna sobre La Ley Bono para atender la actualidad surgida tras la muerte de Juan Pablo II. En la mejor l¨ªnea de las monarqu¨ªas, un distinguido eclesi¨¢stico, repet¨ªa el domingo pasado el grito de "?El Papa ha muerto, viva el Papa!", claro que, en este caso, el automatismo est¨¢ matizado porque se trata de una monarqu¨ªa sui generis, de car¨¢cter electivo, con un colegio de 117 electores, los cardenales, quienes ser¨¢n convocados en los pr¨®ximos quince d¨ªas para proceder a la designaci¨®n del sucesor en la Sede Pontificia.
Doctores tiene la Iglesia que han subrayado las caracter¨ªsticas de los 26 a?os de reinado de Juan Pablo II y adem¨¢s de los doctores desde todos los ¨¢ngulos de las dem¨¢s religiones y de la vida civil se han pronunciado los elogios y se han subrayado las contribuciones que el Papa ha hecho hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia. Todav¨ªa seguir¨¢ esa catarata de manifestaciones, nacidas tanto de la sinceridad como de la pretensi¨®n de ambientar en una determinada direcci¨®n la convocatoria del C¨®nclave que deber¨¢ elegir al nuevo Pont¨ªfice. Una elecci¨®n muy singular, como destacaba el diario franc¨¦s Le Monde, porque debe producirse sin que haya candidatos, ni programas electorales, ni campa?as.
As¨ª lo dispone de manera si cabe m¨¢s estricta y detallada que las anteriores normas el decreto Universi Dominici Gregis dictado por Juan Pablo II en 1996 para actualizar las disposiciones que van a regir durante este C¨®nclave, cuya congregaci¨®n se iniciar¨¢ con las palabras Extra omnes, todos fuera, a partir de las cuales quedan s¨®lo los cardenales en la Capilla Sixtina para proceder a las deliberaciones y a las votaciones. La historia deja constancia de las interferencias del poder terrenal, de los emperadores y de otros, que intentaban prevenirse por anticipado de las influencias que los papas ejerc¨ªan sobre sus s¨²bditos a quienes pod¨ªan relevar de sus juramentos de fidelidad al monarca. Para prevenir esas maniobras de las que queda constancia hasta entrado el siglo XX, se introdujeron en el C¨®digo de Derecho Can¨®nico y en otros textos reglas estrictas de obligado cumplimiento, bajo penas de excomuni¨®n con el intento de preservar el pleno aislamiento del C¨®nclave.
As¨ª qued¨® prohibida la comunicaci¨®n de los cardenales electores con el exterior, la entrada de la prensa, la escucha de la radio y el uso del tel¨¦fono. Pero esta es la primera ocasi¨®n en que se celebra un C¨®nclave con tel¨¦fonos m¨®viles y con acceso a Internet. De modo que, cualquiera que sea la protecci¨®n electr¨®nica de que se haya dotado a la Capilla Sixtina, aprovechando la reciente restauraci¨®n de los prodigiosos frescos de Miguel ?ngel, las nuevas tecnolog¨ªas -hemos sabido la muerte del Papa por un mensaje sms- sin duda han pulverizado ese blindaje y dejado sin efectos pr¨¢cticos las normas de riguroso aislamiento del mundo exterior fijadas en el C¨®digo Can¨®nico y en los decretos pontificios. Lo que logr¨® el presidente Clinton en Camp David cuando en julio de 2000 reuni¨®, dej¨¢ndolos por completo aislados sin comunicaci¨®n exterior, al primer ministro israel¨ª, Ehud Barak, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, ahora en Roma no ser¨¢ posible.
Queda otra cuesti¨®n relevante que es la de la lengua vehicular. Ya sabemos que los documentos oficiales de la Iglesia se escriben o traducen todos en lat¨ªn y que siempre es la versi¨®n latina la que tiene plena validez. Hemos le¨ªdo que las papeletas de votaci¨®n van redactadas con la inscripci¨®n Eligo in summum pontificem (Elijo sumo pont¨ªfice) pero falta saber en qu¨¦ idioma ser¨¢n pronunciadas las exhortaciones y reflexiones que se hagan a los electores y c¨®mo se comunicar¨¢n entre s¨ª, porque las cabinas de traducci¨®n simult¨¢nea quedan excluidas. De momento el nuevo Lexicon Recent¨ªs Latinitatis tan elogiado en el semanario The Economist a un precio de 90,5 euros por sus 700 p¨¢ginas se ha agotado. Ah¨ª pueden verse algunas equivalencias de inter¨¦s, como Universalis Destructionis Armamenta por Armas de Destrucci¨®n Masiva; Conformatis Osor (aquel que odia el conformismo) por "hippie"; benzeni aerisca migma por carburador o tempus maximae frecuentiae por "hora punta". Atentos.
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