Celador del dogma
Los cardenales de la Iglesia cat¨®lica han hecho una elecci¨®n sin ambig¨¹edades al designar como nuevo Papa a Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, que ha sido el guardi¨¢n de la ortodoxia cat¨®lica durante 23 a?os, en los que ha condenado al ostracismo a m¨¢s de un centenar de te¨®logos. Su m¨¢s solemne homil¨ªa, durante la misa que precedi¨® al c¨®nclave, fue una requisitoria contra el relativismo moral que, a su juicio, se ha apoderado del mundo. No ha habido mediaciones. No ha reca¨ªdo la elecci¨®n sobre un candidato de centro, como se esperaba. Ha vencido la l¨ªnea dura de la defensa a ultranza de la fe. Ser¨ªa interesante saber cu¨¢ntos de los cardenales del llamado Tercer Mundo, que abogaban por un sucesor de Juan Pablo II que sintonizara con los problemas contempor¨¢neos que el Papa polaco dej¨® sin soluci¨®n, acabaron dando el voto en conciencia al cardenal b¨¢varo.
Respecto a los cardenales europeos, considerados electores decisivos de este c¨®nclave, uno de los factores que pueden haber influido en su elecci¨®n es la alarma suscitada por el nuevo Papa en torno a la crisis de fe en el Viejo Continente, cuna del cristianismo. Ratzinger hab¨ªa llegado a decir que Europa se encontraba como en los tiempos del paganismo antes de la llegada de la fe cristiana. En la misa previa al c¨®nclave, el todav¨ªa cardenal Ratzinger hizo un discurso tan radical que hasta los m¨¢s h¨¢biles vaticanistas lo interpretaron como su renuncia al pontificado, su testamento de protesta contra la llamada modernidad de la Iglesia.
Tachado de ser un cardenal interesado s¨®lo por los problemas de la fe y no por los temas sociales, Ratzinger ha escogido el nombre de Benedicto XVI. En su primera aparici¨®n ayer ante una abarrotada plaza de San Pedro, el nuevo pont¨ªfice ha dejado claro que su estilo no va a ser el de su antecesor, Juan Pablo II, a quien probablemente canonizar¨¢ muy r¨¢pido. Sus gestos contenidos y formales se parec¨ªan m¨¢s al porte principesco de un P¨ªo XII. Si se ha dicho de Joseph Ratzinger que es el cardenal m¨¢s alejado de los medios de comunicaci¨®n, un Papa interior m¨¢s que de masas, se ha encontrado ya con una de las primeras paradojas del que va a ser probablemente un pontificado pol¨¦mico: ning¨²n otro Papa en la historia tuvo al salir al balc¨®n central de la bas¨ªlica de San Pedro para dar su primera bendici¨®n urbi et orbi a una muchedumbre de casi trescientas mil personas. Pero no hizo concesiones. Pidi¨® s¨®lo oraciones.
Habr¨¢ que esperar para ver si Benedicto XVI va a ser o no la continuaci¨®n del cardenal Ratzinger. Importante ser¨¢ escuchar su primer discurso program¨¢tico. Los comentaristas italianos, por cultura dialogantes, ya se?alaron ayer que a veces las reformas a la izquierda, tambi¨¦n las religiosas, s¨®lo las puede hacer un pastor colocado en la derecha. El tiempo lo dir¨¢. Mientras tanto, tenemos que atenernos a su biograf¨ªa: progresista como joven te¨®logo del Concilio Vaticano II, en calidad de consejero del episcopado alem¨¢n, junto con Hans K¨¹ng, acab¨® atacando al mismo Concilio. En los ¨²ltimos 30 a?os se ha mostrado hostil a cualquier cambio que en la Iglesia tuviera el m¨ªnimo atisbo de modernidad. El nuevo Papa era hasta ayer el representante m¨¢s cualificado de la denominada corriente d¨®gmatica de la Iglesia.
Como cardenal, hab¨ªa pedido a los electores que se pronunciaran por un Papa "pastor". En cambio, Benedicto XVI ha sido siempre un cardenal bur¨®crata de la curia romana, prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, que lleva a sus espaldas la triste herencia del Santo Oficio, y antes, de la Santa Inquisici¨®n. M¨¢s a¨²n que su antecesor, Juan Pablo II, el nuevo pont¨ªfice tiene bien clara la idea de san Ireneo de que "fuera de la Iglesia no existe salvaci¨®n" y que, por tanto, la ¨²nica posibilidad de ecumenismo es que todas las religiones regresen al redil de Roma.
Quiz¨¢s los cardenales han querido con la elecci¨®n de Ratzinger, a sus 78 a?os, nombrar un Papa de transici¨®n, como hicieron despu¨¦s de P¨ªo XII con Juan XXIII. S¨®lo que ¨¦ste acab¨® revolucionando a la Iglesia convocando un concilio ecum¨¦nico que permitiera la entrada de aire nuevo. ?Har¨¢ Ratzinger otro tanto? Su r¨¢pida elecci¨®n, una de las m¨¢s breves de la historia de los papas modernos, ha dejado claro que hubo poco debate en el c¨®nclave. El silencio impuesto a los cardenales por el hoy nombrado Benedicto XVI y sus llamadas continuas a la necesidad de un Papa espiritual han dejado claro que por lo menos 77 de los 115 electores quer¨ªan en el trono de Pedro a un te¨®logo -quiz¨¢s el mejor preparado del mundo- y a un defensor de una fe a la que consideran amenazada.
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