Ella bailaba boleros

He aqu¨ª dos piezas de apenas media hora, extractos quiz¨¢s de proyectos mayores, de desigual inter¨¦s. La primera es una burla a conciencia del papel que la mujer juega en un mont¨®n de letras de boleros, por m¨¢s que el g¨¦nero tenga sus sesudos amantes entre multitud de varones feministas. Aqu¨ª se cachondean de todo eso, tanto en las versiones cantadas de esos boleros de post¨ªn como en la puesta en escena de tres bailarinas, m¨¢s la que hace de cantante, que siguen la letra con sus movimientos o la destrozan con sus gui?os, incluyendo alguna que otra reconstrucci¨®n del continuo esc¨¦nico que a veces tiene mucha gracia. En resumen, lo que todo esto viene a decir, a manos de cuatro mujeres, es que no son como creemos, tampoco como no creemos, y que se divierten poniendo en solfa tanto lo que creemos como lo que no. Y, de camino, se comen un mel¨®n, que no es exactamente un marr¨®n. Ingeniosa, divertida, ir¨®nica y brillante en muchos de sus pasajes.

Algo muy distinto es Ca?as y barrio 2. Primero, porque se toma m¨¢s en serio. Y despu¨¦s porque constituirse en testimonio, incluso oral, de una militancia entre ecol¨®gica y enraizada en los movimientos sociales del tipo de salvemos la huerta, etc¨¦tera, un material muy digno pero escasamente coreogr¨¢fico, que en ocasiones incluso transgrede su punto de partida con alusiones y figuraciones m¨¢s pr¨®ximas al sadismo de un cierto cabaret que a otras consideraciones esc¨¦nicas. Es, con todo, un apunte interesante.

Ya al anochecer, Dami¨¢n Mu?oz y Jordi Cort¨¦s ofrecieron, en L'Altre Espai, ?lel¨¦s, una coreograf¨ªa inspirada en la novela del h¨²ngaro S¨¢ndor M¨¢rai El ¨²ltimo encuentro, donde la luz que separa el final del d¨ªa del principio de la noche sirve de met¨¢fora para un duelo simb¨®lico entre dos personajes que muestran sus deudas antiguas y los rescoldos de una amistad herida de muerte por los avatares del tiempo, en el contexto de una pasi¨®n devastadora y enfermiza. El programa de mano se?ala que, en h¨²ngaro, ?l¨¦s y ?lel¨¦s (matanza y beso) tienen la misma ra¨ªz. Pues eso.