B¨²lgaros en el rompeolas

Llegaron desde Bulgaria, pero se conocieron tocando en los pasillos del metro de Madrid. Ahora compaginan trabajos m¨¢s o menos prosaicos (cuatro de ellos ejercen de taxistas) con su pasi¨®n por la m¨²sica tradicional de su pa¨ªs y dem¨¢s territorios balc¨¢nicos. Son b¨²lgaros en el rompeolas, media docena de buenos m¨²sicos de conservatorio que se han dejado contaminar -saludablemente- por el esp¨ªritu h¨ªbrido y bastardo que palpita en la gran ciudad.

Rodopis hab¨ªa debutado con un disco hom¨®nimo (2001) en una de tantas peque?as discogr¨¢ficas fulminadas por la crisis. Con la incorporaci¨®n de un bater¨ªa, su nuevo repertorio aspira ahora a ser mucho m¨¢s mestizo. As¨ª, acercan a los fascinantes compases quebrados de su tradici¨®n desde un tango de Gardel (Tango 9/8) al pasodoble (Dos cotillas), los aromas latinos de Rakia y hasta el p¨¢lpito jazz¨ªstico de Balcan swing. Se les va la mano cuando se zambullen en la pachanga discotequera, y las piezas m¨¢s desnudas, con los teclados rellen¨¢ndolo todo, pecan de cierta ?o?er¨ªa. Pero hay m¨²sculo, fuerza y buenas voces (Domachine) en estos seis j¨®venes esperanzados con que los escenarios les concedan, por fin, una buena oportunidad.