George Pan Cosmatos, padre cinematogr¨¢fico de 'Rambo'
Las aventuras cinematogr¨¢ficas de John Rambo, uno de los iconos que sostuvieron el esp¨ªritu del "rearme moral" preconizado por Ronald Reagan en la d¨¦cada de los a?os ochenta, comenzaron en 1982 con una modesta pel¨ªcula titulada Acorralado. Sin embargo, los aficionados encumbraron al personaje en su segunda aparici¨®n en la pantalla, en el a?o 1985. Rambo rompi¨® las taquillas del mundo entero y consagr¨® como estrella popular a Sylvester Stallone. Su director era George Pan Cosmatos, que falleci¨® el 19 de abril a los 64 a?os, a causa de un c¨¢ncer de pulm¨®n.
Yorgo Pan Cosmatos, nacido en Florencia y criado en Egipto y Chipre, se asom¨® por primera vez al mundo del cine en 1960, trabajando como ayudante de direcci¨®n del gran Otto Preminger en la legendaria ?xodo. Su participaci¨®n, tambi¨¦n como ayudante de direcci¨®n en la recordada Zorba, el griego, que protagoniz¨® Anthony Quinn, presagiaba una inminente carrera como cineasta.
Pan Cosmatos dirigi¨® su primera pel¨ªcula, La amante, en 1970, un discreto melodrama planteado para el lucimiento de Raquel Welch; tras otro filme irrelevante, Muerte en Roma, que sin embargo le permiti¨® dirigir a una pareja de lujo formada por Richard Burton y Marcello Mastroianni, Cosmatos alcanz¨® cierta popularidad en el a?o 1976 con una pel¨ªcula de gran espect¨¢culo: El puente de Cassandra.
En ella demostraba cierta habilidad para filmar complicadas secuencias a¨¦reas en las que se implicaba personalmente -lo que estuvo a punto de ocasionarle m¨¢s de un disgusto-, y tambi¨¦n para coordinar escenas de acci¨®n, pericia que confirmar¨ªa en 1979 con otra aparatosa superproducci¨®n, Evasi¨®n en Atenea, un ejemplo de esas ya viejas pel¨ªculas que acumulaban nutridos repartos formados por rostros m¨¢s o menos populares.
Cosmatos era conocido por su gran intelecto: dominaba seis idiomas, coleccionaba antig¨¹edades y era un apasionado de la restauraci¨®n de pel¨ªculas. Tales satisfacciones no impidieron que la celebridad entre los aficionados le llegase gracias a un filme tan cinematogr¨¢ficamente lamentable como Rambo.
Su ¨¦xito sin precedentes marc¨® su carrera posterior, adem¨¢s de lanzar al estrellato a uno de los h¨¦roes por excelencia del cine de los ochenta y contribuir decisivamente a la progresiva derechizaci¨®n de una buena parte del cine estadounidense, que en esta d¨¦cada vino a convertirse en paradigma del Gobierno reaganiano, en el fondo y en la forma un cine de esp¨ªritu tan recaudatorio como propagandista.
M¨¢s bajo cay¨® en su siguiente pel¨ªcula, filmada un a?o m¨¢s tarde, aprovechando los fastos de Rambo y tambi¨¦n con Stallone a la cabeza: Cobra, en la que daba carta de naturaleza a uno de los personajes m¨¢s violentos, sanguinarios y machistas de la ¨¦poca, un personaje que, por suerte, no tuvo continuidad en la pantalla.
En 1989, Cosmatos se embarc¨® en otro mediocre espect¨¢culo, Leviat¨¢n, que en esta ocasi¨®n combina terror y ciencia-ficci¨®n, para entregar cuatro a?os m¨¢s tarde la que ser¨ªa su mejor obra, un meritorio western de aroma cl¨¢sico en el que hac¨ªa gala de un sorprendente dominio narrativo: Tombstone: la leyenda de Wyatt Earp, que ahondaba con respeto y mesura en uno de los referentes del g¨¦nero, el duelo de OK Corral, y en los personajes de Earp y Doc Holliday.
Queda como su ¨²ltimo y olvidable trabajo Conspiraci¨®n en la sombra, un thriller pol¨ªtico, tan acartonado como mediocre, concebido a mayor mayor gloria de Charlie Sheen.
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