La historia digital
Pas¨¦ una magn¨ªfica tarde (otra) en el pasado. Aunque fue una tarde ordenada. Uno de los problemas convencionales del pasado es que se agolpa, turbulento. "Todo el pasado vuelve como una ola", dec¨ªa Borges. La melancol¨ªa es hija direct¨ªsima y dilect¨ªsima de la confusi¨®n. Basta introducir un poco de orden, ¨ªndices, rutas, para que el pasado devenga una compa?¨ªa cordial y tratable, muy valiosa. Quiero decir que ha comenzado, seriamente, la digitalizaci¨®n de los viejos diarios. Es instructivo (y casi desmoralizador) darse una vuelta por la Austrian Newspaper Online (http://anno.onb.ac.at/ y sus kil¨®metros de letra g¨®tica escaneada, accesible por Internet. La digitalizaci¨®n va llegando tambi¨¦n al Archivo Hist¨®rico de Barcelona. Guarda una maravillosa colecci¨®n hemerogr¨¢fica que hace incomprensible la rutina presupuestaria con la que es tratada sistem¨¢ticamente. All¨ª se han empezado a digitalizar El Mundo Deportivo y El Noticiero Universal, y algunas revistas, entre ellas el legendario Xut! En la planta novena del edificio de La Vanguardia se puede consultar la colecci¨®n completa del diario (y son m¨¢s de 100 a?os), en condiciones mucho m¨¢s precisas y confortables que las de su web. El ABC est¨¢ ya igualmente digitalizado, aunque la posibilidad de b¨²squedas en los documentos no est¨¢ disponible para el p¨²blico. En pocos a?os la digitalizaci¨®n (de peri¨®dicos y de otros documentos) va a cambiar la escritura de la historia y a mejorar sustancialmente su precisi¨®n. Y crecer¨¢ la importancia del periodismo como fuente de la narraci¨®n del pasado.
Aparte de abrir una fascinante grieta en el olvido, la digitalizaci¨®n permite la protecci¨®n de diarios muy estropeados
El Noticiero Universal, por ejemplo. El diario que naci¨® cuando se vio que un d¨ªa daba para mucho, y que no se pod¨ªa esperar al siguiente para contarlo. Su fundador, Peris Mencheta, era picapedrero y antes que el diario cre¨® la agencia Mencheta. He visto siempre una relaci¨®n entre el primer oficio del fundador y la expresi¨®n picar piedra que en los diarios se utilizaba para designar los trabajos m¨¢s duros (es un decir) y mon¨®tonos. Entre ellos los de puntear los teletipos de la agencia Mencheta. El Ciero est¨¢ ya digitalizado entre los a?os 1888 (el de su fundaci¨®n) y 1918. En los pr¨®ximos meses se ir¨¢ completando la colecci¨®n del Archivo Hist¨®rico. Pero ya hay una infinitud de b¨²squedas posibles adecuadas a las obsesiones personales. Camba, por ejemplo, que las hay peores. Hace meses escrib¨ª (La Cr¨®nica, 24-1-2005) sobre su desencuentro con Catalu?a. Pero ignoraba cu¨¢nto lo hab¨ªan querido. Y en realidad lo que ahora quisiera saber es qu¨¦ sucedi¨® entre el 6 de agosto del 1917, cuando Camba public¨® 'Catalu?a y el humorismo: una cuesti¨®n de incompatibilidades', art¨ªculo en el que clasificaba cuidadosamente los insultos que hab¨ªa recibido por ironizar sobre la lengua catalana, y el 21 de junio de 1917. Ese d¨ªa, descubro ahora, El Noticiero publicaba un suelto destacado: En honor de Camba. Dec¨ªa uno de sus p¨¢rrafos: "Al venir a Barcelona, nuestros intelectuales han querido darle una cari?osa prueba de afecto ofreci¨¦ndole un banquete...". No eran unos intelectuales cualquiera. El secretario de la comisi¨®n organizadora era Carner. Los asistentes eran, entre muchos otros, Rusi?ol, D'Ors y Rovira i Virgili. El homenajeado estuvo sincero: "Soy un representante del 'Je m'en fiche literario". Y D'Ors estuvo particularmente gracioso: "Hi ha noms que son consonants obligats de la sort. Camba, xamba. Camb¨®, xamb¨®". A Camb¨®, justamente, me dediqu¨¦ de inmediato: seguir su participaci¨®n, saltando de su nombre a su nombre, en la pol¨ªtica de la restauraci¨®n me pareci¨® una gimnasia fascinante. Encontr¨¦ tambi¨¦n las huellas de la dinast¨ªa flamenca de los Burrull o noticia del encarcelamiento de Corpus Barga. Mucho mariscal Jofre y algo de Pablo Picasso. Hasta que cay¨® la noche con su manto.
La digitalizaci¨®n de El Noticiero la ha hecho la empresa Tecnodoc, que tal vez sea la primera espa?ola en el asunto. El negocio va bien. Aparte de abrir una fascinante grieta en el olvido, la digitalizaci¨®n permite la protecci¨®n de diarios muy estropeados y su contribuci¨®n a la conservaci¨®n del patrimonio es innegable. Cabe decir que no es un sistema perfecto. Para que las b¨²squedas sean r¨¢pidas, los programas de digitalizaci¨®n requieren buscadores y redes muy potentes, in¨¦ditos en la inmensa mayor¨ªa de los archivos espa?oles. Luego est¨¢ el margen de error del escaneado, que depende de la calidad del papel y de la impresi¨®n, y de su estado de conservaci¨®n. Tom¨¢s L¨®pez, uno de los directivos de la empresa, dice que el margen de error est¨¢ en torno al 20%. Pero la cifra es discutible. Carles Salmurri, uno de los responsables de la digitalizaci¨®n de La Vanguardia, cree, por el contrario, que el error se acerca f¨¢cilmente al 40%. Aunque reconoce el prodigio. Invoca, por ejemplo, los tres meses que se pas¨® Palau i Fabre para localizar la primera cr¨ªtica de una exposici¨®n de Picasso, que se public¨® en 1900. Ahora ser¨ªan tres minutos. Tecnodoc trabaja ahora para introducir paulatinamente el sistema Xml, que permitir¨¢ organizar mejor las b¨²squedas. Es decir, la distinci¨®n, ce?idos al formato period¨ªstico, entre t¨ªtulos, entradillas, cuerpo del texto, etc¨¦tera. La distinci¨®n deber¨¢ adecuarse, como todo en la vida espa?ola, al principio de la realidad. Por ejemplo, al hecho contundente de que el cuerpo de titulaci¨®n moderno tard¨® en llegar al periodismo patrio. Por ejemplo, La Vanguardia tuvo que esperar a que la confiscaran los comunistas. Es fama que su director entre octubre de 1937 y enero de 1939, Fernando V¨¢zquez, dijo un d¨ªa furioso:
-?Voy a acabar con este columnario!
Y acab¨®.
La partera de la historia y del Xml.
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