Bautismo de tampones

En la alta civilizaci¨®n a la que pertenecemos, cada persona tiene que poseer papeles que les dan sus guardianes. El Gobierno est¨¢ tratando de que no haya ciudadanos sin papeles: la soluci¨®n est¨¢ en d¨¢rselos. Para d¨¢rselos, les exige los papeles. Otros papeles: pero para conseguir uno de esos papeles, tienen que presentar otros. Cualquiera que haya tenido que solicitar papeles menores sabe c¨®mo contestan. Como dec¨ªa Larra: "?Vuelva usted ma?ana!". Se esperaban 800.000 demandas, no hay m¨¢s que 300.000 y se discute si hay en realidad tan pocos inmigrantes. No: es que no consiguen superar los tr¨¢mites de la burocracia espa?ola, o de las diversas burocracias, con distintas clases de talante entre ellas, que tienen que conjuntarse entre s¨ª para legalizar al ciudadano. Un bautismo de tampones.

El empadronamiento parece imposible: se crea un empadronamiento de sustituci¨®n para el cual se requieren m¨¢s documentos que, a su vez, se hacen imposibles. Estoy seguro de que el nuevo Gobierno trat¨® de "legalizar" a todos, pero no pudo sin salirse de la burocracia. Los genes filiposecundinos han continuado durante siglos anidados en los espa?oles, y antes de dar un papel lo piensan mucho y, finalmente, s¨®lo dan medio, o un cuarto. Hay que fijar unos plazos, y unos sellos, tras de los cuales tienen que venir otros papeles. Es superior a sus fuerzas. Veo las largu¨ªsimas filas ante consulados, oficinas municipales, comisar¨ªas: son caras largas y tr¨¢gicas, con miedo a que les pase el ¨²ltimo plazo sin conseguir una residencia que despu¨¦s de todo s¨®lo es provisional.

Toda Europa se ha cerrado as¨ª ante estos trabajadores baratos para cualquier obra ruda y al precio que sea; los papeles son una excusa para limitar lo que se quiere y a quien se quiere. No creo que este Gobierno debiera hacer mucho caso de los enemigos de lo sencillo, de los que creen que nacionalidad y residencia son alcurnias y privilegios -en realidad lo son-, a los que creen en las razas y cruzan los dedos cada vez que dicen "Yo, que no soy racista...". Claro que lo es usted, patrono o funcionario, agente de la cola de los desgraciados, presidente del Gobierno que no es m¨¢s generoso. Por lo menos, ahora que se sabe que nos est¨¢n haciendo cada vez m¨¢s falta.