El h¨¦roe medi¨¢tico
Karol Wojtyla representa por excelencia al h¨¦roe de nuestro tiempo que encarna de la manera m¨¢s cumplida las potencialidades de la sociedad en la que le ha tocado vivir, la sociedad medi¨¢tica de masa. Cuatro son sus caracter¨ªsticas dominantes: el primado de la dimensi¨®n ic¨®nica, la prevalencia de lo cuantitativo y de los comportamientos masivos, la espectacularizaci¨®n personalizada, la endogeneidad de las metas, y la redundancia y circularidad de sus procesos y objetivos. Comenzando por el primado de la condici¨®n ic¨®nica, en la que la simple presentaci¨®n de la imagen debe producir la adicci¨®n derivada de su morfolog¨ªa y la emoci¨®n que la misma espont¨¢neamente genera. Juan Pablo II descubre tempranamente la extraordinaria efectividad de su impacto ic¨®nico y se prodiga desde entonces, fotogr¨¢fica y televisivamente, haciendo de su imagen una de las m¨¢s difundidas en el mundo. La cantidad es uno de los raseros m¨¢s positivos de nuestra contemporaneidad, sobre todo en lo que se refiere a determinar la importancia e influencia de un acontecimiento: sea de orden deportivo, musical, art¨ªstico, pol¨ªtico o religioso, lo que m¨¢s importa es su tama?o, ?cu¨¢ntos? Karol Wojtyla, muy sensible a las dimensiones de las concentraciones religiosas, quiso asegurar su ¨¦xito desarrollando unas t¨¦cnicas de preparaci¨®n y de encuadramiento que garantizasen sus previsiones. Los tres millones de personas que han asistido esta semana en Roma a sus funerales no son sino la l¨®gica culminaci¨®n de una secuencia que se puso en marcha desde que comenz¨® su pontificado. Quiz¨¢ lo m¨¢s significativo de lo que ha tenido lugar esta semana en Roma es que la participaci¨®n no ha sido live, sino simb¨®lico-medi¨¢tica frente a unas grandes pantallas colocadas en los lugares de mayor relevancia urbana o religiosa. Pero no hay mediatizaci¨®n si no hay representaci¨®n, si no hay espect¨¢culo, y Juan Pablo II, actor por temperamento y por vocaci¨®n, ha cuidado considerablemente este aspecto, convirti¨¦ndose en el espect¨¢culo-permanente-de-un-papa-en-acci¨®n, mediante la incorporaci¨®n de una serie de gestos que eran la expresi¨®n -besar la tierra del pa¨ªs al que llegaba por primera vez- de su condici¨®n de Papa-del-Mundo. Lo m¨¢s sorprendente de la sociedad medi¨¢tica es el autismo de sus comportamientos, que constituyen en objeto privilegiado de su inter¨¦s no lo que pasa en la realidad, sino lo que pasa en la esfera medi¨¢tica, con la consecuencia perversa de que cada vez son menos reproductores y m¨¢s productores de realidad. Este privilegiar lo de dentro ha llevado a Juan Pablo II a radicalizar la doble dimensi¨®n institucional y cratol¨®gica que ha existido siempre en la Iglesia cat¨®lica y que la Reforma Protestante puso a¨²n m¨¢s de relieve. Juan XXIII y el Concilio Vaticano II quisieron acometer la modernizaci¨®n de la Iglesia apaciguando los antagonismos que exist¨ªan con las otras iglesias/religiones, oponi¨¦ndose al declive de la fe cat¨®lica y de las creencias religiosas, y buscando una cierta reconciliaci¨®n del pensamiento de la Ilustraci¨®n y sobre todo de la doctrina democr¨¢tica y de los derechos humanos con la estructura institucional de corte autoritario de la Iglesia.
Pero cerrada esa fase, Pablo VI, de forma moderada, y Juan Pablo II, de manera radical, invierten el proceso transformando al catolicismo oficial en una fortaleza del conservadurismo religioso y restableci¨¦ndolo en su plena condici¨®n de monarqu¨ªa espiritual de tradici¨®n absolutista. Karol Wojtyla ha dejado las cosas bien atadas de acuerdo con su opci¨®n y prioridades: ha reformulado el derecho can¨®nico; con la publicaci¨®n de un catecismo universal, ha sentado las bases de una l¨ªnea dogm¨¢tica ¨²nica en la Iglesia, ha despojado al s¨ªnodo de los obispos de todo poder de decisi¨®n, ha limitado la participaci¨®n de los laicos y su capacidad de decisi¨®n, ha alejado a las mujeres de las funciones pastorales... Lo que no impedir¨¢ que Juan Pablo II sea santo, y muy pronto. Y no s¨®lo porque lo quieren el Vaticano y sus masas medi¨¢ticas, sino seguramente porque lo es. Imag¨ªnense ustedes si purg¨¢semos al santoral de todas las santas/os de la derecha, ?se quedar¨ªan en cuadro!
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