Si 'non'
Europa anda preocupada, pero ya ha pasado por ¨¦sas, por la intranquilidad que causa un posible non franc¨¦s a una idea francesa desarrollada con esfuerzo entre europeos. En agosto de 1954, la Asamblea Nacional francesa se carg¨® en un voto de procedimiento el tratado por el que se iba a crear la Comunidad Europea de Defensa (CED), idea que hab¨ªa nacido cuatro a?os antes de la propia Francia y que ya hab¨ªan ratificado Alemania y los tres pa¨ªses del Benelux (Italia esperaba a ver qu¨¦ hac¨ªa Par¨ªs). La sensaci¨®n de crisis en la construcci¨®n que entonces s¨®lo se apoyaba sobre la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero fue profunda. Y sin embargo de ella surgi¨® un ¨ªmpetu integracionista sin precedentes, plasmado tan s¨®lo tres a?os despu¨¦s en el Tratado de Roma de 1957.
Naturalmente, ser¨ªa mejor que Francia ratificara la Constituci¨®n europea en su refer¨¦ndum del 29 de mayo, y Holanda, tres d¨ªas despu¨¦s. Cabe esperar que al final, y por los pelos, triunfe el s¨ª. Si gana el non, no ser¨¢ por un rechazo frontal a la Constituci¨®n, sino al presidente, Jacques Chirac -ayudar¨ªa si confirmara antes que no se va a volver a presentar-; a la ampliaci¨®n sin l¨ªmites, especialmente a Turqu¨ªa, en una UE en la que Francia no se siente tan central; a los temores que genera la globalizaci¨®n (pese a que la Uni¨®n Europea es, justamente, una buena respuesta) y la amenaza a un modelo socioecon¨®mico que ha de cambiar en un pa¨ªs en el que no se trabaja mal, sino poco.
Las razones del rechazo ser¨ªan, pues, muy diferentes a las fuerzas que se mov¨ªan en la sociedad francesa en 1954: la internalizaci¨®n de la guerra fr¨ªa, el fin del imperio y la descolonizaci¨®n (y la reciente derrota en Dien Bien Phu en Vietnam), o la oposici¨®n de gaullistas y comunistas a compartir la soberan¨ªa nacional en un ente supranacional. De hecho, si Charles de Gaulle hubiera sido presidente entonces, en 1957 no habr¨ªa habido Tratado de Roma. Pero el caso es que tras la defunci¨®n de la CED (que, dicho sea de paso, hubiera formado una especie de ej¨¦rcito europeo puesto a las ¨®rdenes de Estados Unidos) lleg¨® un nuevo ¨ªmpetu. Entremedias, Francia y Gran Breta?a hab¨ªan sufrido el fiasco de su expedici¨®n a Suez en 1956, de la que sacaron lecciones opuestas: Londres opt¨® por lo que Winston Churchill llamara el mar abierto (EE UU), y Par¨ªs, por la integraci¨®n con sus vecinos.
En el refer¨¦ndum de 1992, de nuevo, los franceses estuvieron a punto de echar a pique el Tratado de Maastricht, cuyo n¨²cleo es la moneda ¨²nica. Entonces influy¨® otro malestar provocado por la inseguridad francesa ante el fin de la guerra fr¨ªa y ante una Alemania que de repente se un¨ªa y sobrepasaba demogr¨¢ficamente a Francia, cuando ¨¦sta estaba a punto de alcanzarla.
Si Francia vota non el 29 de mayo, se pueden salvar algunos muebles de la Constituci¨®n, como el ministro europeo de Asuntos Exteriores. Pero el non ser¨ªa desastroso para el proceso de ampliaci¨®n y por tanto de exportaci¨®n de la estabilidad y de la democracia. El mayor golpe no ser¨ªa para suecos, daneses o unos brit¨¢nicos cuyo primer ministro -si sigue siendo el laborista Tony Blair- se quitar¨ªa un peso de encima, sino para b¨²lgaros, balc¨¢nicos, turcos y otros. Y para las negociaciones presupuestarias en curso.
Los planes B que se estaban preparando eran para el caso de que los brit¨¢nicos u otros rechazaran la Constituci¨®n. No para un rechazo franc¨¦s. Estos d¨ªas muchos se afanan en buscar una posible salida. Tras un non, no ser¨ªa de extra?ar un avance decidido, impulsado por la propia Francia. Una posibilidad es una fusi¨®n pol¨ªtica de Francia y Alemania y un impulso creativo de unos pocos, una nueva teor¨ªa del n¨²cleo variable que ya se baraja, dentro de la Europa de 25 del Tratado de Niza que se mantendr¨ªa. En todo caso, se abrir¨¢ un gran debate, es de esperar que no de espaldas a la ciudadan¨ªa. El reto para Espa?a ante el indeseado non ser¨ªa el aportar ideas para que el carro vuelva a arrancar y situarse en el centro del nuevo tir¨®n.
aortega@elpais.es
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