Parece mentira
Es el t¨ªtulo del nuevo libro de nuestro Fernando Delgado. Tiene un protagonista del g¨¦nero humano, que se llama Aznar L¨®pez; pero la chica de la pel¨ªcula es la mentira. Yo lo veo como la historia de las relaciones de esos dos, sin llegar al sexo pero produciendo hijos: el bulo, la sospecha, la trama, la conjura, la complicidad. La verdad ayudada, podr¨ªa decirse: la verdad sospechosa, que dec¨ªa Ruiz de Alarc¨®n: m¨¦zclense unas briznas de verdad con otras de fantas¨ªa, insulto, ambici¨®n de dominio, m¨¢quina cerebral, odio, vocaci¨®n de poder: f¨²mese, y se produce una paraverdad, si es que puede decirse; o verdad paralela, si es que vale mejor en tiempos de correcci¨®n pol¨ªtica, en tiempos de "Fin de la historia", como dec¨ªa una de las primeras grandes mentiras de esta historia, que, como tantas pel¨ªculas, tiene su origen en Estados Unidos, y yo cierro los ojos y veo al bello secretario de Estado, Colin Powell, agitando un tubo de ensayo ante el mundo para mostrarnos lo que se nos ven¨ªa encima: los microbios de la Fuerza del Mal.
La mentira es vieja amiga del espa?ol, que o la profer¨ªa y adoptaba, o iba a la hoguera del Santo Oficio -que hoy dirige como prefecto el cardenal Ratzinger, posible Papa-; pero est¨¢bamos acostumbrados a aceptarla conoci¨¦ndola, como en el tiempo de Franco: la mentira de entonces se conoc¨ªa, la sab¨ªa el propio Franco, la manej¨¢bamos los periodistas, se la sab¨ªan los lectores y se les ense?aba a los ni?os en las escuelas con una sonrisa c¨®mplice del maestro. Cuando todo es mentira, todo es verdad, porque se aplica el espejo de la simetr¨ªa. Lo malo es lo de ahora, cuando se la hace circular sinuosamente, avalada por caras serias, por personas que militan en el Bien, y que va rodando, rodando. Es la bola, que dec¨ªamos en el colegio; y la trola. Troll es el mentiroso que se introduce en los blogs, que monta peri¨®dicos digitales con un pasqu¨ªn, que destroza honras y famas: como el bulo -que viene de bola- va de boca a oreja y cada uno lo aumenta con piezas de su invenci¨®n.
Ah, troll viene de unos duendecillos escandinavos, no de trola, que es palabra de nuestro ¨¢rabe del sur: un montaje de barullo, groser¨ªa y mentirejas est¨²pidas. Lo mejor es leer el libro de Fernando Delgado. Y pensar mucho en su protagonista, que acaba de editar un v¨ªdeo con todos los inventos modernos en cuesti¨®n de trolas.
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