Solos
Vivimos tan r¨¢pido que exigimos morir con los d¨ªas contados. Medimos en segundos el tiempo que ara?amos a la muerte en un accidente de tr¨¢fico y en minutos la respuesta ante una cat¨¢strofe. Aunque llevamos siglos sin ser capaces de dar soluci¨®n a la agon¨ªa. Un m¨¦dico llega a una obra cuando el alba?il est¨¢ todav¨ªa en ca¨ªda libre desde el andamio. Pero, a veces, nadie es capaz de interpretar la llamada de auxilio de una persona que vive en soledad y a la que se le escapa la vida minuto a minuto frente al televisor. Hay un protocolo para actuaciones de emergencia, pero no un listado del club de los solitarios forzosos.
Hace unos d¨ªas falleci¨® en M¨¢laga un hombre de 53 a?os en su casa despu¨¦s de llamar tres veces a los servicios de emergencias. No fue de forma s¨²bita. Esper¨® tres horas y media a que llegaron los facultativos. Estaba solo, sufri¨® un desvanecimiento y cansado de esperar la llegada del m¨¦dico, decidi¨® morirse. No tuvo tiempo ni de contarlo, porque el m¨®vil se le qued¨® sin bater¨ªa cuando desde la centralita del servicio de emergencias se le llam¨® para advertirle de que todav¨ªa no se muriera, ya que estaban atendiendo a otro candidato con m¨¢s prisas que ¨¦l por abandonar este mundo. Los medios son escasos y el protocolo establece prioridades.
Hay mucha gente que vive sola. Acumulan recuerdos, coleccionan enfermedades y algunos, incluso, terminan acurruc¨¢ndose en la basura. Muchas mueren abandonadas. Si no fuera por el olor, algunos muertos se tirar¨ªan meses en sus casas. Nadie se dar¨ªa cuenta, ya que seguir¨ªa pagando los recibos de la luz y el alquiler, que suelen estar domiciliados. Hay algunos que viven solos y a pesar de ello est¨¢n mal acompa?ados. La Fiscal¨ªa de M¨¢laga ha tramitado este a?o 13 denuncias de ancianos maltratados por sus hijos, a los que se les fue la mano en la visita. El mi¨¦rcoles, la Guardia Civil detuvo a la due?a de una residencia en Alhaur¨ªn de la Torre donde sedaban a los ancianos para quitarles el piso. Para estas v¨ªctimas, ni hay casas de acogida ni un polic¨ªa que las proteja. Adem¨¢s se tienen que morir de prisa. Estamos logrando la generaci¨®n de j¨®venes m¨¢s preparados de la historia, pero hemos desechado la que le precedi¨®. El estado de bienestar no tiene respuesta de urgencias para una agon¨ªa prolongada.
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