El filo de la navaja
LOS CAMBIOS PRODUCIDOS en el Parlamento vasco por las elecciones del pasado domingo situar¨¢n a las fuerzas pol¨ªticas ante una encrucijada de caminos a la hora de buscar aliados. En 2001, la polarizaci¨®n provoc¨® la participaci¨®n m¨¢s alta en la historia de los comicios auton¨®micos y favoreci¨® a las listas del PNV/EA y del PP; por el contrario, el ambiente menos crispado de la convocatoria de 2005 -ETA no ha asesinado desde hace dos a?os- redujo la concurrencia a las urnas y castig¨® a las dos formaciones beneficiadas hace cuatro a?os. Descontados los 14.000 votos perdidos por Ezker Batua (el socio subalterno del Gobierno tripartito de la anterior legislatura conserva, sin embargo, sus tres esca?os), la parte del le¨®n de la ca¨ªda se la reparten la coalici¨®n nacionalista (140.000 votos y cuatro esca?os), con la consiguiente derrota del plebiscito sobre el plan Ibarretxe convocado subliminalmente por el lehendakari, y el PP (118.000 votos y tambi¨¦n cuatro esca?os), pese a la excelente campa?a de la admirable Mar¨ªa San Gil.
Rajoy critica la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno y le acusa de incumplir la ley de partidos y romper el Pacto de las Libertades por no haber impedido la presencia del PCTV en el Parlamento vasco
La estrategia pol¨ªtica del presidente Zapatero, que pretende combinar la firmeza ante el terrorismo de ETA y la deriva soberanista del PNV con una oferta de reforma del Estatuto de Gernika aprobada por un amplio consenso vasco, ha favorecido la suerte electoral del PSOE, que ha ganado 19.000 votos y cinco esca?os. Esa recuperaci¨®n de la centralidad en el espectro pol¨ªtico permitir¨ªa te¨®ricamente a los socialistas diferentes alianzas transversales, tanto en el eje izquierda-derecha como en el eje autonomismo-soberanismo. Pero la decisi¨®n del PP de instrumentalizar maliciosamente el conflicto vasco, con la mirada puesta en el resto de Espa?a, someter¨¢ cualquier movimiento imaginable de los socialistas -sea cual sea su rumbo- a una feroz cr¨ªtica deslegitimadora; la desabrida intervenci¨®n de Rajoy en la ¨²ltima sesi¨®n de control, acusando a Zapatero de incumplir la ley de partidos y de romper el Pacto por las Libertades por no haber impugnado -con oscuros y sospechosos prop¨®sitos- la candidatura del PCTV, anuncia una desestabilizadora campa?a contra el Gobierno que podr¨ªa incluso recurrir a las insinuaciones o a las denuncias de connivencia con ETA.
El PP se esconde detr¨¢s de esa cortina de humo para rehuir el an¨¢lisis de las causas de sus abultadas p¨¦rdidas (un tercio de los votos conquistados en 2001). No es cierto -como se pretende- que ese marcado retroceso se deba al efecto gobierno que suele favorecer al partido en el poder en Madrid. La ca¨ªda electoral del PP arranc¨® con Aznar al frente del Ejecutivo: si los populares (22,9%) fueron el segundo partido m¨¢s votado y quedaron por encima de los socialistas (17,8%) en las auton¨®micas de 2001, el orden se invirti¨® a favor del PSOE en las municipales de mayo de 2003 (18,71% frente a 22,11%) y las legislativas del 14-M (18,89% frente a 27,22%), para consolidarse luego en las auton¨®micas de 2005 (17,3% frente a 22,6%). Tampoco es verdad que la negativa del PSOE a repetir el tono de la campa?a de 2001 haya perjudicado la presencia conjunta de socialistas y populares en el Parlamento; su distanciamiento respecto al PP, lejos de restar esca?os al total, ha sumado un diputado m¨¢s a los obtenidos en 2001.
El Gobierno y el PSOE afrontan dos inc¨®modos dilemas. La negativa de los socialistas a cualquier negociaci¨®n con Ibarretxe empujar¨ªa al PNV a un inquietante acuerdo con el PCTV, mientras que un acercamiento imprudente al nacionalismo institucional (para no hablar de un Gobierno de coalici¨®n o de un pacto formal de legislatura) le dejar¨ªa inerme frente al socio que ya le dej¨® en la estacada en 1998 con el Pacto de Estella. La dogm¨¢tica exclusi¨®n de la posibilidad de cambios dentro del opaco mundo del nacionalismo radical podr¨ªa cerrar eventuales ventanas de oportunidad para la pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco, mientras que la m¨¢s m¨ªnima ingenuidad ser¨ªa aprovechada por Batasuna y por ETA para levantar cabeza. Sin olvidar que la ventajista t¨¢ctica del PP de instalarse a las puertas de ambos dilemas para sacudir al Gobierno cualquiera que sea la salida elegida complicar¨¢ todav¨ªa m¨¢s el arriesgado prop¨®sito socialista de caminar sobre el filo de la navaja.
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