El momento de la pol¨ªtica
Resulta cuando menos chocante que, tras unas elecciones en las que el PNV y el PP han sido los dos partidos perdedores en votos y en esca?os -m¨¢s de 260.000 votos y ocho esca?os entre los dos-, sean precisamente ellos quienes ocupen la escena de la pol¨ªtica desde el 17 de abril. Ambos coinciden en el inter¨¦s com¨²n de no sacar ninguna conclusi¨®n pol¨ªtica de su derrota y eso parece haberles animado a ofrecernos una sobredosis de iniciativas conducentes a que todo siga igual: el PNV, al mando del pa¨ªs, y el PP al mando de la desestabilizaci¨®n en Euskadi y en Espa?a.
De entre los partidos que aspiraban a gobernar eran precisamente los proyectos del PNV y del PP los m¨¢s radicales. Los primeros insistieron en su soberanismo y los segundos en que basta con la autonom¨ªa que ya disfrutamos. Ibarretxe nos ofreci¨® la repetici¨®n de su tripartito soberanista y el PP mostr¨® su inter¨¦s por gobernar con el PSE-EE para enviar al nacionalismo a la oposici¨®n y no para llevar adelante un programa de gobierno.
El PNV y el PP coinciden en el inter¨¦s com¨²n de no sacar ninguna conclusi¨®n pol¨ªtica de su derrota
Del juego del poder y las matem¨¢ticas no puede salir un Gobierno estable que sintonice con el mandato de los ciudadanos
La importante p¨¦rdida de unos y otros s¨®lo puede entenderse como un castigo de sus respectivos electorados a la radicalidad de sus posiciones, y ello nos obliga a todos a analizar los resultados electorales no s¨®lo contemplando los esca?os obtenidos, sino que tambi¨¦n interpretando el sentido de la abstenci¨®n.
La moderaci¨®n del electorado ha premiado al PSE-EE. Su propuesta en estas elecciones fue defender una pol¨ªtica de acuerdos entre nacionalistas y no nacionalistas para abordar los temas centrales de la pol¨ªtica vasca, alej¨¢ndose as¨ª de toda especulaci¨®n sobre la combinaci¨®n de siglas. El cambio socialista supon¨ªa, primero, un cambio en la pol¨ªtica, y despu¨¦s un cambio en la composici¨®n del Gobierno. Los resultados, por lo tanto, nos han enviado una se?al inequ¨ªvoca de moderaci¨®n, o, lo que es lo mismo, una se?al de cambio. Sin embargo, el reparto de esca?os deja abiertas varias combinaciones matem¨¢ticas para el ejercicio del poder, que no tienen porqu¨¦ corresponderse con esas ansias de cambio y moderaci¨®n.
Y hasta el presente parece que en la pol¨ªtica vasca s¨®lo preocupa el encaje matem¨¢tico del poder. La ilusi¨®n de Ibarretxe y del PNV, a la luz de las consultas realizadas, es mantener el Gobierno tripartito m¨¢s Aralar y disfrutar de alg¨²n voto perdido de EHAK, tanto para su investidura como para la gobernaci¨®n. No parece ser, sin embargo, ¨¦sta la combinaci¨®n m¨¢s adecuada para cumplir con las intenciones de moderaci¨®n expresadas ante el presidente Zapatero por Ibarretxe.
Esta suma de siglas se parece m¨¢s a un tren expreso soberanista que a un Gobierno de reconciliaci¨®n y de cambio, y s¨®lo se justifica por una necesidad de apego al poder por parte del PNV. Lejos de hacer una interpretaci¨®n autocr¨ªtica de su gesti¨®n anterior y de sus resultados, el PNV pretende trasladar al pa¨ªs sus diferencias internas, buscando en la permanencia en el poder el b¨¢lsamo que aglutine al partido. Para el PNV, otras combinaciones posibles supondr¨ªan un enfrentamiento interno y una reconducci¨®n de su proyecto soberanista hacia el autonomismo, algo que hoy les cuesta asumir. Por eso, las nuevas intenciones de Ibarretxe suenan m¨¢s a aplazamiento de un proyecto soberanista que a una revisi¨®n autonomista del mismo.
Claro que, en este juego de las matem¨¢ticas y el poder, tambi¨¦n cabe otra combinaci¨®n que incluso podr¨ªa tener un mayor respaldo. Me ha sorprendido que la izquierda de Madrazo no haya reparado que la suma del PSE-EE y de EB da 21 esca?os, casi tantos como los 22 del PNV, y que el PP, despu¨¦s de tanta promesa, s¨®lo puede votar a Patxi L¨®pez. Es decir, que, dadas las peculiaridades de nuestro pa¨ªs, podr¨ªamos hasta hacer un Gobierno de izquierdas con el obligado apoyo parlamentario del PP para frenar al soberanismo. Este Gobierno ser¨ªa m¨¢s coherente con el federalismo de EB, defender¨ªa un proyecto de autogobierno respetuoso con la Constituci¨®n y, claro, ser¨ªa m¨¢s de izquierdas.
Y si Madrazo no se atreve a hacer este Gobierno de izquierdas, a juzgar por su entusiamo pro Ibarretxe, tendremos que empatar PSE-EE-PP con PNV-EA-EB-Aralar y brindarle la llave pol¨ªtica a EHAK. Mi conclusi¨®n, por lo tanto, es que no parece que de la administraci¨®n de las matem¨¢ticas y el poder pueda salir un Gobierno estable que sintonice con el mandato de los ciudadanos: de los que votaron y de los que se quedaron en casa.
S¨®lo nos queda, por lo tanto, la pol¨ªtica para ser capaces de abordar la pacificaci¨®n y el desarrollo del autogobierno, y trabajar por el progreso econ¨®mico y social. Y la pol¨ªtica exige que el PNV y el PP se atrevan a conectar con la moderaci¨®n que propone el PSE-EE y que el pa¨ªs est¨¢ exigiendo. Porque en Euskadi la moderaci¨®n y el entendimiento son las bases del cambio que el pa¨ªs necesita para lograr la paz y la reconciliaci¨®n, y s¨®lo un gobierno que incorpore a los partidos que est¨¦n en esa disposici¨®n pol¨ªtica estar¨¢ en condiciones de afrontar con ¨¦xito esta nueva etapa. A las debilidades del binomio poder-matem¨¢ticas tenemos que saber responder desde la pol¨ªtica. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de no satisfacer la esperanza de los vascos y vascas, una vez m¨¢s.
Jon Larr¨ªnaga Apraiz es ex secretario general de Euskadiko Ezkerra.
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