J¨®venes talentos

Berdayes se retroalimenta de s¨ª mismo. El final de la pieza recuerda otro final suyo m¨¢s brillante, con Vivaldi, hace m¨¢s de 12 a?os. Tambi¨¦n est¨¢n las sillas peludas y la opulencia del vestir. Los trajes de Rosa Clar¨¢, muy delicados, cumplen una funci¨®n po¨¦tica, son como estantiguas rebeladas. La pieza no funciona totalmente en parte por la banda sonora, una partitura irregular que juega a la rusa pero se queda en un turbio empaste. Hay en escena 12 sillas que recuerdan a Oham Najarin y sus experimentos; tambi¨¦n evoca al Opus Piat de Duato casi a la letra esc¨¦nica. Las luces, muy elaboradas, contribuyen a envolver el espacio en un lamento tenebrista.

La pieza de Van Hoecke es aburrida, casi no es un ballet, unas sucesiones de vi?etas, ir y venir al comp¨¢s z¨ªngaro sin desarrollo, sin estructura. Micha est¨¢ en la memoria de todos de sus tiempos en Bejart y de sus trabajos en Italia. Pero ser core¨®grafo es otra cosa, y el talento obliga.

La compa?¨ªa posee una plantilla brillante de 22 artistas, que bailan con arrojo y entrega. Tanto los chicos como las chicas tienen ese entusiasmo maravilloso de las carreras que comienzan, aunque tambi¨¦n hay all¨ª artistas maduras y muy delicadas, como Ana Noya, que ha ganado mucho en concentraci¨®n y en exposici¨®n. Probablemente sea ese talento exultante de todos el responsable de que se aguante la velada hasta el final.