Baile esencial

Gran baile de Eva Yerbabuena, que vuelve a uno de sus primeros t¨ªtulos. Excelent¨ªsimo baile. Esta Eva se compone de una serie de n¨²meros sueltos, independientes entre s¨ª, pero que integran un corpus bailable de primer orden. En el principio no fue as¨ª, pues hab¨ªa una historia mucho m¨¢s poderosa que ahora s¨®lo se insin¨²a; se ve que con el paso del tiempo ha ido todo simplific¨¢ndose hacia lo esencial. Y lo esencial es el baile. Con una compa?¨ªa de formato reducido -tres bailaores y dos bailaoras-, de gran calidad, los bailes se suceden sin prisa, pero sin pausa. Bien bailados, con ritmo y comp¨¢s, admirables. Yerbabuena ha buscado, sobre todo, una econom¨ªa de medios absoluta en que las grandes l¨ªneas del baile se imponen con severidad, alejando de s¨ª toda floritura innecesaria.

Dentro de esa esencialidad fundamental, los bailes en solitario de Eva Yerbabuena son la columna vertebral del espect¨¢culo. Grana¨ªnas, soleares, tangos. Raramente, hoy, en el flamenco puede contemplarse algo tan acabado y de una perfecci¨®n igual. Yerbabuena afronta cada tema con un temple y una sobriedad realmente absolutos, sin concesiones. No hay lugar para nada que pueda aproximarse a lo superficial, mucho menos a lo vulgar.

Su baile por soleares ocupa toda la parte central de la obra. Un baile largu¨ªsimo, completo, realmente antol¨®gico, pues Yerbabuena agota pr¨¢cticamente todo cuanto de infinitamente hermoso hay en el mismo. Son pasos dif¨ªciles y de enorme variedad, vueltas y revueltas, recursos de incre¨ªble imaginaci¨®n, remates, desplantes, un tejer y destejer constante. Belleza en definitiva, belleza total.

No le va a la zaga su baile por tangos, aunque ¨¦ste tenga aparentemente una mayor vistosidad. Es otro tipo de baile, m¨¢s hacia el exterior, sin la concentraci¨®n de la sole¨¢. Es otra Yerbabuena quien nos lo ofrece, y su calidad corre pareja con la del baile por soleares. Porque esta bailaora es una de las verdaderamente grandes del flamenco de nuestro tiempo.