"Lo que se piensa siempre es distinto de lo que se vive"
Schopenhauer, Heidegger, Nietzsche y Schiller. Esa galer¨ªa de personajes sirve como carta de presentaci¨®n del fil¨®sofo R¨¹diger Safranski (Rottweil-W¨¹rt, Alemania, 1945). De todos ellos se ha ocupado, ha rastreado sus vidas y ha destripado sus obras. Sus trabajos destacan por su rigor y por la elegancia con la que ha sabido traducir los complejos universos de semejantes autores. Safranski, adem¨¢s, se ha ocupado de desarrollar sus propias inquietudes filos¨®ficas en libros como El mal o el drama de la libertad (Tusquets, 2000) o Cu¨¢nta globalizaci¨®n somos capaces de soportar (Tusquets, 2004). Adem¨¢s de algunos de sus trabajos biogr¨¢ficos, Lengua de Trapo ha publicado en Espa?a Cu¨¢nta verdad necesita el hombre, que re¨²ne un pu?ado de ensayos sobre cuestiones y autores muy distintos. Ayer, Safranski pronunci¨® en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid dos conferencias: Heidegger y el inicio y Eros y filosof¨ªa.
"Ese problema, esa paradoja, la de crear algo sobre lo que pierdes el control, sigue estando ahora presente en nuestras vidas"
"Cuando los idealistas alemanes defend¨ªan la fuerza arrolladora de la raz¨®n, Schopenhauer se fijaba en las oscuridades del hombre"
"Est¨¢ bien que en la globalizaci¨®n haya libertad de movimientos pero para que esto no degenere hay que inventar nuevas fronteras"
"Nietzsche no es tanto un fil¨®sofo como un gran proceso en el que est¨¢n envueltas propuestas muy distintas"
Pregunta. Ahora que todo ha cambiado en el siglo XXI, ?qu¨¦ conceptos de Heidegger siguen sirviendo para interpretar el curso de las cosas?
Respuesta. A trav¨¦s del t¨¦rmino Gestell [esqueleto, armadura, estructura], Heidegger se ocup¨® de pensar c¨®mo los hombres hab¨ªan sido capaces de desarrollar sofisticad¨ªsimos adelantos tecnol¨®gicos, sobre los que hab¨ªan perdido, sin embargo, todo dominio. Ese problema, esa paradoja, de crear algo sobre lo que pierdes el control, sigue ahora presente en nuestras vidas. Las nuevas tecnolog¨ªas, el ¨¢tomo, la investigaci¨®n gen¨¦tica... Se va muy r¨¢pido en todas partes, pero el hombre pierde el control sobre sus propias invenciones.
P. Y en un plano m¨¢s metaf¨ªsico, ?sigue resonando su obra en nuestro tiempo?
R. Pens¨® sobre la vida y sobre la muerte. Sobre c¨®mo no tenemos m¨¢s remedio que seguir viviendo aun cuando no se pueda obviar el horizonte final de la muerte. Trat¨® del miedo, del aburrimiento, de todos esos momentos en que se piensa que nada tiene sentido. Me temo que el hombre de hoy sigue teniendo estas preocupaciones. Lo interesante, en su caso, es que no pretendi¨® dar respuestas. Su gran pasi¨®n fue la de formular preguntas.
P. Se ha criticado mucho la estrecha relaci¨®n de Heidegger con el nazismo. ?Fue as¨ª?
R. Cuando el nacionalsocialismo llega al poder en 1933, Heidegger entiende que se va a producir una gran revoluci¨®n. No fue mero oportunismo, como se ha dicho, fue entusiasmo, aut¨¦ntico entusiasmo. ?Cu¨¢l fue la imagen que se hizo del nacionalsocialismo para celebrar su triunfo? En mi biograf¨ªa he intentado comprender qu¨¦ fue lo que lo sedujo, y creo que se sinti¨® fascinado por el proyecto de comunidad nacional. La propuesta de una sociedad an¨®nima terminar¨ªa siendo una comunidad nacional que camina unida para conquistar sus objetivos. ?sa es otra de las lecciones que Heidegger nos ha dado, que tambi¨¦n los fil¨®sofos pueden quedar deslumbrados por el brillo del poder. Aun cuando defend¨ªa su distancia frente a las cuestiones de su tiempo, fue devorado por su v¨¦rtigo, y defendi¨® posturas totalitarias.
