Inmigrantes: hacer real lo que ya es legal
Entre las muchas opiniones que he podido leer estos d¨ªas sobre el proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes sin papeles en nuestro pa¨ªs; una de ellas, la del amigo Adolf Beltran en su columna semanal de este diario (9/5/05), me anim¨® a hacer p¨²blica esta peque?a reflexi¨®n sobre este acontecimiento, sin duda espectacular y de gran trascendencia social en Espa?a y en toda la Uni¨®n Europea. Tras calificar como ejemplo de talante y de atrevimiento este proceso, conclu¨ªa Adolf muy acertadamente que "hacer emerger a 700.000 trabajadores extranjeros de la econom¨ªa sumergida, rompe muchas ideas previas, normaliza la percepci¨®n social de un fen¨®meno inevitable pero regulable y contribuye, en fin, a hacer legal lo que es real". Nadie con sentido com¨²n puede negar la evidencia de la realidad de injusticia y marginaci¨®n sufrida por tantos inmigrantes hasta la culminaci¨®n de este proceso. Y es indudable que su equiparaci¨®n legal a los dem¨¢s ciudadanos espa?oles en activo, es tambi¨¦n una pedag¨®gica lecci¨®n para todos, de c¨®mo el Derecho debe buscar una sana armon¨ªa con la realidad que pretende regular. Por eso, hacer legal lo que es real, o lo que es lo mismo, convertir en trabajadores con derechos a quienes entre nosotros trabajaban sin derechos, no s¨®lo es un ejemplo de talento pol¨ªtico, sino que sobre todo es un acto de justicia.
Pero si es importante ese esfuerzo pol¨ªtico de convergencia entre el Derecho y la realidad; el fen¨®meno de la inmigraci¨®n requiere de un correlativo esfuerzo social que nos exige invertir la conclusi¨®n anterior, para lograr hacer real lo que ya es legal, o lo que es lo mismo, convertir la integraci¨®n jur¨ªdica de las personas inmigrantes en una verdadera integraci¨®n social. Y para lograr ese objetivo, es necesaria la concienciaci¨®n de la sociedad y la concurrente y renovada actitud de todos los que la conformamos.
El fen¨®meno de la inmigraci¨®n, tal y como lo conocemos hoy, no es m¨¢s que la consecuencia de un mundo desequilibrado e injusto, en el que apenas en unas decenas de a?os, hemos pasado de ser un pa¨ªs de emigrantes, a ser un lugar receptor de miles de personas que buscan entre nosotros lo mismo que nosotros buscamos en su d¨ªa lejos de nuestras fronteras. Y si hace no muchos a?os, las remesas de los emigrantes espa?oles sirvieron para cimentar las bases del modelo social del Estado del Bienestar; de la misma forma hoy, la aportaci¨®n de los trabajadores inmigrantes y sus familias constituye uno de los factores fundamentales de estabilidad y equilibrio financiero y social de nuestro actual Estado del Bienestar.
A menudo, solemos o¨ªr comentarios sobre lo que consumen los inmigrantes en sanidad o en salud; cuando no se estigmatiza a todo el colectivo por conductas delictivas individuales. Sin embargo, no es frecuente escuchar opiniones sobre lo que recibimos de ellos; quiz¨¢ por efecto social de una pol¨ªtica de ocultaci¨®n y menosprecio, como la practicada en los ¨²ltimos a?os. Afortunadamente, ya comienzan a alzarse voces en este sentido; y en esa l¨ªnea deber¨¢n pronunciarse gobernantes, instituciones pol¨ªticas, organizaciones sociales, y tambi¨¦n deberemos hacerlo todos los que conocemos el trabajo y la dedicaci¨®n eficaz de tantas personas cercanas.
La inmigraci¨®n ha cambiado la realidad poblacional de nuestra comunidad de forma muy importante, contribuyendo de forma decisiva tambi¨¦n al equilibrio generacional. En los ¨²ltimos veinticinco a?os, la Comunidad Valenciana se ha enriquecido con la presencia entre nosotros de miles de personas procedentes de muchos lugares del planeta. Claro que ha habido disfunciones y problemas concretos; por otra parte inherentes a cualquier experiencia humana; y claro que este proceso debe quedar regulado y controlado con una aplicaci¨®n de la ley, generosa y humanitaria cuando as¨ª pueda hacerse, y rigurosa con quien la violente dolosamente. Pero nadie puede negar razonablemente el efecto positivo de este encuentro. Y precisamente, ahora que se afronta el debate para la reforma de la norma m¨¢xima de nuestra Comunidad, el Estatuto de Autonom¨ªa, es una buena oportunidad para incluir en el mismo el reconocimiento expreso a la importante aportaci¨®n de los inmigrantes. Un reconocimiento justo y necesario; pero tambi¨¦n eficaz instrumento pedag¨®gico para ir avanzando en el objetivo de hacer real lo que ya comienza a ser legal, o lo que es lo mismo, la integraci¨®n social de todos los inmigrantes.
Jos¨¦ Ram¨®n Ju¨¢niz Maya es abogado.
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