El fracaso del modelo federal
?Ha fracasado el modelo federal en Alemania? Seg¨²n la prensa, as¨ª se ha afirmado en un debate reciente sobre las reformas constitucional y estatutaria. Bienvenidos sean estos debates. Durante a?os, la resistencia a revisar el texto constitucional de 1978 ignor¨® la necesidad de acomodarlo a cambios profundos de nuestra sociedad y de nuestro entorno. Por fortuna, se ha vencido el tab¨² que paralizaba a unos y que otros utilizaban en beneficio propio. Se ha puesto en marcha en Espa?a la revisi¨®n constitucional y estatutaria, a la que acompa?a la discusi¨®n abierta propia de una sociedad democr¨¢tica.
Quien esto escribe se sit¨²a desde hace tiempo entre los partidarios de una reforma inevitable. No extra?ar¨¢, pues, que discrepe de quienes se oponen a ella y de sus argumentos. Los hay enraizados en una tradici¨®n conservadora persistente. Pero se dan tambi¨¦n -de modo m¨¢s o menos confesado- entre quienes padecen en mayor o menor grado el s¨ªndrome "Bustelo". Es decir, el conjunto de s¨ªntomas que denotan la dificultad para ver las cosas de modo diferente de la que fue hasta hace poco concepci¨®n dominante sobre Espa?a y el Estado espa?ol. Concepci¨®n que pesa no s¨®lo sobre la derecha conservadora, sino tambi¨¦n sobre parte de nuestro liberalismo hist¨®rico: en la burocracia estatal, en la academia y en los medios.
Pero no es ¨¦sta la pol¨¦mica que me interesa. Me importa el debate entre los propios partidarios de la reforma. Para algunos, una de las piedras de esc¨¢ndalo es a veces la referencia al federalismo. Son pocos los que se atreven a evocar el cant¨®n de Cartagena como espantajo anacr¨®nico, aunque haya quien no resista mencionarlo de vez en cuando. Pero s¨ª perduran los recelos sobre la viabilidad de desarrollar en Espa?a el principio federal. Se invoca ahora su presunto fracaso en otras partes para desecharlo. En momentos de ardor pol¨¦mico, se descalifican preventivamente -"pastiche", "barra libre" o criatura de "frankenstein"- propuestas inspiradas en una concepci¨®n federal del Estado.
Hace unas semanas, en la sede del Parlamento Europeo y con una alocuci¨®n brillante y nada protocolaria de su presidente Josep Borrell, se abri¨® la Tercera Conferencia Internacional sobre Federalismo. Se trata de un foro que re¨²ne peri¨®dicamente a pol¨ªticos, altos funcionarios y acad¨¦micos de pa¨ªses con estructura federal o parafederal. En presencia del Rey de los belgas y de su Pr¨ªncipe heredero, los primeros ministros de B¨¦lgica y de Austria, miembros de los gobiernos federales del Canad¨¢, Suiza o la India, representantes de la UE, presidentes de estados federados o comunidades aut¨®nomas de varias federaciones y observadores acad¨¦micos debatieron el estado actual y las perspectivas del federalismo.
M¨¢s del cuarenta por ciento de la poblaci¨®n mundial -se record¨® all¨ª mismo- vive en sistemas federales o parafederales, incluyendo a Espa?a. Quienes asistimos a la conferencia pudimos reforzar la convicci¨®n de que el principio federal -en su variedad de versiones- goza de buena salud y es un s¨®lido instrumento de convivencia en comunidades con diversidades hist¨®ricas y culturales. En las discusiones de la conferencia se han reflejado los an¨¢lisis de los expertos y se han ratificado conclusiones conocidas, pero a menudo poco divulgadas. Aqu¨ª van algunas.
- No existe un "modelo federal" como tal. No hay dos federalismos id¨¦nticos. Cada caso ha debido adaptarse a las condiciones de las sociedades que lo han instaurado. Que nadie se inquiete, pues, si no encuentra un esquema extranjero directamente aplicable a la situaci¨®n espa?ola.
- La gran mayor¨ªa de los federalismos realmente existentes -no los de manual- son asim¨¦tricos. Es decir, contienen regulaciones no siempre id¨¦nticas para todas las comunidades federadas. Las iron¨ªas reincidentes sobre el concepto de federalismo asim¨¦trico nacen, pues, de la simple ignorancia.
- No puede contraponerse redistribuci¨®n de competencias entre entidades federadas a una eficaz coordinaci¨®n entre las mismas. Porque el principio federal se basa -seg¨²n expresi¨®n bien conocida- en la combinaci¨®n del self-rule con el shared rule. Es decir, en la compatibilidad del autogobierno en algunas materias con el cogobierno en otras. En el caso espa?ol, tampoco se avanzar¨¢ sin compaginar la revisi¨®n de la distribuci¨®n de competencias con m¨¢s eficientes mecanismos de coordinaci¨®n.
- El principio federal no "cierra" modelos, porque no es una f¨®rmula acabada, sino un m¨¦todo de resoluci¨®n de conflictos que comporta una negociaci¨®n constante, siempre en b¨²squeda del compromiso. Ning¨²n temor, pues, a la revisi¨®n de los t¨¦rminos del acuerdo federal. Porque dicha revisi¨®n no es una crisis, sino una respuesta a nuevas situaciones. Por esta raz¨®n, la reforma constitucional y estatutaria no debe dramatizarse. Debe abordarse como momento intenso, pero no tr¨¢gico, en la evoluci¨®n inevitable del acuerdo b¨¢sico para gestionar objetivos y pol¨ªticas, seg¨²n condiciones de entorno que se modifican inexorablemente.
A la vista de ello, ?de qu¨¦ vale afirmar que "ha fracasado el modelo federal en Alemania"? Que est¨¦ en revisi¨®n la versi¨®n federal de la Ley Fundamental de 1949 no es novedad. Lo ha sido a menudo, especialmente en sus previsiones de car¨¢cter financiero. Y lo ser¨¢ en el futuro. Este episodio no sirve, pues, como coartada para neutralizar en Espa?a iniciativas de reforma estatutaria y constitucional. Tenemos ahora la ocasi¨®n para compartir un avance sustantivo, desde la experiencia acumulada en el ¨²ltimo cuarto de siglo. La v¨ªa es desarrollar el principio federal que se contiene ya en el Estado de las autonom¨ªas. No malogremos la oportunidad ni descuidemos la experiencia. Apuremos la disposici¨®n al di¨¢logo, sin tab¨²es ni t¨®picos. Con la integridad intelectual, el buen sentido y la ambici¨®n pol¨ªtica que el momento requiere.
Josep M. Vall¨¨s es miembro de Ciutadans pel Canvi y conseller de Justicia de la Generalitat de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.