Parques e¨®licos no, energ¨ªa e¨®lica s¨ª
En principio, una energ¨ªa limpia, inacabable y sin residuos no deber¨ªa suscitar ninguna desconfianza. Perfecto, el protocolo de Kyoto est¨¢ al alcance de Catalu?a. Adem¨¢s, los molinos (aerogeneradores) son bonitos, "de dise?o" dir¨¢n algunos. Pero lo importante, a menudo, son los detalles, que al final hacen que un sistema sea id¨®neo o no. Es importante saber d¨®nde se colocan los molinos, cu¨¢ntos se pueden colocar en una misma zona, qui¨¦n los gestiona y qu¨¦ causan en su entorno.
En este punto, es necesario tener en cuenta que el suministro el¨¦ctrico, as¨ª como la sanidad, las infraestructuras viarias y la ense?anza, no debe ser un negocio, sino que debe entenderse como un servicio. Por tanto, los aerogeneradores ser¨¢n positivos en tanto ofrezcan un servicio a la sociedad.
Una vez se conocen algunos de estos detalles, la supuesta panacea del desarrollo sostenible cae como un castillo de naipes. A veces la realidad no se adapta a visiones id¨ªlicas, por bienintencionadas que est¨¢s sean.
En primer lugar, los molinos no son autosuficientes. Es decir, necesitan el apoyo de otras energ¨ªas para compensar las bajadas de energ¨ªa cuando el viento no es el id¨®neo. S¨®lo en una franja concreta de velocidad los aerogeneradores son efectivos, por debajo o por encima de ella, pierden gran parte de su capacidad generadora. En un entorno mediterr¨¢neo, el cambio de direcci¨®n y de velocidad de los vientos es constante. Otras fuentes de energ¨ªa, tales como centrales t¨¦rmicas, deben apoyar los bajones de energ¨ªa. Estas fuentes extras no pueden funcionar al 100%, para tener un margen en los momentos necesarios. Funcionar a bajo rendimiento genera las mismas emisiones de gases, pero menos energ¨ªa. No parece muy sensato.
La instalaci¨®n de parques e¨®licos, supone un impacto en el territorio que va m¨¢s all¨¢ de las evidentes contaminaci¨®n visual y distorsi¨®n sonora. La infraestructura necesaria para su instalaci¨®n y mantenimiento supone una agresi¨®n en entornos rurales y terrenos r¨²sticos. Numerosas voces en defensa de las aves ya han demostrado el impacto sobre ellas. Adem¨¢s, la instalaci¨®n de estos molinos suele hacerse en las crestas de las monta?as y cordilleras. Es donde m¨¢s sopla el viento, pero tambi¨¦n es donde hay la vegetaci¨®n m¨¢s virgen. Este es el caso del futuro parque e¨®lico de la Serra del Tallat, que unir¨¢ como en un posmoderno monte del calvario, los monasterios de Vallbona, Poblet y Santes Creus. Los partidos de izquierda, nacionalistas y ecologistas firmaron, cuando estaban en la oposici¨®n, una declaraci¨®n en contra de este parque, tal como el anterior Gobierno lo estaba planteando. Ahora ese proyecto parece correcto y se piensa ejecutar sin siquiera revisarlo.
Pero seamos pragm¨¢ticos. ?Para qu¨¦ sirven los parques e¨®licos?
Por m¨¢s parques que instalemos no se cerrar¨¢ ninguna central nuclear. De acuerdo con los c¨¢lculos m¨¢s optimistas, en Catalu?a, se podr¨ªa llegar s¨®lo al 4% o 5% de la energ¨ªa que se consume, contando con los parques que se piensa instalar en el interior de Tarragona, la desembocadura del Ebro y el litoral de Barcelona. ?Y si no se instalan? Pues parece que tampoco faltar¨¢ la corriente. Quiz¨¢ haya que comprarla a Francia, con m¨¢s de 70 centrales nucleares. Estas centrales, por cierto, afectar¨ªan de pleno a Catalu?a si sufrieran un accidente.
Sintom¨¢ticamente, quienes est¨¢n m¨¢s interesados en la instalaci¨®n de parques e¨®licos no son los ecologistas, que muestran mayoritariamente su rechazo. Quienes est¨¢n presionando al tripartito catal¨¢n para acelerar su instalaci¨®n son las compa?¨ªas el¨¦ctricas. Las mismas empresas que ya han torturado la geograf¨ªa catalana con innumerables presas y que contaminan con centrales nucleares o t¨¦rmicas.
As¨ª, un concepto aparentemente progresista se est¨¢ enfocando como un negocio y no como un servicio. La Comunidad Europea subvenciona una parte de su instalaci¨®n; es decir, lo pagamos entre todos. De las facturas de la corriente tambi¨¦n salen ayudas para su instalaci¨®n: el consumidor sigue pagando. Finalmente, se instalan los molinos, y la energ¨ªa que generan se compra por encima de su valor para incentivar su uso, encareciendo
el suministro, por el que el usuario deber¨¢ pagar m¨¢s. Beneficios privados con inversi¨®n p¨²blica: negocio redondo, pero a un alto precio para el territorio, los bosques y el mar.
En Dinamarca, Estados Unidos y Alemania se est¨¢n desmontando parques similares a los que se quieren construir aqu¨ª, por su falta de eficacia y su nefasto efecto en los ecosistemas locales. Se est¨¢n observando, incluso, peque?os cambios clim¨¢ticos al mezclarse las corrientes a¨¦reas, m¨¢s secas, con las m¨¢s cercanas al suelo, m¨¢s h¨²medas.
Sin embargo, los molinos son ¨²tiles. En poblaciones aisladas, con buena exposici¨®n a vientos, pueden ser una buena soluci¨®n. Ahorran las terribles columnas de torres el¨¦ctricas para llevar la energ¨ªa hasta el lugar. Con un peque?o apoyo de bater¨ªas y placas solares pueden ser una excelente alternativa local. El error es convertirlos en una soluci¨®n global. El n¨²mero de molinos, entonces, multiplica los efectos colaterales sin ofrecer una verdadera alternativa energ¨¦tica.
Deber¨ªa hacerse un esfuerzo por conectar c¨®mo se gasta energ¨ªa y c¨®mo se produce. A un lado de la balanza hay interminables urbanizaciones en la Cerdanya, siempre iluminadas, a pesar de que el uso medio de sus casas es de 13 d¨ªas al a?o; iluminaci¨®n monumental de una Barcelona de postal; generaci¨®n de nieve artificial; modernos edificios de cristal con aires acondicionados y calefacciones costosas. Al otro lado, est¨¢ Tarragona, que ya alberga dos centrales nucleares y quieren convertirla en la bater¨ªa de Catalu?a.
Quienes m¨¢s van a sufrir las consecuencias son la incipiente industria de turismo rural, con rutas culturales como la del Cister, y la biodiversidad, pero al final quienes pagar¨¢n las consecuencias ser¨¢n todos los habitantes de Catalu?a, con un pa¨ªs lleno de cicatrices forestales; eso s¨ª, luminoso como el paseo de Gr¨¤cia por Navidad.
Claret Serrahima y ?scar Guayabero son dise?adores.
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