Desde el instituto se ve el cielo
Un centro de secundaria de Madrid ha construido un planetario para que los alumnos aprendan astronom¨ªa
Al mirar al cielo, seguramente m¨¢s de uno se har¨¢ alguna de estas preguntas: ?Por qu¨¦ la Luna cambia? ?Por qu¨¦ existen las mareas? ?Qu¨¦ son los agujeros negros? ?Por qu¨¦ la estrella Polar se?ala el Norte? ?C¨®mo se ver¨¢ el cielo desde el ecuador?
En el instituto madrile?o Ignacio Ellacur¨ªa, de Alcorc¨®n, sus alumnos pueden responder, sin vacilar, a todas estas cuestiones. Y no porque lo hayan estudiado en la asignatura de conocimiento del medio -que, probablemente, tambi¨¦n lo habr¨¢n hecho-, sino porque en el centro escolar han instalado un planetario. Se trata de una c¨²pula semiesf¨¦rica, con capacidad para 25 personas, donde se proyecta una simulaci¨®n del cielo real con unas 700 estrellas. De esta manera, los chicos son capaces de relacionar los aspectos m¨¢s te¨®ricos de la f¨ªsica con lo que est¨¢ sucediendo realmente en el espacio.
El proyecto fue un ¨¦xito desde el principio: los estudiantes dejaron de faltar a clase
Los chicos observan el espacio a trav¨¦s de un ordenador gracias a un programa de la NASA
La idea de tener un planetario en el colegio naci¨® hace ocho a?os y fue un empe?o personal del profesor de educaci¨®n compensatoria Jes¨²s Ruiz. "En aquel tiempo hab¨ªa algunos alumnos en el centro muy desmotivados, con problemas de disciplina e inadaptados. As¨ª que el instituto se plante¨® hacer una oferta educativa fuera de lo convencional con la intenci¨®n de atraer a estos chicos y para que, al menos, asistiesen al instituto", cuenta Jes¨²s Ruiz.
Esto, unido a la afici¨®n de Ruiz por la astronom¨ªa desde muy peque?o, cuando iba a campamentos y se pasaba "las noches mirando el cielo", llev¨® a que el Ignacio Ellacur¨ªa se decidiera a crear un taller donde estos chavales pudiesen construir materiales did¨¢cticos relacionados con la astronom¨ªa. "Yo quer¨ªa construir una clase con el techo redondo para proyectar estrellas", cuenta Jes¨²s Ruiz.
Y as¨ª naci¨® el planetario. El primer plano del proyecto se dibuj¨® en una servilleta de papel. Jes¨²s Ruiz encontr¨® el t¨¢ndem perfecto en el conserje del instituto, Miguel Herranz, todo un experto en electr¨®nica, y ah¨ª mismo, en una servilleta, proyectaron su futuro planetario port¨¢til. El artilugio ha viajado por todas partes, desde el centro penitenciario de Navalcarnero hasta su paso seis veces por la feria Madrid por la Ciencia.
En poco tiempo, los chicos empezaron a cortar con cuchilla, a unir cables, a instalar bombillas, hasta completar las 24 piezas del planetario.
El proyecto fue un ¨¦xito desde el principio: los estudiantes no volvieron a faltar a clase, empezaron a leer sobre astronom¨ªa, a saber c¨®mo orientarse con las estrellas, a conocer el movimiento aparente del cielo, a contar historias sobre mitolog¨ªa y constelaciones a todos aquellos que se acercaban al colegio a conocer el planetario... Con el paso del tiempo, el grupo de alumnos que en un primer momento se ocup¨® del proyecto se ha ido renovando y hoy en d¨ªa participa m¨¢s de un centenar de chicos del centro.
Pero el planetario no ha sido la ¨²nica iniciativa que ha puesto en marcha este instituto. Los alumnos han construido un planisferio celeste de fibra ¨®ptica (que sirve para conocer qu¨¦ estrella estaba en lo m¨¢s alto del cielo sabiendo el d¨ªa y la hora exacta) y un simulador de vuelo. Este ¨²ltimo aparato simula la cabina de un avi¨®n y se mueve en alabeo (lateralmente) y cabeceo (de arriba abajo), de forma que quien se sienta en ¨¦l parece que pilota el avi¨®n que est¨¢ viendo en ese momento en la pantalla. Todo el simulador de vuelo est¨¢ construido ¨ªntegramente con material casero. De hecho, las electrov¨¢lvulas y los pistones los han adquirido en desguaces.
Todos los lunes del a?o, los alumnos que quieren se traen un bocadillo y se quedan por la tarde en el instituto para trabajar en el taller de astronom¨ªa.
El ¨²ltimo proyecto en el que participa este centro es uno que ha puesto en marcha la NASA. Esta iniciativa est¨¢ destinada a institutos de ense?anza media, universidades, agrupaciones astron¨®micas y museos de ciencia, para que puedan emplear una de las seis antenas, la m¨¢s antigua, de la estaci¨®n que hay en Robledo de Chavela (Madrid). Esta antena la utilizan como radiotelescopio y con ella observan emisiones de radiaci¨®n invisibles al ojo humano. La operan a distancia v¨ªa Internet.
De esta manera, en clase de f¨ªsica, los alumnos del Ignacio Ellacur¨ªa realizan observaciones espaciales desde un ordenador del instituto gracias al programa de la NASA. "El otro d¨ªa estuvimos observando una estrella binaria de rayos x cygnusx3", cuenta Jes¨²s Ruiz, "que para los no expertos significa una estrella donante que cede material a un agujero negro". Durante estas miradas espaciales, los alumnos toman datos de la temperatura, la evoluci¨®n de la estrella, el agujero negro, los estallidos en radio... Todos ellos se registran en una tabla y se acumulan en una base para, despu¨¦s de un a?o, poder trazar una evoluci¨®n del objeto celeste que se ha observado.
Estos datos son enviados a la estaci¨®n de Robledo de Chavela y pasan a formar parte del archivo de las investigaciones de la NASA.
Sin quererlo, los alumnos del Ignacio Ellacur¨ªa est¨¢n aportando su peque?o grano de arena al conocimiento del cielo.
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