Los otros andaluces

Hoy se cierra en el recinto del F¨®rum la 34? edici¨®n de la Feria de Abril con baile flamenco y tambi¨¦n un baile de n¨²meros. A las multitudinarias cifras de asistencia que aportar¨¢n la Guardia Urbana y la Federaci¨®n de Entidades Culturales Andaluzas de Catalu?a (FECAC), habr¨¢ que sumar los datos y premios de la Agencia de Residuos de la Generalitat, que este a?o ha repartido hasta 300.000 vasos, platos y tenedores de material reciclable para estimular la recogida selectiva y aumentar los porcentajes de reciclaje hasta el 60%. La feria se suma as¨ª a los valores de sostenibilidad ambiental propugnados durante el F¨®rum. "Hemos reciclado de todo, vidrio, pl¨¢stico y papel", afirman euf¨®ricos dos miembros de la Hermandad Rociera de la Esperanza. "Si nos dejaran reciclar¨ªamos hasta el cemento del F¨®rum, que hace mucha falta en alg¨²n barrio de Barcelona".

La Agencia de Residuos ha repartido hasta 300.000 vasos, platos y tenedores de material reciclable para estimular la recogida selectiva

A lo largo de esta edici¨®n un colectivo andaluz disidente llamado Els Altres Andalusos ha cuestionado el modelo de financiaci¨®n de la feria, que este a?o ha llegado a un presupuesto de 700.000 euros, del cual el 70% es subvencionado. Aparte de las ayudas de la Junta de Andaluc¨ªa, la FECAC recibe 165.000 euros del Ayuntamiento -que adem¨¢s no cobra alquiler por el terreno-, 130.000 de la Generalitat, 130.000 de la Diputaci¨®n y 87.000 de la Agencia Catalana de Residuos (dependiente de la Generalitat).

El director de la FECAC, Francisco Garc¨ªa Prieto, ha planteado la posibilidad de organizar una feria comercial paralela para obtener ingresos privados si se rebaja el apoyo institucional. Miguel Terrino, secretario de la FECAC, defiende el actual modelo, que constituye una subvenci¨®n indirecta a las pe?as y hermandades andaluzas. "La FECAC es como ?mnium Cultural", sostiene Terrino. "Aqu¨ª hay mucha gente que trabaja sin cobrar para hacer posible la fiesta. Basta con entrar en la p¨¢gina web de Els Altres Andalusos para darse cuenta de que es un grupo de apenas 15 personas".

A trav¨¦s de su web (www.elsaltresandalusos.org) contactamos con Pedro Mor¨®n, uno de los 10 firmantes del manifiesto que este colectivo ha colgado en la Red y uno de los autores de Els altres andalusos (L'Esfera dels Llibres), de inminente publicaci¨®n. Mor¨®n, que ha trabajado en la feria y conoce su funcionamiento, se ofrece para hacerme una visita guiada por el recinto. "La junta de la FECAC no se ha renovado desde los ¨²ltimos 23 a?os y en Catalu?a hay andaluces que pensamos de otra forma", explica Mor¨®n, que tambi¨¦n critica el paternalismo con que las administraciones catalanas tratan al colectivo andaluz. "Se ha dejado la feria en manos del voto cautivo y el resultado ha sido la instauraci¨®n permanente de la novena provincia andaluza", afirma Mor¨®n.

"En Andaluc¨ªa, todas las ferias est¨¢n organizadas por los ayuntamientos. En Sevilla hay 1.000 casetas y un mill¨®n de visitantes. En la feria de Catalu?a, en cambio, hay s¨®lo 55 casetas y siempre se declaran entre dos y tres millones de visitantes para mantener la subvenci¨®n. No son cuentas muy sostenibles".

Nos sentamos en un mes¨®n de la feria y pedimos una cerveza y un fino. El camarero nos sirve la consumici¨®n, pero no de la marca que hab¨ªamos pedido. En lugar de una cerveza pido un refresco, pero tampoco sirven la marca que quiero. "Aqu¨ª tenemos s¨®lo lo que hay en el almac¨¦n. Y si no nos traen el T¨ªo Pepe, hay que entrar por uva", nos dice el camarero, que se identifica como Manuel. Mi cicerone me explica que el almac¨¦n central es el proveedor de todas las casetas y los mesones de la feria. "La exclusiva con determinadas marcas puede suponer a la FECAC hasta un descuento del 30%. Es un negocio redondo", sostiene Pedro Mor¨®n, que afirma haber trabajado en una caseta en una edici¨®n anterior. "Cuando iba a buscar la mercanc¨ªa al almac¨¦n no me hac¨ªan factura y me iba con unos tickets que m¨¢s bien recordaban aquellos recibos de escalera que te daban antes las porteras cuando les pagabas la cuota. Una cosa es negociar la integraci¨®n desde la nostalgia y otra es integrar la nostalgia en el negocio".

Es tarde y Pedro Mor¨®n se despide. Antes de irme pregunto a un camarero que est¨¢ cortando un jam¨®n de Jabugo d¨®nde se encuentra el almac¨¦n central. "Aqu¨ª no hay ning¨²n almac¨¦n", me dice. Me paseo por el recinto, pero no veo ning¨²n almac¨¦n por ninguna parte. Al salir del recinto me paseo por las atracciones y subo a la noria gigante. Pronto va a amanecer y por fin podr¨¦ ver el mar desde las alturas. Desde lo alto se observa que el recinto ferial tiene forma de R may¨²scula. Es de justicia po¨¦tica que la Feria de Abril se haya instalado en el F¨®rum de las Culturas, ?y sin ninguna necesidad de recalificar los terrenos! En un extremo se ven las tres casetas de los partidos pol¨ªticos: la carpa del PP, el entoldado de CiU y la jaima del PSC. Luego est¨¢n las casas rocieras y las hermandades, pe?as y mesones, y al fondo la caseta de la FECAC, dando la espalda al mar. La noria acelera y ahora las luces son ruidosas y la m¨²sica estruendosa de la feria parece de ne¨®n.

El coraz¨®n me late disparado: oculta detr¨¢s de la carpa de la FECAC se ve una caseta, un par de camiones y una zona de carga y descarga. Ahora entiendo por qu¨¦ el recinto ferial est¨¢ urbanizado de espaldas al mar. Despu¨¦s de 12 vueltas de noria, tantas como las 12 paradas de metro que me devolver¨¢n a casa, estoy tan mareado que ya no veo ni el almac¨¦n. ?Ojal¨¢ el a?o que viene pueda regresar al F¨®rum de Abril! ?Y que desde la novena provincia por fin se pueda ver el mar!