Vuelve el son cubano

Se jubil¨® la Vieja Trova Santiaguera y se fue Compay, pero est¨¢ Eliades. El que compart¨ªa con sus compa?eros de la Casa de la Trova y mantiene viva la memoria de Miguel Matamoros, Sindo Garay o ?ico Saquito. Con su inseparable sombrero negro de vaquero y mucho talento.

Con nombres como los de Eliades Ochoa, Omara Portuondo o Ibrahim Ferrer, dif¨ªcilmente la m¨²sica tradicional cubana hubiera entrado en crisis. Hubo un tiempo en que, salvo por las canciones de Pablo Milan¨¦s y Silvio Rodr¨ªguez, Cuba parec¨ªa alejada del gusto del p¨²blico espa?ol.

Pero, en los a?os noventa, asomaron unos cuantos ancianos venerables y se despert¨® la pasi¨®n por la isla. Hasta que la confusi¨®n se adue?¨® del mercado y el desapego se ha ido instalando de nuevo.

Eliades Ochoa ya andaba con 11 a?os y una guitarra pasando el sombrero en casas de mala nota porque la necesidad era grande. Cerca ya de los sesenta, Eliades tira del carro de la m¨²sica tradicional: guajira (El carretero, de Portabales, que ¨¦l hace como nadie), son (Estoy como nunca, P¨ªntate los labios Mar¨ªa...), guaracha (Cari?o falso) o bolero (Toda una vida). Material de compositores populares que creaban poes¨ªa con m¨²sica y han legado un tesoro a sus compatriotas. Por muchas generaciones.

Suya es la voz primera que se escucha en el apabullante Chan chan de Buena Vista Social Club. Adem¨¢s, es un guitarrista magn¨ªfico -v¨¦ase La comparsa, de Lecuona- con una pulsaci¨®n ¨²nica en ese instrumento h¨ªbrido, entre la guitarra espa?ola y el tres cubano. Dijo, con iron¨ªa guajira, que a ¨¦l no le preocupa la muerte sino el tiempo que hay que estar muerto. Lo confes¨® antes de tocar El Cuarto de Tula. Un sonido intenso, agreste y carnoso. Canta Eliades que ya no quiere ser sonero y que ahora ser¨¢ cient¨ªfico. El son no puede permit¨ªrselo.