P. Tambi¨¦n se ha hecho a Nietzsche responsable de inspirar el nazismo...
R. Lo fascinante de Nietzsche es que detr¨¢s de ese nombre hay una legi¨®n de pensadores. No es tanto un fil¨®sofo como un gran proceso en el que est¨¢n envueltas propuestas muy distintas. De ah¨ª su riqueza, de ah¨ª su peligro. Por ejemplo, la voluntad de poder. Cuando Nietzsche piensa este concepto en t¨¦rminos del individuo lo convierte en el principio m¨¢s rotundo de soberan¨ªa de la persona. La voluntad de poder es, en este sentido, el poder de cada uno sobre s¨ª mismo. La posibilidad de manejar tus fantas¨ªas y tus necesidades y tus miedos, de poder jugar con cuanto eres sin depender de influencias extra?as. M¨¢s adelante, cuando convierte la voluntad de poder en un concepto pol¨ªtico, de lo que habla es del dominio de una aristocracia de elegidos. Unas cuantas personalidades eminentes que se imponen sobre todos aquellos que no lo son. Contra esta idea totalitaria de la voluntad de poder hay que reivindicar la otra: la que defend¨ªa la soberan¨ªa de cada individuo.
P. El tercer fil¨®sofo del que se ha ocupado es Schopenhauer, ?qu¨¦ fue lo que le interes¨® de su obra?
R. Me apasiona la ¨¦poca en la que vivi¨®, la de la irrupci¨®n del idealismo alem¨¢n y del romanticismo. Schopenhauer fue su contrafigura. Cuando los idealistas defend¨ªan la fuerza arrolladora de la raz¨®n, ¨¦l se fijaba en las oscuridades del hombre. Entend¨ªa que a las fuerzas biol¨®gicas no hab¨ªa raz¨®n que las frenara, y entend¨ªa que la forma de conservar la libertad pasaba por la negaci¨®n de la voluntad. Te¨®ricamente cuestion¨® la posibilidad de ser libres, pero en su vida supo buscar espacios para ejercer la libertad. Lo que se piensa siempre es distinto de lo que se vive. Afortunadamente, la vida siempre se las arregla para ser imprevisible.
P. Despu¨¦s de tres fil¨®sofos ha terminado recalando en Schiller...
R. Nietzsche, en una de sus perversidades, lo defin¨ªa como el trompetista de la moral de S?chingen, un peque?o pueblo. Creo que es injusto. Schiller fue un gran maestro del autodise?o: ya no basta con escribir una pieza maestra, tienes que convertir tu propia vida en una obra de arte. Supo hacerlo. Estaba profundamente enfermo, pero no dej¨® que el dolor le estropeara su trabajo creativo.
P. ?Por qu¨¦ el mal como el gran tema del que se ha ocupado como fil¨®sofo?
R. Porque est¨¢ ah¨ª, y es el precio de la libertad. Cuando tenemos la posibilidad de ser libres, se advierte cu¨¢n ambivalente es la condici¨®n humana. Entre todas las opciones, tambi¨¦n existen las que pueden destruirnos y son, muchas veces, las que elegimos. Por eso es necesario tener claro que el proceso de civilizaci¨®n no es un reto del pasado, sino un desaf¨ªo que se repite cada d¨ªa.
P. Tambi¨¦n se ha interesado por la globalizaci¨®n...
R. Est¨¢ bien que en la globalizaci¨®n haya libertad de movimientos y que no existan fronteras, pero para que esto no degenere hay que inventar nuevas fronteras. La gente se traslada de un lado a otro, pero debe integrarse all¨ª donde llega. Y en cuanto se trata de la integraci¨®n surge la necesidad de establecer normas, reglas, l¨ªmites. Ah¨ª est¨¢, tambi¨¦n, el mercado global, pero si no se crean contrapesos en el mundo pol¨ªtico y social, la din¨¢mica econ¨®mica sin control alguno puede devorarlo todo.
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