Divorcios, desplante y otros l¨ªos
La Filarm¨®nica de Viena es sin duda la orquesta con m¨¢s personalidad propia. Para empezar, su nombre alem¨¢n es Die Wiener Philharoniker, esto es, Los Filarm¨®nicos de Viena, unos sujetos que la saben muy larga. Tanto -caso ¨²nico- como para permitirse no tener titular y escoger de vez en vez las batutas que les place. Se da por titular oficioso de la formaci¨®n al de la orquesta de la ¨®pera, que es como una filial de los filarm¨®nicos. Contaba hace tiempo el contrabajista Ludwig Streicher que cuando los profesores probaban a un nuevo director, le daban 10 minutos para decidir si iban a obedecerle o no. Si decid¨ªan no hacerlo, entonces se conchababan para tocar la versi¨®n de Bruno Walter, de F¨¹rtwangler o de Knappertsbusch, y durante el concierto no dedicaban una sola mirada al esforzado maestro.
En Espa?a, la orquesta de los l¨ªos ha sido, por encima de las dem¨¢s, la Nacional de Espa?a. Son c¨¦lebres sus desencuentros con Ros Marb¨¤ y L¨®pez Cobos en los a?os ochenta. Los noventa fueron tiempos de huelga contra el Instituto de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica. Ahora, con Josep Pons de titular, la situaci¨®n parece haber entrado en fase de acuerdo, aunque m¨¢s vale decirlo en voz baja, no se tuerza por un qu¨ªtame ah¨ª esa cl¨¢usula de la agencia estatal que regir¨¢ los destinos de la formaci¨®n.
Debajo del nivel
Levantisca, en cambio, anda la Orquesta Sinf¨®nica de Barcelona y Nacional de Catalu?a por la renovaci¨®n, por tres a?os m¨¢s, del contrato de su titular, Ernest Mart¨ªnez Izquierdo, al que los profesores reputan por debajo del nivel de competencia. Bueno, con un anterior titular, Franz-Paul Decker, las relaciones no fueron mucho m¨¢s cari?osas. Hasta que lleg¨® el divorcio. A partir de ¨¦l la antigua pareja de derecho viene protagonizando unas apasionadas noches de hecho y lecho que producen sensacionales versiones de Mozart, Strauss y Wagner. La vida es muy rara.
Por lo que se refiere a las modalidades de expresar p¨²blicamente su protesta, las orquestas disponen de un buen cat¨¢logo. A mitad de los ochenta, despu¨¦s del conflicto con Ros Marb¨¤, los m¨²sicos de la OBC salieron varios fines de semana a actuar con gafas oscuras. En sendas ocasiones, la Sinf¨®nica de Bilbao y la Orquesta del Liceo echaron mano de una peligrosa forma de contestaci¨®n: la huelga a la japonesa, esto es, actuar de forma gratuita. En el caso de la segunda formaci¨®n, lo hizo adem¨¢s en plena Rambla, para no pasar inadvertida. La indumentaria ha servido muchas veces para llamar la atenci¨®n: hace unos cuantos a?os la Orquesta de Granada actu¨® sin frac por el retraso en el cobro de las n¨®minas. Pero en esta materia nadie ha alcanzado hasta ahora la finura de Haydn, quien escribi¨® su Sinfon¨ªa de los adioses para apoyar las reivindicaciones de los m¨²sicos ante el pr¨ªncipe Esterh¨¢zy. En el ¨²ltimo movimiento, los instrumentistas van dejando uno a uno los atriles hasta que quedan en escena dos violines. Dicen que el pr¨ªncipe entendi¨® que hac¨ªa demasiado que no dejaba regresar a los artistas a sus casas y, magn¨¢nimo, les concedi¨® un permiso.
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