El canal bohemio de Par¨ªs

Escuchar jazz en directo, degustar la cocina casera francesa, tomar una buena copa de vino, andar en bici, pasear por la orilla con el agua casi al nivel de la calle o simplemente arrojar piedras sobre la tranquila corriente, tal como hac¨ªa Am¨¦lie en este mismo sitio en la pel¨ªcula de Jean-Pierre Jeunet. El viejo y c¨¢lido canal de Saint-Martin, escondido en los distritos del noreste de Par¨ªs y preservado del turismo masivo, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en uno de los principales puntos de encuentro entre los parisienses.

Esta estrecha y larga cinta de agua, que discurre a lo largo de 4,5 kil¨®metros -dos de ellos cubiertos- hasta desembocar en la margen derecha del Sena, est¨¢ poblada por j¨®venes que buscan su agradable y relajado ambiente bohemio. El tramo m¨¢s atractivo se extiende entre la zona de la Place de la R¨¦publique y la de la Place de Stalingrad, con paseos junto al agua y con la luz filtr¨¢ndose entre las altas copas de los ¨¢rboles. Buena parte del encanto de la zona lo conforman las tiendas, caf¨¦s, bares y bistr¨®s que han florecido a sus orillas. En muchos de estos sitios se puede disfrutar de buena m¨²sica en directo: jazz, pop, rock o chanson fran?aise.

El Quai de Valmy es uno de los epicentros de este barrio ¨²nico en Par¨ªs. Aqu¨ª se respira un ambiente moderno y alternativo en espacios que se extienden por ambos lados del canal. Como el bar indie L'Atmosph¨¨re, c¨¢lido y relajado punto de encuentro con m¨²sica de lo m¨¢s variada y repleto de humo. O el encantador bistr¨® Chez Prune, en la Rue Beaurepaire, uno de los m¨¢s populares del barrio, con buenos platos de comida casera francesa. Un peque?o puesto de ostras frescas en la puerta durante la temporada es otra de las tentaciones de esta esquina.

El canal tambi¨¦n cobija modernas tiendas. Como Antoine et Lili, en la Rue Lucien Sampaix. Inconfundible con sus rabiosos colores, rosa, verde y amarillo, que diferencian las tres zonas en que est¨¢ dividida: ropa de dise?o, una tienda de decoraci¨®n y un restaurante. Todo en una misma esquina, que de noche se convierte en una fiesta de bombillas de colores. Desde el rom¨¢ntico puente peatonal de hierro que cruza el canal a esta altura se consiguen algunas de las mejores vistas.

Dos puentes giratorios, varios peatonales y nueve esclusas forman parte de los encantos de este canal, compleja obra de ingenier¨ªa. Su construcci¨®n comenz¨® con Napole¨®n Bonaparte en 1805 y concluy¨® en 1825. Junto con otros canales, como el de Saint-Denis y el d'Ourcq, formaba parte de una red que facilitaba el transporte de mercanc¨ªas desde el campo hasta el centro de Par¨ªs. Todav¨ªa hoy circulan algunas embarcaciones, convirtiendo en un espect¨¢culo la apertura de las esclusas y el movimiento de los puentes giratorios.

Desde su creaci¨®n, la imagen buc¨®lica del canal ha atra¨ªdo a los artistas. En el siglo XIX, pintores de la talla de Alfred Sisley plasmaron en el lienzo los encantos de esta v¨ªa de agua, entonces en la periferia de la ciudad. Este impresionista brit¨¢nico realiz¨® una serie de pinturas, entre ellas el cuadro The St. Martin Canal in Paris, que retrata el movimiento de los peque?os barcos de madera transportando mercanc¨ªas, que atracaban en las orillas arboladas.

Ya en el siglo XX, el canal fue escenario de uno de los cl¨¢sicos del cine franc¨¦s. Hotel du Nord, dirigida por Marcel Carn¨¦ y protagonizada por las estrellas Arletty y Louis Jouvet, marc¨® una ¨¦poca tras su estreno en 1938. El hotel du Nord se encuentra a¨²n hoy sobre el Quai de Jemmapes. En la actualidad es un c¨¢lido bistr¨® que conserva el encanto de los a?os previos a la guerra donde se puede escuchar m¨²sica en directo.

El canal ha cautivado tambi¨¦n a figuras literarias como el escritor argentino Julio Cort¨¢zar, que fij¨® residencia muy cerca de este barrio, en el n¨²mero 4 de la Rue Martel. El canal era uno de sus espacios predilectos y qued¨® plasmado en pasajes de su obra literaria. Junto a las barcazas es donde se besan el protagonista y la Maga en su novela Rayuela.

Domingos de ambiente

Durante los fines de semana, el barrio cobra mayor vida. Cuando el clima acompa?a, las calles junto al canal se siembran de terrazas. Grupos de j¨®venes toman las orillas e improvisan comidas y cenas al aire libre de lo m¨¢s variadas, desde una simple bebida hasta una elaborada producci¨®n con mantel, quesos, pan y copas de vino, sentados junto al agua con la luz de las farolas y de los bares.

Los domingos, cuando se corta el tr¨¢fico, las calles y orillas se pueblan de ciclistas y patinadores. Tambi¨¦n aumenta la circulaci¨®n de embarcaciones. Pues otra forma de transitar el canal es a trav¨¦s del agua. Existen recorridos en barco, en un circuito que parte desde el puerto de la plaza de la Bastilla y culmina a la altura del interesante centro tecnol¨®gico de exposiciones del Parc de la Vilette.

Resulta dif¨ªcil imaginar que este maravilloso escenario estuvo a punto de desaparecer debajo de una autopista. En los a?os sesenta, un proyecto vial amenaz¨® con sepultar el canal, algo que la airada protesta de los vecinos logr¨® evitar. Luego, el barrio qued¨® en el olvido, hasta que en los noventa se produjo su ascenso mete¨®rico. Ahora, un estudio con vistas al canal puede costar tanto como en las mejores partes de Par¨ªs.

No hay que dejar el barrio sin visitar otra de las joyas escondidas en esta zona de Par¨ªs: el hospital de Saint-Louis, el segundo que se construy¨® en la ciudad, a finales del siglo XVI. Ubicado a pocas calles del canal, este complejo a¨²n en funcionamiento es un monumento hist¨®rico de Par¨ªs que re¨²ne un conjunto de exquisitos edificios antiguos. Vale la pena perderse por los senderos interiores y descubrir la arquitectura de los patios ajardinados, que guardan un magn¨ªfico equilibrio.