Jorge Edwards pide a los lectores que transiten con humor por el universo del 'Quijote'
El escritor chileno inaugura en la Casa de Am¨¦rica un ciclo de conferencias sobre la obra
Lleva este IV centenario de la publicaci¨®n del Quijote una carga muy pesada, muy honda, de mucha gravedad. Demasiada solemnidad, excesivo bombo para una obra que, seg¨²n Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931), premio Cervantes, escritor amante de la broma y la iron¨ªa, merece m¨¢s humor, m¨¢s risa. "No debemos olvidar que fue un libro que, ante todo, hizo re¨ªr a la gente de su tiempo", asegura el escritor chileno, que ayer inaugur¨® en la Casa de Am¨¦rica el ciclo El Quijote en Hispanoam¨¦rica, que se celebrar¨¢ hasta noviembre en Madrid.
El viaje del ingenioso hidalgo por el nuevo mundo lleg¨® pronto, pero la huella tard¨® en quedar marcada. A los pocos meses de su publicaci¨®n ya hab¨ªan corrido algunos ejemplares por Am¨¦rica, pero la influencia profunda, de calado, de sello literario, lleg¨® m¨¢s tarde, en el siglo XIX. "Con Machado de As¨ªs, escritor brasile?o, que recibi¨® a Cervantes por medio de los escritores ingleses del XVIII, que eran todos cervantistas y quijotescos, sobre todo Lawrence Stern, que ejerci¨® mucha influencia en Machado de As¨ªs", explica Jorge Edwards.
?l ha sido el primer escritor en pasar por este ciclo, organizado por la Casa de Am¨¦rica, con la participaci¨®n de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la Direcci¨®n General del Libro, Archivos y Bibliotecas. Edwards titul¨® su intervenci¨®n La pluma de la broma y la tinta de la melancol¨ªa. "Es en alusi¨®n a una expresi¨®n que Machado de As¨ªs utiliza en Memorias p¨®stumas de Brass Cubas, una novela que est¨¢ contada como la autobiograf¨ªa de un difunto, con una influencia clara de Cervantes", explica.
Borges y Vargas Llosa
Le seguir¨¢n en el cartel, sin haber confirmado las fechas, Ana Mar¨ªa Cabrera, Mar¨ªa Kodama e Inma Zangara, que hablar¨¢n sobre Cervantes y Borges; Alberto Manguel, que disertar¨¢ sobre Pierre Menard, autor del Quijote, una charla basada en el famoso cuento de Borges; Roberto Gonz¨¢lez Echevarr¨ªa, que pronunciar¨¢ la conferencia El amor y el derecho en el Quijote, y Mario Vargas Llosa, que clausurar¨¢ el ciclo en noviembre con una sesi¨®n para la que no hay t¨ªtulo ni d¨ªa confirmados.
La presencia de Borges es sustancial. Con raz¨®n, porque, seg¨²n Edwards, el escritor argentino es el otro gran notario de la huella cervantina en la literatura latinoamericana durante el siglo XX. De hecho, el escritor, en su charla de ayer, estableci¨® una comparaci¨®n entre el episodio de la cueva de Montesinos, "el descenso a un espacio m¨¢gico, todo un desfile a lo largo de la Edad Media", afirma Edwards sobre el cap¨ªtulo perteneciente a la segunda parte de la obra maestra de Cervantes y El Aleph, uno de los relatos magistrales de Borges, "que es otro desfile por el universo hecho desde un s¨®tano de Buenos Aires", asegura el escritor.
Edwards trat¨® a Borges, pero nunca habl¨® del Quijote con ¨¦l. "Hablamos de otras cosas, de Neruda, de Huidobro y de Joaqu¨ªn Edwards Bello, por ejemplo, mi t¨ªo y el protagonista de mi ¨²ltima novela, El in¨²til de la familia (Alfaguara), que ¨¦l conoci¨®", recuerda el escritor. Pero lo que el genio argentino no habr¨ªa podido soportar de esta conmemoraci¨®n es la seriedad. "?l era ir¨®nico, muy bromista", cuenta Edwards, que aprovecha para reivindicar una visi¨®n mucho m¨¢s humor¨ªstica de la obra de Cervantes. "Por la obra circula siempre un narrador juguet¨®n, que se aleja, se acerca, que cambia de piel", observa.
La provocaci¨®n sostiene algunos de los grandes secretos del Quijote. "No es s¨®lo un libro c¨®mico, es irreverente y no entiendo por qu¨¦ en este tiempo nuestro lo estamos releyendo de una manera tan seria", asegura Edwards, que acaba de dictar 10 clases magistrales sobre la obra en la Universidad de Santiago de Chile.
Puede que sea cosa de los tiempos: "Somos demasiado graves. En la cultura, ahora mandan mucho los tontos graves; la broma, el humor, se observa como una cosa poco seria, cuando en realidad es todo lo contrario, pero nos hemos aficionado demasiado a lo gris, a lo oscuro y a lo solemne", a?ade el escritor.
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