"No ganar ser¨ªa regalar el t¨ªtulo"
Luxemburgo exige una victoria del Madrid en Anoeta porque da por seguro que el Bar?a vencer¨¢
El tiempo de la Liga se agota y las consignas se repiten con frecuencia mon¨®tona. Pero hay d¨ªas en que todo es irrevocable. Suelen ser d¨ªas de primavera, tibios, anunciando el verano. D¨ªas como el de hoy, que amanecen con el Madrid concentrado en el hotel Mar¨ªa Cristina, junto al r¨ªo Urumea, esperando a que den las ocho de la tarde para subir al autob¨²s que lleva a Anoeta. Sin Salgado, ni Zidane, ni Samuel, sancionados; ni Figo, sorprendentemente lesionado. Cuatro bajas sensibles para enfrentarse a una Real expectante ante el calibre de lo que tiene entre manos. Si los locales ganan, se acab¨® la Liga.
Desde el a?o 2000 el Madrid no gana en Anoeta y hoy no le queda m¨¢s remedio que hacerlo si no quiere perder de vista al Bar?a a falta de cuatro jornadas. Esas cuatro jornadas que aguardan al Madrid despu¨¦s de ma?ana: Racing, Sevilla, Atl¨¦tico y Zaragoza. El ¨²ltimo tramo del campeonato, el centro de todas las c¨¢balas de Vanderlei Luxemburgo, el entrenador madridista, que acaricia la esperanza de pasar al Bar?a en esos ¨²ltimos cuatro partidos. Un sue?o s¨®lo realizable con el requisito de sacar los tres puntos de San Sebasti¨¢n. Porque, como dijo ayer Luxemburgo: "Si no ganamos, tendremos que conformarnos con el segundo puesto. Tengo la certeza de que el Bar?a vencer¨¢ al Albacete y no vamos a regalar la Liga. Perder ser¨ªa hacerlo".
A veces, en el f¨²tbol s¨®lo vale ganar. Cuando pasa, se dice que el equipo est¨¢ ante una "final". Eso es lo que dijo ayer Luxemburgo, que decidi¨® darle solemnidad al entrenamiento para meter a sus jugadores en harina. Para inculcarles la tensi¨®n "psicol¨®gica" el t¨¦cnico puso a la plantilla a entrenar en el Benab¨¦u. Rodeados de gradas vac¨ªas, los jugadores se repartieron los petos y disputaron un partido riguroso. Con el t¨¦cnico dando ¨®rdenes a cada momento, el de ayer no se pareci¨® en nada a los entrenamientos previos que ha venido realizando el Madrid ¨²ltimamente. La sesi¨®n no tuvo nada de l¨²dico. No hubo cambios de posiciones. Fue un simulacro con fuego real. Celades ocup¨® la posici¨®n de lateral derecho en sustituci¨®n de Salgado; Pav¨®n se situ¨® como central en lugar de Samuel; y Solari se hizo con la plaza dejada por Zidane.
"He querido hacer un entrenamiento muy serio", coment¨® el t¨¦cnico, "para que los jugadores sean conscientes de lo que nos estamos jugando. Era necesario para que vean que no estamos relajados. Para que estemos concentrados, con seriedad. Porque psicol¨®gicamente va a ser un partido dif¨ªcil. Ellos no habr¨¢n olvidado los seis minutos en que perdieron en el Bernab¨¦u y saldr¨¢n con mucha fuerza".
La Real es el primer rival al que se enfrent¨® el Madrid con Luxemburgo en el banquillo. Fue en enero, en el Bernab¨¦u, y el t¨¦cnico se gan¨® la consideraci¨®n de hombre con suerte entre sus futbolistas. Antes de saltar al campo para jugar los seis minutos que faltaban, les dijo: "Ellos creen que es imposible perder un partido en seis minutos; as¨ª que vamos a sorprenderlos y vamos a ganarles". Diez minutos despu¨¦s, Luxemburgo recib¨ªa las felicitaciones de sus hombres.
Hoy, Luxemburgo teme una venganza. El Madrid ha cobrado fuerza moral pero, como reconoci¨® el t¨¦cnico, le cuesta cada vez m¨¢s "mantener la ilusi¨®n". La respuesta del Bar?a en M¨¢laga, el domingo pasado, fue un sopapo. El vestuario madridista supo que no les quedaba margen de error. Eso supone que hoy deber¨¢n ganarle a la Real.
La Real es un equipo rejuvenecido por imperativo econ¨®mico. Con un pu?ado de canteranos y alg¨²n veterano con un pie en la retirada, o en la salida, la Real se conduce a contramano de lo que acontece en sus oficinas. El presidente vive discutido, los dirigentes est¨¢n en pie de guerra, las finanzas son desalentadoras y se han convocado unas elecciones para el 30 de junio sin que aparezca un solo candidato. Pero el equipo funciona. Sobrevive a la amenaza del descenso y se entusiasma ante citas como la de hoy. Un d¨ªa en el que puede darse el lujo de cerrar el campeonato.
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