Fascinante, oscuro e ir¨®nico, pleno de erotismo y de muerte
Nacido en Guadalajara, Jalisco, M¨¦xico, el a?o de 1920, Juan Soriano es sin duda uno de los artistas mexicanos m¨¢s importantes de la segunda mitad del siglo XX. Era y es acreedor, por tanto, con otros compatriotas como Cuevas, Toledo, Rojo y algunos otros, a ser premio Vel¨¢zquez, un galard¨®n que se hab¨ªa demorado demasiado en reconocer la importancia del arte latinoamericano actual. Es el problema de los premios que, con toda la buena intenci¨®n, generan ansiedad donde no la hab¨ªa. En cualquier caso, Juan Soriano, todo lo autodidacta que puede ser un artista que expuso por primera vez a los 14 a?os y que, surgido despu¨¦s de la rimbombante generaci¨®n de los portentosos muralistas de su pa¨ªs y su larga secuela, comprendi¨® que ten¨ªa que buscar un aire nuevo y lo busc¨® no en Nueva York, sino en Par¨ªs, ciudad donde residi¨® complementariamente desde 1975. No fue el ¨²nico artista mexicano en tomar dicha opci¨®n porque otros colegas de su generaci¨®n como Gironella, Cuevas y Coronel tambi¨¦n buscaron la liberaci¨®n de Par¨ªs tras los duros avatares de la II Guerra Mundial, quiz¨¢ arrastrados por el fulgor emblem¨¢tico de la poderosa figura de Octavio Paz.
Para explicar el fundamento de esta generaci¨®n, la de Soriano y la de los artistas mexicanos nacidos en la d¨¦cada de los veinte y comienzos de los treinta del pasado siglo XX, hay que pensar en la presencia en M¨¦xico del surrealismo, que tuvo su momento hist¨®rico de gloria con la presencia de Trotsky y Breton junto a Rivera formulando el manifiesto de arte revolucionario independiente, pero tambi¨¦n en la actividad mexicana del espa?ol Luis Bu?uel, uno de los surrealistas espa?oles m¨¢s conocidos pero no el ¨²nico. Juan Soriano, amigo de Roberto Montenegro y de Javier Reyes Ferreira, como a ¨¦l le gusta anteponer en sus autobiograf¨ªas, es un artista fascinante, oscuro e ir¨®nico, pleno de erotismo y, por tanto, de muerte. Muy mexicano, realmente, lo mexicano, con su mezcla de amor, muerte y humor, es lo que se trasluce mejor en su obra, que se inici¨® bajo los auspicios del surrealismo expresionista, pero que luego dio lugar a im¨¢genes cada vez m¨¢s n¨ªtidas y escalofriantes.
Hace unos a?os, todav¨ªa lo recuerdo, tuve la oportunidad de contemplar una retrospectiva de Juan Soriano en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa de Madrid. Fue una experiencia inolvidable, aunque, quiz¨¢, a m¨ª y a otros no nos dejara suficientemente saciados en nuestro apetito. Fue como revolver el palpitante hilo de la memoria, pero sin que pudi¨¦semos entrever todos los nudos de la trama de un artista complejo, sofisticado, exigente y melanc¨®lico. Nos dejaba la impresi¨®n, adem¨¢s, de que era un artista cuya retrospecci¨®n no cerraba, ni mucho menos, el horizonte de lo posible en su obra. Con ello, la noticia de la merecida concesi¨®n del Premio Vel¨¢zquez de 2005 ha revivido nuestras ganas de un reencuentro con la obra de Juan Soriano. Maravilloso dibujante, colorista inquietante que mezcla gamas ¨¢cidas y ardientes, y no menos excelente escultor, Juan Soriano es no s¨®lo uno de los mejores artistas mexicanos vivos, sino el testimonio de c¨®mo la identidad no es incompatible con la memoria y el cosmopolitismo, c¨®mo la tierra forma una unidad con el cielo y c¨®mo cualquier objeto arrastra una sombra. La sombra de la luz.
Refiri¨¦ndose a la obra realizada por Juan Soriano en torno a la figura de Lupe Mar¨ªn, Octavio Paz escribi¨® lo siguiente: "Visiones que van de la atracci¨®n al horror y de las cuales no podemos apartar los ojos. El abanico se abre y un mundo, hecho de mundos, nos revela sus entra?as; despu¨¦s, con un golpe seco, la mujer lo cierra. No queda nada salvo una vibraci¨®n, un eco negro, rosa y otra vez negro. Las visiones se resuelven en ceguera, las presencias se disuelven en la memoria".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.