Primavera del Photomuseum
Desde hace trece a?os por estas fechas el Photomuseum organiza lo que denomina Jornadas Fotogr¨¢ficas. El peso de esta actividad recae en varias exposiciones simultaneas repartidas por distintas salas de Zarautz. Este a?o son cuatro las que componen un peque?o, aunque curioso, abanico de los derroteros emprendidos por la fotograf¨ªa. Se presentan con graciosa sencillez, fruto de una imaginaci¨®n estimulada por la pasi¨®n hacia el medio (no por los grandes presupuestos), algo muy arraigado en la actitud de sus organizadores, aut¨¦nticos pioneros en la difusi¨®n de los valores fotogr¨¢ficos en Euskadi y tambi¨¦n en Espa?a.
La visita puede empezar por Sanz Enea donde se ofrece una colecci¨®n de im¨¢genes relacionadas con los ¨²ltimos treinta a?os del Teatro danza en Alemania. Son varios autores los que desgranan esta forma de baile nacida a ra¨ªz de las revueltas estudiantiles a?os sesenta del siglo pasado. Congelan los movimientos, ofrecen unas apariencias capaces de abrir el ritmo de famosos bailarines desplaz¨¢ndose en unos escenarios repletos de reminiscencias expresionistas.
La Galer¨ªa Zazpi permite volver a contemplar un trabajo ya conocido de Carlos Canovas (Albacete, 1951). Se trata de Retornos una serie de refotograf¨ªas tomadas en Bilbao estos ¨²ltimos a?os, desde el mismo punto de vista que lo hicieron a principio del siglo pasado los postalistas catalanes Lucien Roisin y Joseph Thomas. Un trabajo sobre el paisaje de una ciudad donde se pone de manifiesto como el transcurso del tiempo y la capacidad trasformadora del hombre puede hacer variar los escenarios urbanos.
En Galer¨ªa Bidea ?ngel Uranga (Zarautz, 1961) con su Pintura&Fotograf¨ªa combina ambas disciplinas sobre un mismo soporte. Son diecinueve piezas donde se juega con retazos de fotograf¨ªas de paisajes y trazos de pintura. Se presentan como ensayos experimentales en un proceso de construcci¨®n art¨ªstica cuyo resultado final ofrece atractivas sugerencias. Curiosamente, en todos estos collages, de apariencia firmemente pict¨®rica, la geometr¨ªa compositiva, el sentido y el sabor final del trabajo cobra sentido por el peso significativo del registro fotogr¨¢fico.
Finalmente, Miguel Oriola (Alcoy, 1943) ense?a la retrospectiva El eterno mismo en Torre Luzea. Alterna color y blanco y negro para ofrecer con estilo muy directo ejemplos variados de su trayectoria profesional. Son im¨¢genes de mucho impacto en las que predomina la figura humana u con frecuencia los desnudos mordaces. Escenas preparadas donde rige la crudeza, donde no proliferan las concesiones al escenario. Todos ellos retratos y composiciones que generan inquietud y tensi¨®n.
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