La Universidad a?ora a L¨¢zaro Carreter como a un inmenso maestro de la lengua
Un a?o despu¨¦s de la muerte del ling¨¹ista y acad¨¦mico su prestigio crece cada vez m¨¢s
El esp¨ªritu innovador de Fernando L¨¢zaro Carreter y su profundo clasicismo, su calidad humana y su rigor intelectual, su sabidur¨ªa y la mordacidad e iron¨ªa de sus comentarios. De todo esto se habl¨® ayer en la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, donde sus compa?eros y amigos lo recordaron un a?o despu¨¦s de su muerte. Fue un homenaje acad¨¦mico, y se habl¨® de sus inmensos logros en todos los terrenos relacionados con la ling¨¹¨ªstica, pero fue sobre todo un acto de afirmaci¨®n del profundo afecto que todos tuvieron por el gran maestro.
"?Que viene L¨¢zaro!, ?que viene L¨¢zaro!", cont¨® ayer Violeta Demonte que dec¨ªan tres j¨®venes ling¨¹istas, asomados a una de las ventanas de la Facultad de Filolog¨ªa, cuando descubrieron la imponente figura del eminente profesor dirigi¨¦ndose a las aulas en las que iba a iniciar otra etapa de su vida. ?Que viene L¨¢zaro!, y L¨¢zaro lleg¨® (corr¨ªa el a?o 1978), asumi¨® la c¨¢tedra de Lengua Espa?ola y, al poco tiempo, ya se hab¨ªa convertido en un referente de aquella universidad.
La fama de Fernando L¨¢zaro Carreter (Zaragoza, 1923-Madrid, 2004) era por entonces ya vasta y profunda. Se form¨® en Zaragoza con Francisco Yndurain y se hab¨ªa licenciado en 1945 en Filolog¨ªa Rom¨¢nica en la Universidad Complutense de Madrid bajo el magisterio de D¨¢maso Alonso. Luego obtuvo una c¨¢tedra y ense?¨® en Salamanca, donde fue decano de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras entre 1962 y 1968. En 1972 ocup¨® la c¨¢tedra de Lengua Espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, y ese mismo a?o entr¨® en la Real Academia para ocupar el sill¨®n R. En 1991 se convirti¨® en su nuevo director, hasta 1998.
Son s¨®lo unas cuantas l¨ªneas para resumir, de manera brusca y ciertamente incompleta, la trayectoria de un hombre que, tal como se vio ayer, fue un gigante en su disciplina. Estudioso de una vasta erudici¨®n y h¨¢bil comunicador de las m¨¢s enrevesadas materias, "fil¨®logo ejemplar y magn¨ªfico profesor" (Blecua), exigente consigo mismo hasta el desfallecimiento -hac¨ªa una "riguros¨ªsima preparaci¨®n de sus clases" (Bosque)-, dotado de "una inteligencia fuera de serie" (Demonte): ¨¦se fue el hilo conductor de todas las intervenciones, todas ellas salpicadas con referencias a sus libros, a su actividad como profesor. E incluso un poco m¨¢s que todo eso: a L¨¢zaro quiso agradecerle Jos¨¦ Antonio Pascual "sus ense?anzas para andar por estos duros caminos".
Profesor
Los duros caminos del estudio, pero tambi¨¦n los de la vida. Y es que, de todas las actividades en las que se embarc¨® L¨¢zaro, la que destac¨® sobre todo ayer fue la de profesor. Se habl¨® de su af¨¢n por innovar los planes de estudio y por enriquecer los fondos bibliogr¨¢ficos. Se elogiaron su entusiasmo y su rigor, su capacidad para inquietar y estimular, para dar ideas. Foment¨® las discusiones, destac¨® por su curiosidad, ense?¨® el orgullo por el trabajo bien hecho, entendi¨® que m¨¢s que protegerse en la seguridad de lo sabido hab¨ªa que elegir las incertidumbres de las nuevas aventuras te¨®ricas. No s¨®lo ense?¨® unas materias; contagi¨® la pasi¨®n por el conocimiento. S¨®lo en ese contexto se explica el argumento que utiliz¨® para justificar el suspenso de una alumna. "A su examen le falta tensi¨®n", parece ser que le dijo. Lo cont¨® Ignacio Bosque, y confes¨® que s¨®lo hab¨ªa entendido a L¨¢zaro mucho despu¨¦s.
Fue de los ¨²ltimos que pudieron abarcar al mismo tiempo los conocimientos filol¨®gicos y los literarios. Dec¨ªa que no ten¨ªa sentido andar todo el d¨ªa vistiendo, desvistiendo y volviendo a vestir a las palabras. Hab¨ªa que penetrar en su profundo misterio.
De sus aportaciones a la Real Academia se ocup¨® Garc¨ªa de la Concha. La recuper¨® como centro de trabajo, la conect¨® con la sociedad, puso en marcha sus desaf¨ªos m¨¢s urgentes y convirti¨® la defensa de la esencial unidad de la lengua en su gran objetivo. Pero esa historia qued¨® ayer ensombrecida por su gigantesca talla como profesor. Como alma de una universidad, como gran maestro de la lengua.
Cl¨¢sico y moderno
"Fray Luis era su gran poeta", dijo Blecua. Bosque se refiri¨® a su pasi¨®n por la lengua literaria del Siglo de Oro. Todos destacaron su inmensa capacidad para leerlo y saberlo todo, para contarlo con claridad. Sus dardos en la palabra volvieron a concitar la unanimidad: nos ense?¨® a cuidar la lengua, a tratarla con respeto, a superar la desidia y la indisciplina con la que se la maneja con tanta frecuencia.
El homenaje arranc¨® con Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez, subdirectora del Departamento de Filolog¨ªa Espa?ola I de la Universidad Complutense. Luego habl¨® Juan Antonio Frago, catedr¨¢tico de la Universidad de Zaragoza. Tras ¨¦l les toc¨® el turno a los acad¨¦micos (y catedr¨¢ticos de distintas universidades) Jos¨¦ Manuel Blecua, Jos¨¦ Antonio Pascual e Ignacio Bosque. La decana de la Facultad de Filolog¨ªa, Pilar Saquero, reconoci¨® no haberlo conocido pero que sab¨ªa de su fama de "electrizar a los alumnos". Violeta Demonte, directora general de Investigaci¨®n, hizo un acercamiento muy personal, y el director de la RAE, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, resumi¨® su tit¨¢nica labor al frente de la Real Academia. Cerr¨® el rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa, que elogi¨® en L¨¢zaro su estatura intelectual, esa capacidad que ya no se estila de saber superar las fronteras de su propia disciplina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.