Homosexuales y autorrespeto
Recientes acontecimientos han puesto en la arena de la discusi¨®n p¨²blica la situaci¨®n de los homosexuales como uno de los grupos minoritarios que ha sufrido una discriminaci¨®n social y jur¨ªdica m¨¢s silenciada a lo largo de la historia. El Parlamento espa?ol evaluar¨¢ y probablemente aprobar¨¢ una reforma legislativa cuyo contenido es que las parejas homosexuales puedan casarse, lo cual comportar¨ªa adem¨¢s la posibilidad de ejercer el derecho de adopci¨®n en las mismas condiciones que las parejas heterosexuales. Y m¨¢s recientemente, el Parlamento de Catalu?a acaba de aprobar una modificaci¨®n legal por la que se eliminan las restricciones legales que afectaban los homosexuales para adoptar en igualdad de condiciones que los heterosexuales.
Frente a estos indudables legales que ponen de manifiesto la progresiva normalizaci¨®n de la homosexualidad, todav¨ªa resuenan las declaraciones de finales del a?o 2004 del que estuvo a punto de ser comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, Rocco Buttiglione propuesto por el presidente de la Comisi¨®n, Dur?o Barroso. Sus afirmaciones contrarias a los homosexuales salpicaron los medios de comunicaci¨®n de toda Europa. Su idea de que la homosexualidad es un pecado se ha visto acompa?ada por la tesis del ministro del Gobierno de Silvio Berlusconi, Mirko Tremaglia, seg¨²n la cual la mayor¨ªa de los europeos son maricones ("Pobre Europa: los maricones son mayor¨ªa").
Estos dos hechos ejemplifican bastante bien los d¨¦ficit y el camino que falta por recorrer para que en nuestras sociedades los homosexuales gocen de los mismos derechos y de igual respeto que los heterosexuales. En efecto, la posibilidad de casarse y adoptar ni?os constituir¨ªa un hito en la reclamaci¨®n de los homosexuales de disfrutar en t¨¦rminos de igualdad de los derechos que se atribuyen a los heterosexuales. Pero aun cuando se produjera la completa equiparaci¨®n de derechos, ?deber¨ªan sentirse satisfechos los homosexuales?, ?depende su incardinaci¨®n en la sociedad como seres libres e iguales ¨²nicamente del goce de los mismos derechos que los heterosexuales? O dicho de otra manera: ?ser¨ªa suficiente que los homosexuales tuvieran los mismos derechos que los heterosexuales para erradicar ideas como las de Rocco Buttiglione y Mirko Tremaglia?
En mi opini¨®n, aun cuando se produjera una completa equiparaci¨®n de derechos entre los miembros de una sociedad con independencia de su orientaci¨®n sexual, todav¨ªa ser¨ªa un progreso insuficiente para que estos grupos, que han estado hist¨®ricamente discriminados, puedan desarrollar plenamente sus planes de vida y que ¨¦stos sean asumidos y respetados por el resto de la sociedad. El reconocimiento de los derechos puede ser condici¨®n necesaria para una sociedad justa, pero no es suficiente para que una sociedad sea una sociedad decente (A. Margalit), esto es, una sociedad que no humille a una parte de sus miembros, una sociedad en la que los individuos no adopten actitudes serviles y puedan expresar de manera libre y satisfactoria su identidad, por muy diferente que sea de la sustentada por la mayor¨ªa.
