Schiller, revolucionario del esp¨ªritu
LA REVISI?N de la figura y obra de Friedrich von Schiller (1759- 1805), con motivo del bicentenario de su muerte -que se conmemora pasado ma?ana-, saca a la luz la evidencia de que el poeta de Marbach tal vez sea el menos le¨ªdo de los grandes cl¨¢sicos alemanes. El "mayor talento dram¨¢tico jam¨¢s visto" qued¨® eclipsado por Goethe, tras su desaparici¨®n prematura. El placentero realismo sensual del consejero ¨¢ulico de Weimar coincid¨ªa m¨¢s con el gusto de las generaciones posteriores que el severo idealismo moral de Schiller; por otro lado, Goethe lo sobrevivi¨® treinta a?os, un periodo de gran fecundidad. El famoso monumento en Weimar en honor a los dos ol¨ªmpicos reproduce a la perfecci¨®n una recepci¨®n desviada y tergiversante. Negando la diferencia de estatura -el esbelto Schiller le sacaba una cabeza al fond¨®n Goethe-, ambos est¨¢n representados hombro con hombro, sosteniendo Goethe la corona de laurel, hacia la que Schiller alarga la mano sin llegar a tocarla.
No siempre la veneraci¨®n alemana por los "almas gemelas" se reparti¨® de esta forma. En vida, Schiller despertaba un afecto y una adhesi¨®n inigualables. El estreno de su primera obra, Los bandidos, escrita con 21 a?os, fue el inicio de una sucesi¨®n de triunfos teatrales en los que se desataba el delirio general: "Personas extra?as se abrazaron entre l¨¢grimas, las mujeres se tambaleaban, a punto de desmayarse". El efecto catalizador y aglutinador sobre la vida espiritual alemana de Los bandidos y Guillermo Tell, de su poes¨ªa y teor¨ªa est¨¦tica es dif¨ªcil hoy de imaginar. El prop¨®sito de Schiller consist¨ªa, nada menos, que en llevar la humanidad a la libertad a trav¨¦s de la educaci¨®n est¨¦tica, y efectivamente consigui¨® con sus ideales hacer vibrar su ¨¦poca. Es la ¨²nica ocasi¨®n en que un poeta en solitario ha revolucionado a una sociedad. Cuando, en el cenit de su fama, asiste en Leipzig a una representaci¨®n de Juana de Arco, el j¨²bilo no hallaba fin. Al terminar la funci¨®n, el p¨²blico se api?aba para verle: "La ancha plaza desde el teatro hasta la puerta de Ranst?dt estaba atiborrada de personas. Entonces ¨¦l sali¨® y al instante se form¨® una calle. Voces exig¨ªan descubrirse la cabeza y as¨ª pas¨® el poeta -con el peque?o Karl de la mano- por la multitud de sus admiradores, todos con la cabeza descubierta, mientras los padres alzaban a sus hijos y exclamaron: '??ste es!".
Las publicaciones que est¨¢n contribuyendo a corregir la imagen torcida de Schiller, aparte de la reedici¨®n revisada de las obras completas, son dos recientes biograf¨ªas, publicadas con gran ¨¦xito en Alemania en 2004: Schiller o la invenci¨®n del idealismo alem¨¢n, de R¨¹diger Safranski -aqu¨ª conocido por su biograf¨ªa de Nietzsche-, y La vida de Friedrich Schiller. Una peregrinaci¨®n, de Sigrid Damm. En Espa?a, las m¨²ltiples traducciones de la obra dram¨¢tica no han sido secundadas por la atenci¨®n a su poes¨ªa o su prosa; tanto m¨¢s se agradece la breve antolog¨ªa l¨ªrica incluida en Escritos sobre Schiller (Hiperi¨®n) y la edici¨®n, en este mes de mayo, de las poco conocidas Narraciones completas, en Alba.
El enfoque del muy legible libro de Sigrid Damm se centra en la persona de Schiller, las circunstancias materiales en las que crea su obra, la vida cotidiana de uno de los primeros escritores profesionales. La correspondencia prolija, en la que un hombre que apenas se permit¨ªa salir del cuarto de trabajo, vert¨ªa su pensamiento filos¨®fico y est¨¦tico, cr¨ªtica literaria y proyectos de trabajo, junto a sus asuntos familiares y sus eternas preocupaciones econ¨®micas, es sin duda el mejor medio para exponer tanto la trayectoria p¨²blica como la privada. Con su acercamiento "materialista" y deliberadamente subjetivo, que prescinde de interpretaciones literarias, Damm revela al lector un personaje verdaderamente libre que, al contrario del condescendiente Goethe, vive con id¨¦ntica virtud en su condici¨®n de amigo, esposo, padre, escritor y pensador, independientemente de autoridades religiosas y mundanas.
Safranski apuesta por un tratamiento biogr¨¢fico m¨¢s convencional, pero no menos emocionante. Entrelaza la recreaci¨®n de una existencia, constantemente amenazada por la enfermedad, con el inspirado comentario pormenorizado de la obra. Elocuente y rico en tesis originales, presenta a Schiller como una de las figuras m¨¢s briosas de la literatura alemana, una "central el¨¦ctrica" para la vida espiritual de su ¨¦poca, que con su contagioso entusiasmo inflam¨® una ins¨®lita concomitancia de mentes creativas -Novalis, H?lderlin, los hermanos Schlegel y Humbold, Herder, Fichte, Hegel-, y puso en marcha lo que posteriormente se llam¨® el "idealismo alem¨¢n".
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