El hurac¨¢n Rafael Nadal
El mallorqu¨ªn derrota a Coria y es favorito para Roland Garros, donde no jugar¨¢ los dobles
Hace un par de semanas Andre Agassi dijo que Guillermo Coria era el tenista m¨¢s veloz que hab¨ªa visto nunca. Ayer, mediada una tarde gris y h¨²meda sobre la tierra roja de Montecarlo, ese mismo Coria, veloz y perseverante, defensor del t¨ªtulo, finalista del ¨²ltimo Roland Garros, sub¨ªa lento al podio y dejaba que las l¨¢grimas invadieran sus ojos mientras desconsolado recog¨ªa el trofeo de consolaci¨®n.
Por delante de ¨¦l, serio y maduro, un mallorqu¨ªn de 18 a?os, Rafael Nadal, una imponente presencia f¨ªsica, veloz y fuerte, recib¨ªa la copa de campe¨®n. El primer gran torneo de Rafael Nadal, el imparable jugador, implacable y tremendo zurdo de terrible drive liftado; el anuncio, a cinco semanas del comienzo de Roland Garros, de que otro joven prodigioso, otro miembro de la estirpe genial de Borg, Becker, Wilander, est¨¢ dispuesto para revolucionar el tenis.
Nadal, 1,86 metros, 82 kilos, derrot¨® a Coria, gacela de 1,75 metros y 65 kilos, 23 a?os, por 6-3, 6-1, 0-6, 7-5. Es su tercer t¨ªtulo del a?o tras los conseguidos en febrero en Costa do Saupie (Brasil) y Acapulco (M¨¦xico), tambi¨¦n en tierra batida.
Hace s¨®lo dos semanas, Nadal hab¨ªa perdido su primera gran final del a?o, en superficie r¨¢pida, en Miami, ante el suizo Roger Federer, el n¨²mero uno del mundo. Perdi¨® en cinco sets despu¨¦s de llegar a ir 2-0 y 4-1 a su favor en la tercera manga. Federer igual¨® con dolor a Nadal a dos y, cuando la cabeza ya le hab¨ªa dicho al mallorqu¨ªn que desistiera, que no hab¨ªa por donde agarrar al implacable suizo, le barri¨® de la pista.
Ayer, ante Coria, el tenista a quien todos temen sobre la tierra roja, hubo un momento en que pareci¨® que la situaci¨®n volver¨ªa a repetirse. Nadal empez¨®, como es su costumbre, al 120%, boxeador buscando un r¨¢pido knock-out. 6-3, 6-1 en las dos primera mangas. Y despu¨¦s de un apag¨®n total en la tercera (0-6, rosco de Coria), all¨ª estaba en la cuarta, 4-1 a su favor, a dos juegos del triunfo. Y fue entonces cuando pareci¨® posible una repetici¨®n. En un pis pas Coria le empat¨® a cuatro, le empat¨® a cinco, le busc¨® una rendija, meti¨® el pie, intent¨® apalancar, acabar con su resistencia. Se qued¨® en el intento. La cabeza no le abandon¨® a Nadal. Ni las piernas.
Hace justo un a?o, a mediados de abril de 2004, Nadal se lesion¨® en un pie -fisura de escafoides- despu¨¦s de derrotar en Estoril al quincea?ero franc¨¦s Gasquet, el mismo rival que tuvo el s¨¢bado en semifinales. En vez de gozar en Roland Garros, de descubrir Par¨ªs, de volver a la hierba de Wimbledon, en vez de seguir creciendo f¨ªsicamente, Nadal se pas¨® tres meses andando con muletas, trabajando en la camilla, en la piscina, aguantando largas sesiones en la c¨¢mara hiperb¨¢rica. Fueron tres meses de maduraci¨®n psicol¨®gica a marchas forzadas generadora de su espl¨¦ndida fuerza mental actual.
La otra clave de su rendimiento, la magn¨ªfica preparaci¨®n f¨ªsica, de su alucinante fuerza relativa -ha perdido tres kilos de peso para ganar resistencia en tierra, pero no ha perdido potencia- es el fruto de una planificaci¨®n meticulosa y precisa que le llev¨® incluso a renunciar en marzo a un torneo tan importante como Indian Wells para evitar, por un lado, un triple cambio de superficie -tierra americana, moqueta eslovaca de la Davis y cemento californiano- y, por otro, para ganar una semana para cargar las pilas en Manacor.
Es el hurac¨¢n Nadal. Empez¨® el a?o pensando en madurar f¨ªsicamente, con el objetivo de no lesionarse, de no acabar con calambres los partidos largos, y se encuentra de favorito a cinco semanas para Roland Garros, para su gran objetivo, para un torneo largo, jugado a cinco sets desde la primera ronda, al que llegar¨¢ despu¨¦s de jugar tres semanas -¨¦sta, en el God¨®, donde se encontrar¨¢, entre otros, con Safin y, de nuevo, con Coria; del 2 al 8 de mayo, Roma, y del 9 al 15, Hamburgo- y disfrutar de dos libres para trabajar en Manacor. Y de all¨ª, a Par¨ªs, donde, para preservar al m¨¢ximo su resistencia, y despu¨¦s de analizar lo que le ocurri¨® en Australia, en el primer grande del a?o, renunciar¨¢ a jugar el torneo de dobles.
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