Una aproximaci¨®n al problema es atender a la idea de autorrespeto, fen¨®meno que en la actualidad no es s¨®lo considerado importante por su dimensi¨®n psicol¨®gica individual, sino tambi¨¦n por su dimensi¨®n pol¨ªtica, puesto que ¨¦ste depende en gran medida de la estructura institucional y social que lo define y lo distribuye entre los miembros de una sociedad. El autorrespeto es, junto con los derechos y las libertades, uno de los bienes primarios de una sociedad pues "sin ¨¦l, nada puede parecer digno de realizarse, o, si algunas cosas tienen valor para nosotros, carecemos de la voluntad de esforzarnos por conseguirlas. Todo deseo y toda actividad se tornan vac¨ªos y vanos, y nos hundimos en la apat¨ªa y en el cinismo" (John Rawls). Si un individuo juzga que sus planes de vida y los esfuerzos que invierte en ellos no son evaluados positivamente por el resto de personas, entonces es realmente complicado que conserve la confianza en que sus fines merecen ser alcanzados. En este sentido, existe una estrecha vinculaci¨®n entre el respeto hacia uno mismo y el respeto y la estima de los dem¨¢s. El respeto que tenemos por nosotros mismos no es algo que dependa ¨²nicamente de nuestras acciones y juicios sobre ellas, sino que depende tambi¨¦n de la evaluaci¨®n que sienten los dem¨¢s por nosotros. En este sentido, los criterios por los que se deben juzgar las instituciones sociales y pol¨ªticas no s¨®lo radican en c¨®mo ¨¦stas protegen la libertad y la igualdad de sus ciudadanos o como distribuyen la riqueza, sino tambi¨¦n en c¨®mo esas instituciones promocionan (o degradan) el autorrespeto de sus miembros.
Por ello, no se puede dejar de considerar que la discriminaci¨®n ejercida por los Estados o los grupos sociales no s¨®lo ha tenido repercusi¨®n en los derechos y oportunidades de los que han carecido los homosexuales, sino que adem¨¢s ha contribuido a amparar la humillaci¨®n y degradaci¨®n social que han sufrido. Y estas pr¨¢cticas han tenido un impacto notable en el descenso de su autorrespeto. Hist¨®ricamente se ha forjado una imagen de la homosexualidad como algo pervertido insano, delictivo y amoral, lo cual obviamente ha tenido repercusi¨®n en la concepci¨®n que tiene de s¨ª mismo el individuo homosexual, hasta el punto de que durante mucho tiempo una gran parte ha mantenido oculta su orientaci¨®n sexual y ha vivido con aut¨¦ntico terror que su familia, sus amigos, vecinos o compa?eros de trabajo pudieran descubrirla. Es m¨¢s, algunos han podido adoptar actitudes serviles en cierto sentido an¨¢logas a las del T¨ªo Tom, el personaje de la novela de Harriet Stowe, que acepta pasivamente su condici¨®n de esclavo y no tiene conciencia cr¨ªtica de sus derechos y por ello, apenas muestra inter¨¦s en reclamar su libertad y la de su familia frente a sus due?os blancos.
Y, aunque en los ¨²ltimos a?os ha habido avances sustanciales en el reconocimiento de la identidad homosexual, es este aspecto fundamental sobre el cual parece que deber¨¢n incidir en el futuro los homosexuales para recuperar el autorrespeto perdido. Pero tambi¨¦n y en la medida en que el autorrespeto tiene una dimensi¨®n p¨²blica, la propia sociedad y las instituciones preocupadas por la igual dignidad de todos sus miembros deber¨¢ estar comprometida en esa tarea. Aun cuando los homosexuales tengan los mismos derechos, si no hay un reconocimiento p¨²blico plasmado en pol¨ªticas y actitudes de respeto, dif¨ªcilmente podr¨¢n expresar libre, igualitaria y satisfactoriamente su identidad. Cuando tal cosa ocurra ser¨¢ improbable y de dif¨ªcil justificaci¨®n que personas que ocupen cargos pol¨ªticos de tanta relevancia como Rocco Buttiglione o Mirko Tremaglia puedan tener ideas como las expresadas recientemente y mucho m¨¢s complicado ser¨¢ que reciban el apoyo del grupo pol¨ªtico con mayor representaci¨®n en el Parlamento europeo.
Jos¨¦ Luis P¨¦rez Trivi?o es profesor titular de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.