Los traficantes de inmigrantes se beneficiaron de la apertura
M¨¢s de cinco millones y medio de visados de turista se repartieron en las embajadas alemanas de los pa¨ªses ex sovi¨¦ticos entre 1998 y 2004. En muchos de los casos sin grandes miramientos, debido en parte al dr¨¢stico incremento de la lluvia de solicitudes. Pero tambi¨¦n por ¨®rdenes procedentes del Ministerio de Asuntos Exteriores en Berl¨ªn, dirigido por Joschka Fischer desde 1998.
Un seguro de viajes del club de automovilistas alem¨¢n ADAC se admit¨ªa desde 1995 para cubrir los gastos de enfermedad, da?os a terceros y repatriaci¨®n de los extranjeros extracomunitarios que deseaban entrar en Alemania y que ten¨ªan, por tanto, acceso a todos los pa¨ªses firmantes del acuerdo de Schengen.
El 15 de octubre de 1999, el ministerio dispuso que los portadores de este documento pod¨ªan recibir un visado sin necesidad de comprobar el motivo de su viaje, si pod¨ªan financiarlo y si ten¨ªan intenci¨®n de regresar. En un decreto del 3 de marzo de 2000 que confirmaba esta norma aparec¨ªa la pol¨¦mica frase: en caso de duda, se decide a favor de la libertad de viajar.
Quejas sin resultado
A ra¨ªz de esta decisi¨®n, la Embajada alemana en Kiev se vio completamente desbordada y obligada a evaluar entre 1.300 y 1.500 solicitudes de visado diariamente. La media de visados anuales pas¨® de 141.156 en 1998 y 1999 a 297.784 en 2001.
Pero las repetidas quejas del embajador a Berl¨ªn no tuvieron resultado. El ministro del Interior, Otto Schily, y sus hom¨®logos de varios Estados federados expresaron su desacuerdo con el decreto. Polic¨ªa y Oficina Federal del Crimen (BKA) tampoco consiguieron nada cuando llamaron la atenci¨®n sobre c¨®mo se aprovechaban de la nueva libertad las mafias de traficantes de trabajadores ilegales y tratantes de blancas. Los seguros de viajes se vend¨ªan en esos meses a precios de hasta 1.000 d¨®lares ante las puertas de la Embajada alemana en Kiev.
El 28 de marzo de 2003, despu¨¦s de tres a?os y medio, dejaron de admitirse los citados seguros en la concesi¨®n de visados. Hoy se sabe que decenas de miles de personas fueron a parar a Portugal, donde trabajaron en las obras de construcci¨®n de estadios de f¨²tbol para la Eurocopa 2004. Incalculable es el n¨²mero de mujeres que, con vanas promesas, entraron en el ¨¢rea de Schengen para dedicarse a la prostituci¨®n obligadas por matones.
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