Bailando canciones al azar
Al azar de una gran ruleta, encomienda Fangoria su nueva puesta en escena. Ejerce de maestra de ceremonias, un espectacular travesti que responde al nombre de La Prohibida y que acaba de publicar su primer disco, Flash. Alaska y Nacho Canut, o sea, Fangoria, han delegado en ella el poder de hacer girar esa rueda de la fortuna donde, descolocadas y ocultas, figuran las 18 canciones que han sido singles en la carrera del d¨²o. Cada concierto, por tanto, es distinto cada noche y nunca la ruleta se completa del todo.
Esa aparente improvisaci¨®n confirma el sentido que tiene Fangoria del pop. Es ef¨ªmero y, casi, sin pasado; cada momento es el que vale, y no el que pas¨® ni el que vendr¨¢. Hermosa contradicci¨®n, o paradoja, pues cada canci¨®n lleva una profusa ristra de efectos, bases r¨ªtmicas y secuenciadores programados en un ordenador. La tecnolog¨ªa actual permite cada vez apretar la tecla adecuada para que la canci¨®n se resuelva con soltura y entre sin interrupciones ni demoras.
Fangoria
Alaska (voz) y Nacho Canut (guitarras, bajos, teclados). M¨²sicos: Chris Khoo y Jes¨²s Horror (guitarras); Rafa Spunky (voces); Ricardo Moreno (bater¨ªa y percusiones). Invitados: Nancy Rubias y La Prohibida. La Riviera. Madrid, 27 de abril de 2005.
Alaska las defiende con la misma convicci¨®n de siempre, pero es una pena que esa tecnolog¨ªa sea tan dif¨ªcil de trasladar a la calidad del sonido. No se sabe si es por la sala, o por la saturaci¨®n r¨ªtmica, por el exceso de graves o qu¨¦, pero el caso es que el sonido volvi¨® a resultar a veces inc¨®modo. Es decir, lo mismo que pas¨® hace casi un a?o en el mismo lugar cuando la pareja art¨ªstica pon¨ªa de largo su Arquitectura ef¨ªmera, el ¨²ltimo disco del que ahora se ha hecho una reedici¨®n m¨¢s espectacular que incluye rarezas, videoclips e im¨¢genes de diversos espect¨¢culos en directo.
Confiar el repertorio de un concierto a la suerte de una ruleta tuvo su emoci¨®n. Tras la breve pero intensa actuaci¨®n de Nancy Rubias, el grupo que hace de telonero en esta gira que llaman Variet¨¦s, Fangoria arranca su show con los compases de En mi prisi¨®n, el primer single del primer CD de Fangoria, Salto mortal, de 1990. Aparecen solos Alaska, con espectacular cors¨¦, y Nacho. Despu¨¦s dan paso a la banda y presentan a La Prohibida, que determinar¨¢ desde ese momento la canci¨®n a tocar. Al impulso de su mano inocente, la ruleta va sacando Miro la vida pasar, Electricistas, Interior de una nave espacial abandonada o Eternamente inocentes, entre otras, para llegar a un descanso en el que La Prohibida se convierte en estrella interpretando su propio repertorio.
Regresa Alaska con un pantal¨®n negro ajustado y la ruleta propone La mano en el fuego, Punto y final, El dinero no es nuestro dios, Hombres... que la cantante ejecuta con la melena al viento del ventilador. Hay energ¨ªa en el escenario, con un par de travestis mexicanos, Andy y Topacio, correteando por el escenario y realizando divertidas, aunque ca¨®ticas, coreograf¨ªas. El sufrido -y muchas veces incomprendido- colectivo gay tiene en Alaska a uno de sus iconos, y en sus conciertos hacen alarde de su orgullo. Para el bis, Alaska se enfunda una malla negra con el dibujo de un esqueleto, muy adecuado para atacar Carne, huesos y t¨², una canci¨®n del Deseo carnal, cuando eran Dinarama antes que Fangoria. Retorciendo palabras es la despedida que elige el azar. Estalla la purpurina y al escenario suben todos los participantes del Variet¨¦s. Sobreponi¨¦ndose al molesto sonido, Fangoria ha cumplido su objetivo de poner la abarrotada sala a bailar con su larga ristra de canciones al azar.
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