El sistema contraincendios del Windsor ten¨ªa graves fallos
Las mangueras carec¨ªan de suficiente presi¨®n, seg¨²n los bomberos
Los bomberos que actuaron en la cat¨¢strofe del rascacielos Windsor el pasado 12 de febrero en Madrid se encontraron con que las mangueras contraincendios del edificio carec¨ªan de suficiente presi¨®n y que las columnas secas (tuber¨ªas por las que es posible introducir agua o espuma) estaban inservibles. Sus esfuerzos por luchar contra las llamas resultaron est¨¦riles y, ante lo arriesgado de la situaci¨®n, se vieron obligados a abandonar, seg¨²n consta en las declaraciones que hicieron los bomberos ante la polic¨ªa.
El vigilante dice que, de abrirse la puerta, habr¨ªa apagado el incendio inicial con un extintor
El vigilante Roberto G. estaba en la sala de control del s¨®tano 1 del edificio Windsor cuando oy¨® c¨®mo saltaba una alarma en la consola. Eran las 23.15 del 12 de febrero. Inmediatamente pidi¨® a su compa?ero Yago E. que descifrara el c¨®digo de aviso en la centralita Honeywell para determinar de d¨®nde preced¨ªa exactamente la alarma. En unos segundos, Yago dictamin¨® que la alerta contraincendios proced¨ªa de un punto de la zona sur de la planta 21 del rascacielos. Apenas cuatro minutos m¨¢s tarde, los encargados de seguridad decidieron llamar a los bomberos del Ayuntamiento de Madrid ante la imposibilidad de atacar por s¨ª mismos el foco del incendio: un despacho inundado de humo en el que eran visibles unas llamas de 50 cent¨ªmetros de altura, pegadas a una pared.
Yago E., empleado de la compa?¨ªa Prosegur, ha declarado a la polic¨ªa que el incendio inicial no presentaba signos de ser de grandes dimensiones y que est¨¢ convencido de que habr¨ªa podido apagarlo con un simple extintor si hubiera podido acceder al interior de la oficina. Pero algo bloqueaba la puerta del despacho y ¨¦l y sus compa?eros s¨®lo pudieron abrir una peque?a rendija por la que les resultaba imposible afrontar el origen del fuego. Y la intensa humareda les hizo retroceder.
La primera dotaci¨®n de bomberos que lleg¨® al rascacielos incendiado lo hizo tras recibir en su parque de la calle de Santa Engracia una llamada a las 23.19. Unos cuatro o cinco minutos despu¨¦s, estaban en el lugar (calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde). Subieron r¨¢pidamente a la planta 21 y, nada m¨¢s hacerlo, se desplom¨® parte del techo atrapando al bombero 682. ?ste, junto con otro compa?ero aturdido por el humo, tuvieron que ser auxiliados por sus compa?eros. Preguntaron a Beatriz S, una de los cuatro vigilantes del Windsor, d¨®nde est¨¢n las columnas secas, pero ¨¦sta no supo dec¨ªrselo. Los propios bomberos localizaron las columnas, pese a no tener ning¨²n signo de identificaci¨®n, pero comprobaron que algunas de ellas estaban inservibles, seg¨²n su declaraci¨®n ante la Brigada de Polic¨ªa Judicial.
La segunda dotaci¨®n acudi¨® al Windsor en ayuda de sus compa?eros apenas tres minutos m¨¢s tarde, encontrando a algunos de ¨¦stos justo cuando intentaban atacar el fuego con una BIE (boca de incendio equipada), es decir, con una de las mangueras existentes en el propio edificio. La presi¨®n de agua suministrada por la BIE era insuficiente, seg¨²n han declarado, por lo que recibieron la orden de evacuaci¨®n, al ser el fuego "incontrolable".
La tercera dotaci¨®n de bomberos fue movilizada a las 23.35. Tres minutos despu¨¦s estaban ante el coloso humeante y con las llamas avanzando de forma inexorable. Como hab¨ªa problemas con las bocas secas, decidieron alimentarlas todas, es decir, introducir agua por ellas. A continuaci¨®n subieron hasta la planta 21, pero decidieron trasladarse hasta la 22 para intentar atacar al fuego desde all¨ª. En medio de una humareda negra y asfixiante, los bomberos notaron falta de presi¨®n en las mangueras de esa planta, pero, tras revisar toda la instalaci¨®n, no pudieron aumentarla. Subieron al piso 23, donde les ocurri¨® lo mismo, seg¨²n declaraci¨®n policial. En medio de una situaci¨®n cada vez m¨¢s angustiosa, treparon hasta la planta 24 para intentar cortar una llave de secci¨®n de una columna seca. Pero estaba bloqueada, por lo que la presi¨®n se escapaba hasta las plantas superiores. Tras o¨ªr una explosi¨®n sobre sus cabezas (posiblemente el desplome de alg¨²n forjado) recibieron la orden de evacuaci¨®n inmediata del rascacielos. Durante varias horas, el coloso de hormig¨®n y hierro ardi¨® como una tea, quedando reducido a un esqueleto calcinado.
?ngel G., jefe de los servicios de mantenimiento del Windsor, ha declarado ante la Brigada de Polic¨ªa Judicial de Madrid que el d¨ªa de la cat¨¢strofe estaba en su casa cuando fue avisado. Al entrar en el rascacielos oy¨® que los bomberos ten¨ªan problemas con la columna seca y que no les llegaba agua porque faltaba presi¨®n. Colabor¨® con ellos, d¨¢ndoles indicaciones para que conectaran sus mangueras a todas las bocas secas del edificio, al no poder precisar cu¨¢l de ellas era la que correspond¨ªa a la zona incendiada. ?ngel G. declar¨® a la polic¨ªa que el sistema de extinci¨®n del edificio era simplemente manual, consistente en seis extintores de polvo y Co2, as¨ª como dos mangueras BIE, en cada planta, junto con las columnas secas existente en la escalera interior.
Casi tres meses despu¨¦s de la cat¨¢strofe, la polic¨ªa s¨®lo ha logrado establecer que el incendio se inici¨® en el despacho 2.109, en la planta 21, habitualmente ocupado por Eva R., supervisora de Riesgos Laborales de la consultora Deloitte. Pero no ha logrado saber qu¨¦ fue lo que provoc¨® el fuego ni por qu¨¦ ¨¦ste se extendi¨® de forma tan r¨¢pida y voraz.
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