Examen televisado
59 segundos invit¨® al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y bati¨® su r¨¦cord de audiencia (2.143.000 espectadores, 25% de cuota de pantalla). El dato sugiere que hab¨ªa mucho inter¨¦s por ver lo que dec¨ªa, pero los aud¨ªmetros no incluyen una valoraci¨®n cualitativa y nos quedaremos con las ganas de saber a cu¨¢ntos espectadores convenci¨® y a cu¨¢ntos no. Zapatero mostr¨® una enorme predisposici¨®n por convencer y se calific¨® a s¨ª mismo de examinado ante un grupo de examinadores. En total eran cinco, si incluimos a Mamen Mendiz¨¢bal, que ejerci¨® de anfitriona, periodista y moderadora, dando paso a los cuatro miembros del tribunal, algunos habituales, otros no tanto. Alineaci¨®n de examinadores: en la porter¨ªa, Consuelo ?lvarez de Toledo, de la cantera del Abc, poco dispuesta a permitir que le colaran un gol; en la defensa, Pedro J. Ram¨ªrez, director de El Mundo, que emple¨® algunas t¨¢cticas de marruller¨ªa y que practic¨® un correoso marcaje al hombre; en el medio campo, Vicente Jim¨¦nez, subdirector de EL PA?S, que se mostr¨® conciso y breve; y en la delantera, Margarita S¨¢enz, voluntariosa ariete de El Peri¨®dico.
La posesi¨®n de micr¨®fono estuvo marcada por las reglas del juego. Los que preguntan s¨®lo disponen de 59 segundos y no pueden repreguntar. Eso permite al examinado perderse, sin l¨ªmite de tiempo, por los cerros de ?beda o escaquearse. Hay que admitir que Zapatero se escaque¨® poco y respondi¨® a casi todo, aunque, eso s¨ª, a su manera. Descripci¨®n del estilo respuestas Zapatero: primero se matizan algunas consideraciones de la pregunta, luego se prepara el terreno para rebatirlas y al final se responde. O no. El tono que emplea Zapatero es respetuoso en el fondo y machac¨®n en la forma. Para ganar tiempo, repite frases, a?ade sin¨®nimos de distracci¨®n, enfatiza, mueve la mano derecha con un limitado cat¨¢logo de subrayados gestuales y vocaliza casi deletreando, como si los que le escuchamos estuvi¨¦ramos copiando un dictado.
Se habl¨® claro, sin crispaci¨®n ni tapujos, y bastante en serio, y se trataron casi todos los temas de actualidad: terrorismo, encaje territorial, inmigraci¨®n, pol¨ªtica internacional y de vivienda y medidas pol¨¦micas como el matrimonio de homosexuales. Falt¨®, como siempre, un an¨¢lisis m¨¢s profundo sobre la educaci¨®n. Zapatero defendi¨® sus ideas con firmeza y sin faltar, y en algunos momentos pareci¨® que su discurso, de un optimismo a prueba de s¨ªntomas econ¨®micos y otros negros nubarrones, consegu¨ªa resquebrajar el curtido escepticismo de sus examinadores, que saben distinguir la elocuencia de la convicci¨®n y el fundamento del humo. El p¨²blico le aplaudi¨® en algunas respuestas, no s¨¦ si espoleado por un regidor que pasaba casualmente por all¨ª o movido por la simpat¨ªa. El examen termin¨® a las dos menos cuarto de la madrugada, lo cual, sin ¨¢nimo de ensombrecer el optimismo presidencial, resulta preocupante. Un pa¨ªs que trasnocha tanto no puede llegar muy lejos, a no ser que aspire a ser lo que ya es: m¨¢xima potencia de la juerga y del noctambulismo.
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