Nueva alianza asi¨¢tica
?Est¨¢ surgiendo una nueva alineaci¨®n entre India y China para contrarrestar el poder global de Estados Unidos? El primer ministro chino, Wen Jiabao, realiz¨® a mediados de mes una visita de cuatro d¨ªas a India durante la cual se han firmado 11 acuerdos, entre ellos un pacto integral de cooperaci¨®n estrat¨¦gica durante cinco a?os. Adem¨¢s, Wen anunci¨® que China apoyar¨ªa la solicitud de India de un asiento permanente en un Consejo de Seguridad ampliado de la ONU y que se opondr¨ªa a la inclusi¨®n de Jap¨®n, que Estados Unidos respalda, en el Consejo. Al contar con m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n mundial y dos de los ¨ªndices de crecimiento econ¨®mico m¨¢s altos del planeta, una alianza entre China e India podr¨ªa ser un factor de peso en la pol¨ªtica mundial. Aunque los dos son pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo -muchos de cuyos habitantes siguen en la pobreza- tambi¨¦n gozan de una capacidad impresionante en las tecnolog¨ªas de la era de la informaci¨®n, tanto de uso civil como militar. Como dijo el primer ministro indio, Manmohan Singh, durante la visita de Wen: "China e India juntas pueden remodelar el orden mundial".
Hacia 2030, EE UU, China e India ser¨¢n las tres mayores potencias de la pol¨ªtica mundial
El reciente acercamiento de los dos pa¨ªses se?ala un enorme cambio respecto a la hostilidad que impregn¨® sus relaciones tras la guerra de 1962 por una frontera que se disputaban en el Himalaya. Cuando visit¨¦ India por primera vez como funcionario del Gobierno estadounidense a finales de los a?os setenta, me sorprendi¨® la obsesi¨®n de mis anfitriones indios por conseguir el mismo estatus que China. En 1998, cuando India prob¨® sus armas nucleares, el ministro de Defensa se refiri¨® a China, y el entonces primer ministro Atal Bihari Vajpayee habl¨® de China como el enemigo n¨²mero uno de India. En cambio, en visitas m¨¢s recientes a India, he encontrado que mis anfitriones hablan de la necesidad de aprender de China. El comercio entre los dos gigantes ha crecido desde 77 millones de euros en 1994 hasta cerca de 11.000 millones de euros el a?o pasado, y el ministro de Comercio e Industria de India ha vaticinado que se duplicar¨¢ antes de que finalice esta d¨¦cada. Uno de los acuerdos firmados durante la visita de Wen fue un nuevo conjunto de principios orientadores sobre la forma de resolver disputas fronterizas entre los dos pa¨ªses.
Aunque la mejora de las relaciones y la reducci¨®n de posibilidades de conflicto sean bien recibidas, las relaciones entre India y China son m¨¢s complejas de lo que pueden parecer en principio. Poco antes de la visita del presidente chino, India recibi¨® a la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice. Ya desde la visita del presidente Bill Clinton a India, pero sobre todo desde que gobierna el presidente George W. Bush, EE UU ha pasado de una relativa indiferencia hacia India a desarrollar una s¨®lida relaci¨®n estrat¨¦gica. Podr¨ªa parecer que este nuevo enfoque se vio amenazado por los atentados de Al Qaeda contra Estados Unidos, que condujeron a un reforzamiento de las relaciones de EE UU con el general Parvez Musharaff de Pakist¨¢n. Pero EE UU convenci¨® a India de que se enfrentaban a la amenaza com¨²n del terrorismo internacional y que la vieja paridad de India y Pakist¨¢n era cosa de la guerra fr¨ªa y estaba anticuada. La secretaria Rice dej¨® esto claro durante su visita en marzo, al subrayar la importancia de una relaci¨®n estrat¨¦gica, que incluya la voluntad de plantearse el comercio de alta tecnolog¨ªa y energ¨ªa nuclear y la coproducci¨®n de aviones de combate, como los F-16 y los F-18.
Poco despu¨¦s de la visita de Rice, EE UU anunci¨® que cumplir¨ªa su antigua promesa de vender F-16 a Pakist¨¢n. Aunque el anuncio desat¨® protestas indias, fueron relativamente apagadas en comparaci¨®n con el pasado. Una de las razones es que el Departamento de Estado hizo tambi¨¦n una declaraci¨®n acerca de que Estados Unidos ayudar¨ªa a India a convertirse en una gran potencia mundial en el siglo XXI, lo que implicaba un di¨¢logo tanto estrat¨¦gico como comercial. Hay varios factores en los que se basa esta nueva actitud de Estados Unidos hacia India. La ret¨®rica acerca de "las dos democracias m¨¢s grandes del mundo" no es nueva, pero encaja en el nuevo ¨¦nfasis que ha dado la Administraci¨®n de Bush al objetivo de promover la democracia. El papel cada vez m¨¢s importante de la di¨¢spora india en EE UU, sobre todo en las industrias de la informaci¨®n, tambi¨¦n ha influido, as¨ª como el aumento del comercio bilateral que ha acompa?ado el vertiginoso crecimiento econ¨®mico de India. Igualmente importantes son los planteamientos estrat¨¦gicos sobre terrorismo internacional y el auge de la potencia china.
El auge de China es un factor trascendental en la pol¨ªtica del siglo XXI. China ha triplicado el tama?o de su econom¨ªa en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas y ha estado incrementando su fuerza militar. Aunque tanto India como EE UU buscan el comercio y las buenas relaciones con China, ambos son conscientes de su fuerza creciente, que contemplan con recelo. Por tanto, ambos pretenden cubrir sus apuestas y, ?qu¨¦ mejor manera de hacerlo que perfeccionar su relaci¨®n estrat¨¦gica? Ninguno de los dos pa¨ªses aspira a restringir a China en la forma en que la estrategia de "contenci¨®n" apuntaba a una agresiva Uni¨®n Sovi¨¦tica durante la guerra fr¨ªa, pero ambos quieren crear una estructura internacional que no tiente a China a darse importancia.
India tiene una frontera de 3.000 kil¨®metros con China, una frontera de 2.000 kil¨®metros con Pakist¨¢n (que ha sido la beneficiaria de la ayuda militar y nuclear china) y una preocupaci¨®n cada vez mayor por la seguridad de las rutas mar¨ªtimas en el oc¨¦ano ?ndico, por el que se transporta petr¨®leo y otros productos comerciales. Como me dijo un estratega indio durante una visita reciente, "prevemos que hacia 2030 EE UU, China e India ser¨¢n las tres mayores potencias de la pol¨ªtica mundial. No queremos un mundo dominado por China o por EE UU, pero si tuvi¨¦ramos que elegir, nos ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil vivir con el segundo". As¨ª pues, aunque la mejora de las relaciones entre India y China se vea con buenos ojos, no es probable que presagie una alianza entre India y China contra EE UU. Es m¨¢s probable que represente otra maniobra dentro de la secular tradici¨®n de India de controlar los equilibrios de poder regionales.
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