Manipular la muerte
LA INVESTIGACI?N ABIERTA el 8 de marzo por el consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, a ra¨ªz de una denuncia an¨®nima sobre el elevado ¨ªndice de mortalidad registrado en el servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s, ha sembrado la alarma en la opini¨®n p¨²blica y provocado el rechazo no s¨®lo de los m¨¦dicos afectados por las acusaciones (la sedaci¨®n supuestamente dolosa o negligente de enfermos terminales con resultado de muerte), sino tambi¨¦n de sus compa?eros de profesi¨®n. Tras un mes de intoxicaciones informativas y de comentarios irresponsables sobre 400 hipot¨¦ticos casos de sedaciones letales al servicio de una estrategia calculada de eutanasia masiva, la Fiscal¨ªa de Madrid analiza trece historiales para comprobar si hubo dosis excesivas o sedaciones no indicadas o dudosas.
La investigaci¨®n abierta por la Comunidad de Madrid a ra¨ªz de una denuncia an¨®nima contra el servicio de Urgencias del hospital de Legan¨¦s crea alarma social y suscita el rechazo de los m¨¦dicos
Abstracci¨®n hecha de cu¨¢l sea el resultado de las investigaciones judiciales en curso, la implacable apisonadora puesta en marcha por el consejero Lamela persigue sus propios objetivos pol¨ªtico-partidistas. La destituci¨®n en el mes de marzo del jefe del servicio de Urgencias, el director m¨¦dico y el gerente del hospital fue seguida por una campa?a dirigida a presentar insidiosamente como hechos probados los asesinatos u homicidios culposos supuestamente perpetrados en el centro. Aunque la Consejer¨ªa de Sanidad haya reconocido que sus inspectores s¨®lo han detectado irregularidades administrativas -pero no mala pr¨¢ctica m¨¦dica- en una parte de los casos denunciados, un retorcido comentario publicado esta semana sobre los fallecimientos en el hospital de Legan¨¦s estaba encabezado con el titular La soluci¨®n final, en sugerente y t¨¦trico paralelo con los campos de exterminio nazis. El PP sigue aplicando el mecanismo inquisitorial ensayado ya en otros casos anteriores: el acusado debe probar su inocencia, no el acusador su culpabilidad.
La gesti¨®n pol¨ªtico-administrativa de la crisis -la irrupci¨®n de una estampida de b¨²falos en un quir¨®fano- ha sido elogiada por el partido que gobierna la Comunidad de Madrid. Mariano Rajoy afirma que el consejero Lamela es uno de los dirigentes "mas importantes" del PP; ?ngel Acebes lo califica de "magn¨ªfico pol¨ªtico y magn¨ªfica persona". Aunque el patriotismo de partido suele favorecer siempre los cierres de filas cuasimafiosos dentro de las organizaciones cimentadas sobre el ejercicio o la expectativa del poder, la propuesta de Lamela como espejo de pr¨ªncipes de los militantes populares sugerida por su presidente y su secretario general resulta escalofriante. Sea de derecha, de centro o de izquierda, el oficio de un pol¨ªtico dem¨®crata -no s¨®lo los m¨¦dicos deben respetar la lex artis de su profesi¨®n- exige capacidad para negociar conflictos, prudencia para aplicar medidas adecuadas a los problemas y sensibilidad para respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos. El arrogante comportamiento con las personas acusadas, la irresponsable toma de decisiones que han producido ya efectos irreparables y el desprecio por la presunci¨®n de inocencia de los m¨¦dicos sometidos a investigaci¨®n son propios de un r¨¦gimen autoritario.
Por lo dem¨¢s, la crisis del hospital Severo Ochoa resultar¨ªa imposible de explicar sin tomar en consideraci¨®n su trasfondo ideol¨®gico-pol¨ªtico. No se trata s¨®lo -aunque tambi¨¦n- de la apuesta del PP a favor de la Sanidad privada en perjuicio de la p¨²blica. Los conflictos morales derivados de la sedaci¨®n de pacientes terminales (el riesgo del doble efecto de aliviar con seguridad sus dolores y de precipitar eventualmente su fallecimiento) son distintos -aunque fronterizos- de los problemas de mayor calado planteados por la eutanasia en sentido estricto. Pero la deriva involutiva del PP en materia de derechos civiles y de costumbres, que le aleja cada vez de su asp¨¬raci¨®n a representar el centro reformista y el moderantismo liberal, no se limita, por lo dem¨¢s, a la regulaci¨®n de las diferentes formas de la buena muerte; tambi¨¦n se extiende a la equiparaci¨®n de la catequesis cat¨®lica con las matem¨¢ticas como asignatura escolar, los matrimonios entre homosexuales, la agilizaci¨®n del divorcio, la ampliaci¨®n de los supuestos de aborto y la experimentaci¨®n con c¨¦lulas madre.
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