La fot¨®grafa del pueblo
Piedad Isla tiene 78 a?os. Empez¨® a hacer fotograf¨ªas en 1953. Abri¨® un estudio en Cervera de Pisuerga (Palencia), y durante 40 a?os recorri¨® los pueblos de la comarca a lomos de una 'mobilette' retratando paisaje y paisanaje. Esas fotos son hoy la memoria de un tiempo perdido.
Piedad Isla destila fortaleza dentro de un cuerpo estilizado, bello y fr¨¢gil. A sus 78 a?os, guarda un inmenso ¨¢lbum, fruto de haber sido durante m¨¢s de 40 a?os la fot¨®grafa oficiosa de los pueblos de la monta?a palentina, comarca en el entorno de Cervera de Pisuerga (Palencia), del que es natural y en el que vive.
El gusanillo de la fotograf¨ªa le entr¨® de muy ni?a. Sus padres fueron amigos de un fot¨®grafo que vivi¨® en Cervera. Luego, con 13 o 14 a?os, se hac¨ªa fotos con sus amigas. "Alquil¨¢bamos la c¨¢mara en un bazar del pueblo. Costaba dos pesetas y pag¨¢bamos a escote. Adem¨¢s, en mi casa, aunque nunca hubo mucho dinero, siempre hab¨ªa revistas y tebeos. Quiz¨¢ me entrara por ah¨ª el gusto por lo gr¨¢fico", recuerda. Eso fue poco antes de que muriera su padre, lo que la oblig¨® a dejar el colegio y a ponerse a trabajar en ese mismo bazar. "Estuve a?os detr¨¢s del mostrador y fue un aprendizaje para romper mi timidez. Pero siempre tuve claro que no pensaba pasarme la vida vendiendo hilos".
"Un d¨ªa me enter¨¦ que Kodak ofrec¨ªa a los comercios que serv¨ªan sus productos un lote de material fotogr¨¢fico", contin¨²a Piedad. "En aquella ¨¦poca hab¨ªa escasez y Kodak s¨®lo se lo facilitaba, cuando recib¨ªa alg¨²n cargamento importado, a sus clientes. Aqu¨ª los carretes los vend¨ªan en una farmacia, habl¨¦ con sus due?os y me dijeron que no ten¨ªan inter¨¦s en pedir ese material". As¨ª que Piedad cogi¨® el tren, se present¨® en Madrid y habl¨® con el jefe de ventas de Kodak. "Le dije que no ten¨ªa dinero para pagar el pedido, pero que me quer¨ªa establecer c¨®mo fot¨®grafa en Cervera. Le dije: 'tengo muchas ganas y mucha necesidad de trabajar'. ?l debi¨® de verme tal ilusi¨®n que me dijo: 'pide lo que necesites y p¨¢ganoslo cuando puedas".
Cervera quedaba a desmano, por lo que las vicisitudes para conseguir material se repetir¨ªan. Cuando Piedad llegaba a los pueblos de los alrededores con su moto y su c¨¢mara, el ambiente era una fiesta. "Se reun¨ªa todo el pueblo y no se iban hasta que no acababa mi trabajo. Luego le enviaba las fotos al alcalde, que se encargaba de repartir los retratos y recib¨ªr el dinero, que luego me hac¨ªa llegar".
Mientras habla, Piedad explica, orgullosa, la historia de las piezas reunidas durante a?os en un curioso museo etnogr¨¢fico que ha instalado en su casa: un telar de Camporredondo, un horno de pan, cardadores de hilo?, monedas, un pupitre. En una vitrina, frente a una mesa de luz con diapositivas de la monta?a palentina y un aparato, arcaico "pero ¨²til", utilizado por Piedad para retocar las fotos de carn¨¦, las c¨¢maras y material de su vida profesional: un tomavistas, un proyector de 16 mm, las manillas de 6¡Á7 y 4¡Á6?, y la vieja Kodak Retina, su primera c¨¢mara. "Es de segunda mano. Se la compr¨¦ a un fot¨®grafo de Oviedo. Me cost¨® 2.000 pesetas y ten¨ªa 6.000 para todo: alquilar un local, comprar el primer material?".
Reci¨¦n abierta su tienda en el pueblo, Piedad no ten¨ªa focos ni flases. Una curiosa foto de Piedad (a la derecha) explica c¨®mo se las apa?aba. "Cuando ven¨ªa gente a hacerse una foto, casi siempre de carn¨¦, ten¨ªa preparado un armaz¨®n de madera con una tela. Sal¨ªa a la calle y ped¨ªa a alguien que me sujetara el marco mientras sacaba la foto. Una de ¨¦sas se la hice a un ge¨®logo holand¨¦s. Mientras yo estaba haciendo la foto, su mujer nos retrat¨® a m¨ª, a su marido y a un amigo que nos estaba sujetando el fondo".
Piedad desgrana an¨¦cdotas y recuerdos, como cuando, de novata, recibi¨® el encargo de los labradores de Cervera de fotografiar la procesi¨®n de San Isidro? para encontrarse, al ir a revelar, con que el carrete no hab¨ªa corrido -"sud¨¦ tinta, pero me dijeron que ya har¨ªa las fotos al a?o siguiente"-, o cuando la funda de su vieja Voiglander se cay¨® a la carretera, mientras iba en moto, y rod¨® m¨¢s de cincuenta metros: "Lo sorprendente es que luego funcionaba". No fue ¨¦se el ¨²nico percance que sufri¨® su equipo -"mi c¨¢mara Rollei de seis por seis se me cay¨® desde un puente a un r¨ªo. Se dio un buen remoj¨®n, pero fui a una gasolinera, la sequ¨¦ con la bomba de aire de inflar neum¨¢ticos y pude seguir".
