Viento de cara
A Lyndon Johnson, el dem¨®crata que sucedi¨® a John Kennedy en la presidencia de EE UU, le agradaba adornar sus expresiones con el colorido lenguaje de su Tejas natal. As¨ª, afirmaba mantener al conservador Edgar Hoover a la cabeza del FBI porqu¨¦ prefer¨ªa tenerle "inside the tent pissing out, than outside pissing in" (literalmente "mejor tenerle dentro de la tienda de campa?a orinando hacia fuera que tenerle fuera apuntando hacia adentro") y describ¨ªa la realizaci¨®n de estimaciones del consumo nacional como "pissing in the wind" ("hacer algo in¨²til"). Abierta la veda, no es de extra?ar que muchos analistas internacionales del sistema de creaci¨®n de empleo muestren su oposici¨®n a que las instituciones p¨²blicas aumenten los presupuestos de investigaci¨®n supuestamente orientada a aplicaciones inmediatas, a costa de fondos dedicados a la formaci¨®n de j¨®venes mediante la investigaci¨®n, describiendo tal posibilidad con un sonoro "pissing against the wind"("actuar en contra de uno mismo").
Su argumentaci¨®n es s¨®lida. La investigaci¨®n en ciencia punta produce uno de los ingredientes esenciales para la innovaci¨®n en un mundo global: Individuos bregados en el manejo de las herramientas tecnol¨®gicas mas avanzadas; herramientas avanzadas de verdad; individuos bregados de verdad. Bregados como los aprendices de un taller de reposter¨ªa que lo abandonan para abrir su propio negocio sabiendo manejar la maquinaria y hornear lo que haga falta. Las empresas competitivas contratan estos individuos por diversas razones. Quiz¨¢s, muy de vez en cuando, alguno de ellos desarrolle un producto significativamente nuevo. No obstante, la raz¨®n principal es para entender y adaptar los avances producidos por los dem¨¢s.
Una parte clave de tales individuos sale de los doctorados. Doctorados en biolog¨ªa, en ciencia de materiales, en geometr¨ªa diferencial, en sociolog¨ªa, en ling¨¹¨ªstica y dem¨¢s. Los primeros pueden desenrollar cadenas de ADN como los pap¨¢s las trenzas del pelo de sus hijas; los segundos manipulan nanopart¨ªculas antibacterianas con la misma naturalidad que los peques las canicas; los terceros visualizan estructuras aerodin¨¢micas como Pau Gasol la trayectoria de sus triples, etc¨¦tera. Es poco relevante si se han doctorado haciendo experimentos orientados a responder preguntas fundamentales o de inter¨¦s directamente aplicado. La cosa est¨¢ en si han hecho el experimento y en si el experimento era realmente novedoso. Porque si de verdad lo han hecho, y si de verdad era nuevo, entonces es que habr¨¢n tenido que aprender a manejar herramientas avanzadas, alguna de las cuales rabiosamente nueva. So, they are in business.
Con frecuencia se apunta que los empresarios espa?oles invierten poco en innovaci¨®n. Sin embargo, no hay nadie m¨¢s capacitado para decidir qu¨¦ les conviene a los empresarios que ellos mismos. Conviene preguntarse si a veces su decisi¨®n no est¨¢ basada en un inteligente realismo, porque a pesar del tit¨¢nico esfuerzo realizado durante a?os por muchos investigadores espa?oles, nuestra capacidad de realizaci¨®n tecnol¨®gica, y la de nuestros doctores, no siempre es competitiva para un mercado global.
El sistema requiere, por encima de todo, instituciones p¨²blicas dotadas, dotadas de verdad, con las infraestructuras cient¨ªficas adecuadas, que los doctorandos manejan con asiduidad. Doctorandos que en su mayor¨ªa abandonan esas instituciones al graduarse. Las abandonan tecnol¨®gicamente bregados, bregados de verdad, llev¨¢ndose consigo el bagaje hacia las empresas que los contratan. El sistema requiere empresas que contraten a los doctores. En los pa¨ªses avanzados, en presencia de lo anterior y de una dosis razonable de perseverancia, esta fruta acaba madurando: Las empresas que viven en un mercado global son las primeras interesadas en contratar a empleados con talento, que sepan manejar herramientas y conceptos que aumenten su competitividad.
La evoluci¨®n de la ciencia espa?ola durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido espectacular. Puede que cuando lleguemos al anhelado 2% del producto interior bruto de inversi¨®n en I+D nos estemos tambi¨¦n acercando al nivel de impacto que nos tocar¨ªa. No obstante, quiz¨¢s convenga hacerlo de forma que este aumento no contribuya solamente al prestigio nacional, sino que se traduzca en creaci¨®n de empleo de calidad. El informe de oto?o de La Caixa de Catalu?a prev¨¦ que de la ocupaci¨®n que se crear¨¢ en Espa?a durante el bienio 2004-2005, s¨®lo la construcci¨®n y los servicios experimentar¨¢n crecimientos netos; la industria seguir¨¢ acentuando su p¨¦rdida de empleos. Mientras tanto, en EEUU y Jap¨®n casi el 70% de los doctores trabaja en el sector privado, mientras que en Espa?a en este porcentaje rondamos el 30%.
Si convenimos en aprender de los dem¨¢s, la prioridad n¨²mero uno debe de ser formar doctores con capacidades adecuadas y, sobre todo, que las empresas los contraten.
Lluis Torner es director del ICFO-Instituto de Ciencias Fot¨®nicas.
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