Una nueva oportunidad
El padre de los tres menores fugados de un centro de acogida pide a la Junta que vea "que la situaci¨®n ha cambiado"
Manuel Amaya, de 50 a?os, lucha desde hace cinco meses por recuperar una vida normal junto a su mujer y sus hijos. Una resoluci¨®n judicial le separ¨® de cuatro de sus hijos, de 7, 8, 11 y 15 a?os el pasado 30 de noviembre de 2004. Ese d¨ªa, la Junta de Andaluc¨ªa, que hab¨ªa pedido la orden de retirada de los ni?os por "desamparo", gan¨® la primera batalla en los tribunales. La juez de familia encargada del caso dio la raz¨®n a la administraci¨®n auton¨®mica y en la sentencia se?al¨® que los menores "carecen de un entorno familiar normalizado y cohesionado, no tienen una supervisi¨®n adecuada y su vida transcurre en la calle la mayor parte del tiempo". Lo parad¨®jico es que desde que se dict¨® esa sentencia, tres los menores han cumplido a rajatabla lo escrito por la juez: tras fugarse en diciembre pasado de los centros de acogida, ni van al colegio, ni llevan una vida familiar normal y matan el tiempo libre en la calle o encerrados en una casa.
Mientras sus hijos se esconden de la polic¨ªa, Manuel Amaya ha reformado la vivienda d¨®nde antes viv¨ªa junto a ellos. Ayer, la ense?¨® con modestia. "No es un palacio pero se puede vivir en ella", afirm¨®. Reci¨¦n pintada y limpia, la vivienda cuenta con tres habitaciones, cocina, sal¨®n y comedor y nada tiene que ver con lo que se hab¨ªan encontrado los funcionarios de la Junta de Andaluc¨ªa la ¨²ltima vez que la pisaron. Seg¨²n el expediente de la Junta, el piso, situado en una de las calles m¨¢s conflictivas del Pol¨ªgono Norte de Sevilla, era "inhabitable". Ayer se pod¨ªa definir como una casa normal. Una situaci¨®n que ha cambiado gracias a los donativos de particulares, entre ellos los de su abogado Jos¨¦ Antonio Bosch, miembro de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa. La reforma de la casa se ha realizado para que la Junta vea que la familia hace todo lo posible por recuperar a los menores, seg¨²n el abogado. Bosch reproch¨® a la administraci¨®n que desde que los menores se fugaron, "s¨®lo ha habido una reuni¨®n entre la Junta y aunque llegamos al acuerdo de que se iba a hacer un traje a medida para los ni?os y poco a poco se iba a normalizar la situaci¨®n, cuando ¨ªbamos a firmarlo, se echaron para atr¨¢s". Desde ese acercamiento, que se produjo en febrero, ninguna de las partes implicadas ha conseguido volver a sentarse para hablar de los menores que est¨¢n en la calle. Por eso
Manuel Amaya y su letrado pidieron ayer que a la administraci¨®n se vea que se han realizado esfuerzos y que se intente llegar a un acuerdo para que los menores recuperen la normalidad porque la situaci¨®n, al igual que la casa, se?al¨® Bosch, "ya no es la misma y ha cambiado". Como tambi¨¦n ha cambiado la vida de Manuel Amaya. Pen¨²ltimo de 14 hermanos de una familia humilde, naci¨® en Triana hace 50 a?os. Empez¨® a trabajar como vendedor ambulante, despu¨¦s se fue al campo sevillano, m¨¢s tarde recal¨® en M¨¢laga y finalmente regres¨® a Sevilla. En la capital andaluza conoci¨® a Manoli, con qui¨¦n convive desde hace m¨¢s de 20 a?os. Despu¨¦s de tres a?os de noviazgo, tuvieron su primer hijo, Ra¨²l. Manuel no oculta que su pareja es toxic¨®mana aunque se?ala que eso no le ha impedido que se ocupe de los hijos y recalca que "ella ha sido una de las que m¨¢s se ha empe?ado en arreglar la casa". Tras Ra¨²l, tuvieron cinco hijos m¨¢s y comenzaron los problemas de la pareja. En el a?o 2000, les retiraron la custodia de Jazm¨ªn, cuya foto estaba ayer colgada en el sal¨®n de la casa, aunque Manuel Amaya lleva sin verla desde que est¨¢ en una familia de acogida. La retirada de la ni?a coincidi¨® con los peores a?os de la pareja. Manuel pas¨® tres a?os en la c¨¢rcel y Manoli uno y medio, por delitos de tr¨¢fico de drogas. Durante el tiempo que estuvieron en la c¨¢rcel, los dem¨¢s hijos de la pareja (los tres que ahora est¨¢n escondidos, otro que est¨¢ a cargo de su t¨ªa y una tercera que est¨¢ en un centro de acogida en Carmona), vivieron con su abuela, la madre de Manoli, y con su t¨ªa. En 2003 la Junta decret¨® una orden de desamparo y comenz¨® una batalla legal que, aunque todav¨ªa no ha terminado, ha provocado que tres de los menores luchen desde la calle.
El hijo mayor de la pareja, Ra¨²l, cont¨® ayer por la tarde que estaba "harto" de la situaci¨®n. "Mis amigos me llaman el perd¨ªo", brome¨®. "Estoy durante el d¨ªa encerrado en casa y despu¨¦s me voy por ah¨ª cuando es m¨¢s de noche", se?al¨®. A Ra¨²l se le van los ojos detr¨¢s de las motos y sue?a con tener una. No comprende la situaci¨®n y con rebeld¨ªa juvenil afirma que "yo lo que quiero es que me dejen en paz". Su letrado ha apelado su caso y el de sus hermanos en la Audiencia Provincial de Sevilla.
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