Manipuladores

Dice Javier Rioyo, director de Estravagario (La 2), que le molestar¨ªa invitar a historiadores manipuladores a su programa. Sin embargo, la historia de la novela, del ensayo e incluso de la poes¨ªa se basa en manipulaciones individuales, colectivas, sentimentales y cerebrales.

Moa non plus

Puede que Pio Moa sea el Abominable Hombre de las Nieves y que su versi¨®n de la historia sea la opuesta a la de muchos y la instigadora de un renovado concepto de la unidad de Espa?a que tanto est¨¢ haciendo a favor del independentismo. Pero el tradicional d¨¦ficit de TVE se mantiene, entre otras cosas, gracias a los impuestos de todos, incluso de aquellos de los que discrepamos. Si en el panorama editorial aparece un fen¨®meno de ventas como Moa, con tantos lectores, quiz¨¢ ser¨ªa mejor invitarlo y, una vez en el plat¨®, rebatir sus puntos de vista. Eso, adem¨¢s, animar¨ªa un programa muy necesario pero en el que, a veces, se echa de menos el contraste de opiniones y la discrepancia.

Buenos y malos

Estravagario une dos grandes inventos aparentemente enfrentados: lectura y televisi¨®n. Se ha hablado tanto de este antagonismo que puede parecer que no queda nada m¨¢s que a?adir. Pues no. En su libro Met¨¢foras de la lectura, V¨ªctor Moreno, doctor en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, escritor, cr¨ªtico y profesor de Literatura, escribe: "Ni la televisi¨®n ni el libro tienen que demostrar nada. Son posibilidades que est¨¢n ah¨ª, para uso y disfrute de las personas, las cuales tapar¨¢n sus orificios afectivos e intelectuales con lo que m¨¢s a mano tengan y m¨¢s gusto les d¨¦. El que quiera televisi¨®n, que se acueste con ella; el que quiera libros, que los consuma. ?Por qu¨¦ tanto empe?o en demonizar una posibilidad m¨¢s de ocio, intentando convencernos de que la televisi¨®n, al lado del libro, m¨¢s que una cong¨¦nita tara es la desverg¨¹enza p¨²blica de sus usuarios?".

Idioma Ozores

Uno de los invitados de Buenafuente (Antena 3) fue Chapis, aquel presentador de Qu¨¦ me dices que se hizo famoso por sus orejas y su mala dicci¨®n. Fue un di¨¢logo est¨¦ril, ya que no se entendi¨® nada de lo que dijo. Buenafuente fue lo bastante discreto para no hacerle repetir las respuestas. Deber¨ªan haberlo subtitulado pero, pens¨¢ndolo mejor, fue una met¨¢fora espont¨¢nea sobre las entrevistas televisivas: si nadie entiende nada todav¨ªa son mejores. En las espa?oladas, Mariano Ozores sol¨ªa perorar en un idioma propio que, por absurdo, hac¨ªa re¨ªr. Incluso Tip utiliz¨® ese recurso para ilustrar sus inolvidables delirios. Chapis, en cambio, parec¨ªa hacerlo sin darse cuenta. La cara de Buenafuente, de estupefacci¨®n y sorpresa, expresaba bien la impresi¨®n de muchos espectadores, que de pronto descubr¨ªan lo fascinante y absurdo que resulta escuchar a alguien que habla en tu mismo idioma y al que no consigues entender. Es algo muy frecuente entre electores y pol¨ªticos.