Piedad est¨¢ digitalizando su archivo y recuperando fotos que no recordaba, im¨¢genes que retratan la vida cotidiana de la comarca en los a?os 50, 60 y 70. "Son interesantes los retratos, el estudio de las caras. Son rasgos diferentes a los de ahora y se podr¨ªa hacer buen estudio antropol¨®gico". Siempre ha tenido predilecci¨®n por el retrato. "Si iba a un pueblo a hacer un encargo, siempre tra¨ªa im¨¢genes que hab¨ªan surgido de forma espont¨¢nea. Creo que logr¨¦ recoger la forma de vida rural".
Al principio, Piedad causaba sensaci¨®n. "Si iba a retratar una boda, la gente estaba m¨¢s pendiente de m¨ª que de los novios. Muchos pensaron que fracasar¨ªa, pero yo ten¨ªa que intentarlo". Las cosas fueron bien y Piedad no tard¨® en comenzar a recibir encargos de toda la provincia. "Lo primero que me compr¨¦ fue una mobilette y un casco. La gente dec¨ªa: 'por ah¨ª va Piedad'. Tambi¨¦n se acostumbraron a verme con pantalones, aunque para ello tuve que vencer la resistencia de mi madre. Una vez, yendo en moto a hacer el reportaje de un cantamisas (primera misa cantada por un sacerdote) a Alba de los Carda?os -a 24 kil¨®metros de Cervera- los radios de la moto me pillaron la falda. A la vuelta fui a encargar un pantal¨®n al sastre. Mi madre lo comprendi¨®".
Durante a?os -"me jubil¨¦ hace 12"- Piedad recorri¨® las carreteras de la monta?a haciendo fotos. "En 1953, cuando comenc¨¦, la gente no ten¨ªa c¨¢mara, por lo que me encargaban todo tipo de trabajos: fotos para el DNI, reportajes de bodas y fiestas en todos los pueblos, ampliaciones, fotos de estudio, procesiones, partidos de f¨²tbol, ferias de ganado". La fot¨®grafa no tard¨® en sacar una conclusi¨®n que le servir¨ªa durante toda su carrera profesional: nadie se gusta a s¨ª mismo en las fotograf¨ªas.
Adem¨¢s, Piedad trabaj¨® de reportera gr¨¢fica. "He sido corresponsal en la zona de la agencia Efe y de los peri¨®dicos El Norte de Castilla y Diario Palentino. Me he pasado la vida rompiendo moldes". La fot¨®grafa tiene muy fresco un partido de f¨²tbol disputado en Madrid en el a?o 1954. "Estuve en el estadio rodeada de un mont¨®n de fot¨®grafos? todos hombres. Aquel d¨ªa fui consciente de hasta qu¨¦ punto era poco corriente ver a una mujer trabajando con una c¨¢mara. Al salir, la gente me se?alaba: '¨¦sa es la que estaba haciendo fotos', pero yo estaba enamorada de mi profesi¨®n y nunca pens¨¦ en dejarlo".
Hace pocos a?os se constituy¨® la Fundaci¨®n Piedad Isla para proteger el archivo fotogr¨¢fico. Actualmente la fundaci¨®n est¨¢ acometiendo, gracias a una ayuda de la Uni¨®n Europea, la digitalizaci¨®n de sus fondos fotogr¨¢ficos. "Nosotros no tenemos hijos y consideramos que la creaci¨®n de una fundaci¨®n era la mejor forma de salvaguardar estos fondos para futuras generaciones". Adem¨¢s, el organismo tiene tambi¨¦n una labor solidaria. "Uno de los patrones de la fundaci¨®n es un sacerdote que trabaja en una zona desfavorecida de Per¨². La fundaci¨®n se compromete a dedicar un 30% de sus ingresos a ayudar a su labor asistencial".
Aunque lleva varios a?os alejada de la profesi¨®n, Piedad sabe que los medios han cambiado mucho. "Cuando empec¨¦, la c¨¢mara ni siquiera te med¨ªa la luz. Es m¨¢s, casi no hab¨ªa c¨¢maras. La gente estaba ¨¢vida de retratos. En los pueblos, sal¨ªan con sus hijos para que les fotografiara". Tras 40 a?os con la c¨¢mara colgada al hombro, dice seguir enamorada de su profesi¨®n. "Me ha dado oportunidad de conocer a mucha gente". Ahora se trata de mantener viva la memoria de esas personas y de todo lo que ocurri¨® en aquellos a?os de los cincuenta y sesenta, los primeros pasos de la emigraci¨®n: "Era el momento en que se iba uno, luego otro? Conoc¨ª pueblos que, de tener 60 casas abiertas, ahora apenas tienen 10 habitantes". El objetivo de Piedad recogi¨® todo el proceso: la marcha, el cambio de las forma de vida de los que se quedaron, el paso del trillo a la cosechadora?
A Piedad le brilla la mirada tras sus gafas doradas. Quiz¨¢ est¨¦ pensando en nuevos proyectos, en otros sue?os.
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