?l es un genio y yo, su mujer

Blanca, protagonista de esta novela, es una chica que acaba de terminar sus estudios universitarios, se ha independizado de la familia, tiene un trabajo m¨¢s bien insatisfactorio en una editorial, es insegura y no sabe muy bien qu¨¦ hacer con su vida aunque aspira a escribir una novela o algo parecido. Suspira por acceder a la vida adulta pero ignora incluso qu¨¦ puede significar. Pero si su protagonista no sabe c¨®mo empezar a escribir (quiz¨¢ como la autora a su edad), Freixas s¨ª tiene claro su proyecto de novela. Se trata de desarrollar dos temas, la literatura como actividad editorial y el amor como aspiraci¨®n a la plenitud, a trav¨¦s de las vicisitudes de su joven protagonista y narradora. Como contrapunto, se intercalan fragmentos de biograf¨ªas de literatos c¨¦lebres, Amiel, Gide, Silvia Plath, Colette o Madame de S¨¦vign¨¦, que tuvieron que enfrentarse tambi¨¦n al problema de compaginar la creaci¨®n literaria con la vida ¨ªntima. Blanca busca en ellos modelos, pero descubre que tambi¨¦n sufrieron y se equivocaron. El retrato de reuniones, c¨®cteles y presentaciones donde se maniobra y se murmura y donde el elogio suena a hipocres¨ªa ocupa un buen numero de p¨¢ginas. Tanto los premios como los editores, autores y cr¨ªticos salen mal parados. La autora ha volcado ah¨ª su experiencia del mundo literario y lo describe con una mirada burlona, levemente ir¨®nica, con algunas gotas de melancol¨ªa y de sonrisas comprensivas pero tambi¨¦n con r¨¢fagas de crueldad.

Hacia la mitad, una vez

establecidas las bases de la historia, el car¨¢cter de la narradora y sus difusos proyectos literarios y bien definida la funci¨®n de los textos sobre las vidas de escritores, se entra en el punto central de la novela, la experiencia amorosa o, como indica el t¨ªtulo, cualquier otra cosa que se le parezca. Comienza con la escena de la seducci¨®n y entrega sexual entre Blanca y Leo, un escritor argentino, que est¨¢ resuelta con un vigor y una habilidad admirables mediante un conjunto de met¨¢foras referidas al fuego, a animales como el tigre y la serpiente y a t¨¦rminos de la navegaci¨®n ("velas desplegadas", "amarrada a una boya") y al uso de im¨¢genes centelleantes o liberadoras ("me ardi¨® el pelo", "salimos volando") apoyado todo en referencias culturales inequ¨ªvocas, santa Teresa, Pascal y Andr¨¦ Gide.

A la protagonista le pare-

ce que ahora s¨ª que ha entrado en el para¨ªso, compuesto tan s¨®lo como ella dice por "un hombre, una mujer y una cama" aunque, m¨¢s adelante, en momentos de mayor zozobra dir¨¢ que ella es s¨®lo "un cuerpo amarrado a un tel¨¦fono". La relaci¨®n de estos dos amantes es semejante a la que mantienen Sylvia Plath y Ted Hugues, bien explicada en la novela. Ella ante la dificultad de escribir su propia obra, se suma a la del marido: "Ted es un genio, yo su mujer". Hay que decir que si bien la utilizaci¨®n de los textos biogr¨¢ficos puede que sea excesiva, algunos, el de Plath y el de Gide sobre todo, constituyen buenos ejemplos de narraciones breves integradas en la principal con un valor propio. En el desenlace, un punto decepcionante por lo impreciso, el tema literario y el amoroso encajan para mostrar una ense?anza probablemente demasiado evidenciada en el texto: el car¨¢cter destructivo de los sue?os.